“LIBERADOS PARA SER LIBRES”
PRIMERA LECTURA
GÁLATAS 4, 22-31, 5,1
“NO SOMOS HIJOS DE LA ESCLAVA, SINO DE LA MUJER LIBRE”
Pues dice que Abraham tuvo dos hijos: uno de una esclava, y el otro de su propia esposa, que era libre. El hijo de la esclava nació de modo puramente humano; pero el hijo de la libre nació para que se cumpliera lo que Dios había prometido. Esto tiene un sentido simbólico; las dos mujeres representan dos alianzas: una es la del monte Sinaí, y está representada por Agar, que fue la madre del que habría de ser esclavo. Pues Agar representa el monte Sinaí, en Arabia, que corresponde a la actual Jerusalén, ya que esta ciudad está sometida a esclavitud junto con sus hijos. Pero la Jerusalén celestial es libre, y nosotros somos hijos suyos. Porque la Escritura dice:
"Alégrate, mujer estéril, tú que no tienes hijos; grita de alegría, tú que no conoces los dolores de parto. Porque la mujer que fue abandonada tendrá más hijos que la mujer que tiene esposo."
Hermanos, ustedes son como Isaac: son los hijos que Dios había prometido. Pero así como en aquel tiempo el hijo que nació de modo puramente humano perseguía al hijo que nació por obra del Espíritu, así sucede también ahora. Pero ¿qué dice la Escritura? Pues dice: "Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque el hijo de la esclava no puede compartir la herencia con el hijo de la libre." De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre.
La libertad cristiana
Cristo nos dio libertad para que seamos libres. Por lo tanto, manténganse ustedes firmes en esa libertad y no se sometan otra vez al yugo de la esclavitud.
REFLEXIÓN
Aunque parezca un poco redundante el título, es así, en Cristo fuimos liberados, pero como sucede a menudo, lo verdaderamente importante no lo vemos y lo despreciamos para quedarnos con lo de menos importancia o valor. Para comprender el sentido del pasaje de la carta a los Gálatas nos puede ayudar un poco la reflexión del evangelio de ayer. En el extranjero que sintiéndose libre de las ataduras de la ley regresó a Jesús y lo reconoció como Salvador se representan los hijos de la mujer libre. San Pablo, siendo gran conocedor de la Escritura, hace una interpretación alegórica de la historia de Abraham para insistir que es en Cristo que encontramos la libertad.
Agar, la esclava, dio a luz un hijo nacido por las fuerzas humanas, pero Sara, la que era estéril, dio a luz a Isaac como fruto de una bendición especial de Dios, del cual prometió una descendencia de seres libres. Los cristianos nos injertamos en la herencia de la mujer libre, hacemos parte de la Jerusalén nueva y celestial porque en el Espíritu de Cristo fuimos sacados del dominio de toda atadura para vivir según la única y plena ley del amor.
R. Bendito sea el nombre del Señor por siempre
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 11.29-32
“AQUÍ HAY ALGUIEN MAYOR DE JONAS”
Algunos piden una señal milagrosa
La multitud seguía juntándose alrededor de Jesús, y él comenzó a decirles: "La gente de este tiempo es malvada; pide una señal milagrosa, pero no va a dársele más señal que la de Jonás. Pues así como Jonás fue una señal para la gente de Nínive, también el Hijo del hombre será una señal para la gente de este tiempo. En el día del juicio, cuando se juzgue a la gente de este tiempo, la reina del Sur se levantará y la condenará; porque ella vino de lo más lejano de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y lo que hay aquí es mayor que Salomón. También los de Nínive se levantarán en el día del juicio, cuando se juzgue a la gente de este tiempo, y la condenarán; porque los de Nínive se volvieron a Dios cuando oyeron el mensaje de Jonás, y lo que hay aquí es mayor que Jonás.
REFLEXIÓN
El evangelio continúa poniendo ejemplo de extranjeros que fueron más disponibles para acoger el mensaje que Dios comunicaba por medio de sus enviados. Esto debía resultar hasta ofensivo para un israelita que estuviera oyendo, ellos se sentían como el verdadero y único pueblo de Dios, sin embargo, siempre fueron duros para entender y aceptar las señales y acoger los mensajes de los profetas; ahora tienen en medio al Hijo de Dios, la máxima manifestación del Creador de todo, pero no lo reconocen y piden una señal “milagrosa”. El evangelio de hoy nos quiere mostrar la importancia de la proclamación de la Palabra de Dios hecha por Jonás, que se encuentra en sintonía con la exigencia de mantenerse en la constante escucha de la palabra divina proclamada y puesta en práctica por Jesús. En este sentido, la discusión que ha tenido Jesús sobre el origen y el poder de su autoridad no puede estar fundamentada en señales mágicas como esperaban sus oyentes. Es más, el paralelismo entre Jesús y Jonás tiene un sentido más profundo: ambos fueron enviados para anunciar el juicio de Dios que provoca la necesidad histórica del arrepentimiento y la conversión. Sólo que en este caso la misión de Jesús es superior a la Jonás y a la de Salomón. La novedad de Jesús está en que por la consumación del proyecto del Padre entrega libremente su propia vida.
Quizá seamos también nosotros hoy una “generación perversa”, nos vemos envueltos en la tentación de creer solo por los “milagros”, sin reconocer todo lo que ya tenemos, como el milagro de la vida; queremos profetas pero rechazamos a quien el nombre de Dios desestabiliza nuestros acomodamientos egoístas, incluso no reconocemos al mismo señor Jesús presente aquí. Una fe basada solamente en las emociones y en los milagros alimenta la curiosidad pero no la verdadera vida y crecimiento espiritual en la fe misma.
PARA REFLEXIONAR
¿Qué significa para mí ser libre en Cristo?
¿De qué se alimenta mi fe y mi vida cristiana?
ORACIÓN
Que pueda hoy escuchar tu bendita Palabra, que por la acción de tu Espíritu pueda acogerla en mi corazón, que pueda estar dispuesto(a) a todo por seguirte y servirte, que pueda gozarme en ti y morir en ti. Amén.
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