viernes, 1 de octubre de 2010

Miércoles, 27 de octubre de 2010

PERSEVERANCIA Y OBEDIENCIA

PRIMERA LECTURA
EFESIOS 6, 1-9

“SOMOS NO COMO QUIEN SIRVE A HOMBRES, SINO COMO SERVIDORES DE CRISTO”

Hijos, obedezcan a sus padres como agrada al Señor, porque esto es justo. El primer mandamiento que contiene una promesa es este: "Honra a tu padre y a tu madre, para que seas feliz y vivas una larga vida en la tierra. "
Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino más bien edúquenlos con la disciplina y la instrucción que quiere el Señor.
Esclavos, obedezcan ustedes a los que aquí en la tierra son sus amos. Háganlo con respeto, temor y sinceridad de corazón, como si estuvieran sirviendo a Cristo. Sírvanles, no solamente cuando ellos los están mirando, para quedar bien con ellos, sino como siervos de Cristo, haciendo sinceramente la voluntad de Dios. Realicen su trabajo de buena gana, como un servicio al Señor y no a los hombres. Pues deben saber que cada uno, sea esclavo o libre, recibirá del Señor según lo que haya hecho de bueno.
Y ustedes, amos, pórtense del mismo modo con sus siervos, sin amenazas. Recuerden que tanto ustedes como ellos están sujetos al Señor que está en el cielo, y que él no hace discriminaciones.

REFLEXIÓN
El Reino de Dios se abre para todos los pueblos de la tierra, todos son convocados, incluso los que antes se tenían por más alejados del proyecto del Señor, pero es necesario comprometernos en el trabajo por nuestra salvación no sea que nos pase como aquellos que llegaron cuando la puerta se había cerrado; no es que Dios haga exclusiones, sino que nuestra desidia puede hacernos perder la invitación amparados en falsas seguridades o confiando quizá en nuestros méritos. Algo de lo que podemos hacer en ese esfuerzo por vivenciar el Reino de Dios es asumir para la vida de cada día los consejos que nos da el apóstol Pablo. Son recomendaciones que muestran el espíritu cristiano dentro de las relaciones sociales y familiares. A la luz de la mentalidad de hoy podríamos entender en la lectura una justificación del esclavismo y las desigualdades, pero el mensaje no es ese sino el de resaltar el valor de la obediencia, el del buen comportamiento, que sólo puede traer bendiciones.

R: El Señor es fiel a sus palabras.

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 13, 22-30

“VENDRÁN DE ORIENTE Y OCCIDENTE AL REINO DE DIOS”

En su camino a Jerusalén, Jesús enseñaba en los pueblos y aldeas por donde pasaba. Uno le preguntó:
Señor, ¿son pocos los que se salvan?
Y él contestó:
Procuren entrar por la puerta angosta; porque les digo que muchos querrán entrar, y no podrán. Después que el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, ustedes, los que están afuera, llamarán y dirán: 'Señor, ábrenos. 'Pero él les contestará: 'No sé de dónde son ustedes. 'Entonces comenzarán ustedes a decir: 'Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras calles. 'Pero él les contestará: 'No sé de dónde son ustedes. ¡Apártense de mí, malhechores! 'Entonces vendrán el llanto y la desesperación, al ver que Abraham, Isaac, Jacob y todos los profetas están en el reino de Dios, y que ustedes son echados fuera. Porque va a venir gente del norte y del sur, del este y del oeste, para sentarse a comer en el reino de Dios. Entonces algunos de los que ahora son los últimos serán los primeros, y algunos que ahora son los primeros serán los últimos.

REFLEXIÓN
En el evangelio de hoy Jesús exhorta a sus interlocutores para que se esfuercen en tomar conciencia de las exigencias que implica seguirlo: capacidad de transformar la vida mediante el arrepentimiento y la reconciliación, total fidelidad a Él y su proyecto y optar por la puerta estrecha, por el camino de la liberación del ser humano.
No basta hoy realmente beber y comer ocasionalmente con Jesús (Eucaristía); es necesario compartir su vida y destino, cuyo símbolo es la comunión de la mesa con los humildes y sencillos. Es decir, el Reino de Dios es para Jesús un banquete donde todos nos reconozcamos como seres humanos con dignidad con derechos y deberes; hombre y mujeres que vayan más allá de las fronteras del color, la raza, religión, color político o nación y que abran las puertas del reino a toda persona.
Indudablemente quienes no quieren compartir el proyecto y destino de Jesús, no participan de su banquete de justicia, solidaridad y misericordia. Y es que la salvación no es un asunto de exclusión de los malos, los extranjeros, los huérfanos, las viudas, los pecadores, los niños y los ancianos. La salvación es una buena noticia para todos y los más afligidos y marginados tienen su lugar predilecto.

PARA REFLEXIONAR
¿Cuáles son los parámetros con las que me rijo en mis relaciones familiares, eclesiales y sociales?

ORACIÓN
Señor, queremos hacer tu voluntad, que la oración se convierta en el motor de nuestros actos, que podamos hacer coherencia entre nuestra espiritualidad y las acciones. Amén.

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