viernes, 1 de octubre de 2010

Miércoles, 13 de octubre de 2010

LOS FRUTOS DE LA CARNE Y LOS DEL ESPIRITU

PRIMERA LECTURA
GALATAS 5, 18-25

“LOS QUE SON DE CRISTO HAN CRUCIFICADO TODA LA LEY ANTIGUA”

Pero si el Espíritu los guía, entonces ya no estarán sometidos a la ley.
Es fácil ver lo que hacen quienes siguen los malos deseos: cometen inmoralidades sexuales, hacen cosas impuras y viciosas, adoran ídolos y practican la brujería. Mantienen odios, discordias y celos. Se enojan fácilmente, causan rivalidades, divisiones y partidismos. Son envidiosos, borrachos, glotones y otras cosas parecidas. Les advierto a ustedes, como ya antes lo he hecho, que los que así se portan no tendrán parte en el reino de Dios.

En cambio, lo que el Espíritu produce es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. Contra tales cosas no hay ley. Y los que son de Cristo Jesús, ya han crucificado la naturaleza del hombre pecador junto con sus pasiones y malos deseos. Si ahora vivimos por el Espíritu, dejemos también que el Espíritu nos guíe.

REFLEXIÓN
San Pablo considera la persona como un campo de batalla donde dos fuerzas opuestas libran un combate, ellas, son: la fuerza del instinto y la fuerza del Espíritu. El instinto mata la libertad y lleva a la esclavitud de los vicios que enumera esta primera lectura. El Espíritu, por el contrario, produce solo frutos de amor. Al hacernos discípulos de Cristo, optamos por la nueva ley interior del amor que brota de la acción del Espíritu.
Los frutos del Espíritu Santo nacen en nosotros espontáneamente, en contraposición de la dictadura del pecado, que desde el interior quiere hacernos actuar, obligándonos al cumplimiento de las normas, presionándonos a actuar más por los criterios de la recompensa y del castigo. Los dones están dados para que los acojamos, pero siempre en libertad, hoy nos corresponde decidir si obedecemos a los instintos o al Espíritu.

R. El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 11, 42-46

“HAY DE USTEDES FARISEOS HIPÓCRITAS”

"¡Ay de ustedes, fariseos!, que separan para Dios la décima parte de la menta, de la ruda y de toda clase de legumbres, pero no hacen caso de la justicia y el amor a Dios. Esto es lo que deben hacer, sin dejar de hacer lo otro.
"¡Ay de ustedes, fariseos!, que quieren tener los asientos de honor en las sinagogas, y que desean que la gente los salude con todo respeto en las calles.
"¡Ay de ustedes, que son como sepulcros ocultos a la vista, los cuales la gente pisa sin saberlo!"

Le contestó entonces uno de los maestros de la ley:
Maestro, al decir esto nos ofendes también a nosotros.

Pero Jesús dijo:
¡Ay de ustedes también, maestros de la ley!, que cargan sobre los demás cargas que nadie puede soportar, y ustedes ni siquiera con un dedo quieren tocarlas.

REFLEXIÓN
En el evangelio de hoy, nos presenta la discusión de Jesús con los fariseos y los letrados. Los primeros versos, se podría decir que hacen referencia a lo que hoy llamamos la “justicia social”. El cumplimiento de la ley en cosas mínimas, o incluso en otras más grandes, no justifica de ningún modo nuestra obligación con el prójimo que pide nuestra ayuda y clama para que se haga justicia. Ser sepulcro significa convertirse en foco de contaminación, en eso se convierte toda persona que cree que no necesita de Dios ni de los demás, que cierra las puertas de su vida, aunque por fuera parezca muy buena y pura.
Los doctores de la ley fariseos se ufanaban de ser los guardianes de la fe, pero en realidad solo eran tiranos que imponían pesadas cargas con las cuales ni ellos mismos podían. Estas palabras no están dichas para un grupo del pasado, sino que nos lleva a reflexionar sobre nuestra conducta diaria. A veces buscamos la felicidad en el reconocimiento que otros hagan de nuestras obras, juzgamos con gran facilidad los pequeños errores de otros y no miramos nuestra gran falta de integridad de vida. Por tanto la comunidad cristiana, cuestionada por el mensaje de Jesús hoy, está llamada a reflexionar y cuestionar sus más profundas motivaciones y actitudes, preguntándose si hay signos de prepotencia, hipocresía, vanidad, egoísmo, interés y posiciones absolutas.

PARA REFLEXIONAR
¿A juzgar por la lista de vicios o frutos que enumera pablo en la primera lectura, cómo me encuentro yo, en mi vida actúo más según la carne o el Espíritu?

ORACIÓN
Señor Jesús, dame coherencia para vivir como tú me pides, para que se den frutos de tu amor en mí, para que lo que haga esté en consonancia con lo que digo, lo que piense y lo que sienta. Amén.

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