jueves, 1 de septiembre de 2011

Miércoles, 28 de septiembre de 2011

“EL DESAPEGO ES LA CONDICIÓN DEL DISCÍPULO FIEL”
PRIMERA LECTURA
NEHEMÍAS 2,1-8


“QUIERO RECONSTRUIR MI CIUDAD”


Yo era entonces copero del rey Artajerjes. Y un día del mes de Nisán, en el año veinte de su reinado, mientras yo le servía vino, el rey me vio tan triste que me preguntó:
--Te veo muy triste. ¿Qué te pasa? No pareces estar enfermo, así que has de tener algún problema.
En ese momento sentí un gran temor, y le dije al rey:
--¡Viva siempre Su Majestad! ¿Y cómo no he de verme triste, si la ciudad donde están las tumbas de mis padres se halla en ruinas y sus puertas han sido quemadas?
--¿Qué puedo hacer por ti? --preguntó el rey.
Entonces me encomendé al Dios del cielo, y respondí al rey:
--Si a Su Majestad le parece bien, y si he alcanzado su favor, pido a Su Majestad que me mande a Judá, a la ciudad donde están enterrados mis padres, para que yo la reconstruya.
El rey, a cuyo lado estaba sentada la reina, me contestó:
--¿Cuánto tiempo durará tu viaje? ¿Cuándo volverás?
Yo le indiqué la fecha, y él aceptó dejarme ir. Además le dije que, si lo estimaba conveniente, se me diera una orden por escrito dirigida a los gobernadores al oeste del río Éufrates, para que me dejaran pasar libremente hasta llegar a Judá; y otra orden escrita para que Asaf, el guardabosques del rey, me diera madera para recubrir las puertas de la ciudadela del templo, así como para la muralla de la ciudad y para la casa donde yo tenía que vivir. Y el rey me lo concedió todo porque yo contaba con la bondadosa ayuda de mi Dios.

REFLEXIÓN
El sencillo relato de la primera lectura de hoy nos permite asomarnos al alma generosa y noble de un hombre que, desde su condición de laico, tuvo un papel no pequeño en las iniciativas de reconstrucción de Jerusalén después del destierro a Babilonia. Se llama Nehemías.

Para apreciar qué riesgos y qué desprendimientos hubo de asumir el corazón de Nehemías, conviene recordar que la situación de los desterrados, si bien triste desde el punto de vista de la fe, no era ya desesperada, muchos de ellos habían establecido comunidades de mutua ayuda y pequeñas empresas de familia, y empezaban a prosperar, también económicamente, en los mercados más abiertos y nutridos del reino persa donde ahora se encontraban.


Miremos a Nehemías, tenía muchas razones para quedarse tranquilo, tenía un puesto sobresaliente en la corte del rey: era el "copero mayor", un cargo de confianza; el copero era el que mejor conocía los gustos del rey, y además, era el que protegía la vida del rey frente a envenenamientos siempre posibles.


Pero Nehemías pone por encima su amor al Señor, su dolor por las ruinas de Jerusalén, sobre su comodidad, como nos dice el salmo hoy: "¡Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti, si no te pongo, Jerusalén, por encima de mi propia alegría!" (Sal 137,6). Eso fue lo que hizo Nehemías: puso a Jerusalén por encima de su propia alegría! Estaba triste, teniendo aparentemente todas las razones para sentirse feliz; estaba desolado... porque Jerusalén estaba asolada y tomo la decisión de renunciar a su realidad, su comodidad y marchar a la reconstrucción.


Pidamos, pues nosotros, al Señor que nos regale la fidelidad y la audacia de Nehemías, para permanecer en la brecha, para no dar la espalda, para arriesgar algo y todo por la gloria del Cristo, para desinstalarnos y salir a cumplir la misión.


SALMO RESPONSORIAL: 136
R./ Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti.

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 9, 57-62


“TE SEGUIRÉ ADONDE VAYAS”

Mientras iban de camino, un hombre le dijo a Jesús:
--Señor, deseo seguirte a dondequiera que vayas.
Jesús le contestó:
--Las zorras tienen cuevas y las aves tienen nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde recostar la cabeza.
Jesús le dijo a otro
Sígueme.
Pero él respondió:
--Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre.
Jesús le contestó:
--Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve y anuncia el reino de Dios.
Otro le dijo:
--Señor, quiero seguirte, pero primero déjame ir a despedirme de los de mi casa.
Jesús le contestó:
--El que pone la mano en el arado y sigue mirando atrás, no sirve para el reino de Dios.

REFLEXIÓN
Ahora que hemos leído detenidamente a Lucas desde el capítulo 5 hasta el fin del capítulo 9 comprendemos mejor por qué se ubica el texto del seguimiento radical a Jesús en este lugar del evangelio, o en esta parte del camino. La emoción que suscita la personalidad de Jesús conduce a expresiones como ésta: “Te seguiré a donde vayas”, y, si el lugar de destino es la muerte en el patíbulo, seguirá en pie la oferta.
La misión por el Reino de Dios es asumida ahora por quienes lo han seguido, escuchado y han asimilado sus enseñanzas. Ahora es Jesús quien ratifica su llamado a quienes lo siguen; quiere saber con quiénes cuenta hasta el final, pues con razón presiente que se irá quedando solo. La opción por el Reino amplía la familia y crea una nueva forma de lazos familiares y de fraternidad. El seguirle implica desapego, desprendimiento, por esta razón los operarios que aún añoran su antiguo estilo de vida familiar no son aptos para el Reino de Dios.
Jesús radicaliza su ministerio público, ahora va al corazón de cada uno de los que le siguen, allí radica la fuerza para asumir el reto que les espera.


PARA REFLEXIONAR
¿Cuáles son las exigencias que hoy nos presenta Jesús para seguirlo?¿Qué debería dejar para seguir a Jesús? ¿Me cuesta el desprendimiento?


ORACIÓN
Señor nos has llamado, ayúdanos a ir prestos y ponernos en camino conforme a tu llamado, a darte prioridad en nuestra vida, a desinstalarnos y apartarnos de las situaciones confortables para saber mirar las preocupaciones de nuestros hermanos y trabajar con ellos para solucionarlas. Amén.

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