“DEBEMOS GOZARNOS EN EL SEÑOR”
PRIMERA LECTURA
COLOSENSES 1,15-20
COLOSENSES 1,15-20
“TODO FUE CREADO POR ÉL Y PARA EL REINO DE SU HIJO QUERIDO”
Cristo es la imagen visible de Dios, que es invisible; es su Hijo primogénito, anterior a todo lo creado. En él Dios creó todo lo que hay en el cielo y en la tierra, tanto lo visible como lo invisible, así como los seres espirituales que tienen dominio, autoridad y poder. Todo fue creado por medio de él y para él. Cristo existe antes que todas las cosas, y por él se mantiene todo en orden. Además, Cristo es la cabeza de la iglesia, que es su cuerpo. Él, que es el principio, fue el primero en resucitar, para tener así el primer puesto en todo. Pues en Cristo quiso residir todo el poder divino, y por medio de él Dios reconcilió a todo el universo ordenándolo hacia él, tanto lo que está en la tierra como lo que está en el cielo, haciendo la paz mediante la sangre que Cristo derramó en la cruz.
REFLEXIÓN
Una de las particularidades de la Carta a los Colosenses, que hemos venido leyendo en la primera lectura de estos días, es esa maravillosa amplitud de perspectiva que nos abre, invitándonos a contemplar la grandeza de Jesucristo y sus resonancias en el cosmos entero y en el conjunto de la historia humana.
Hay el peligro, en efecto, de reducir a Cristo al mundo de lo intimo y dentro de lo intimo, al área aún más reducida de lo emocional o sentimental, como si la salvación fuera únicamente una sensación, un acontecimiento inverificable que debe quedar confinado a la esfera de lo subjetivo. Incluso algunos creyentes, o que lo fueron, y algunos teólogos, o que querrían serlo, propugnan por una Iglesia invisible; una Iglesia que no le estorbe ni le fastidie al mundo; una Iglesia que no despierte oposición y que no hiera la sensibilidad de quienes tienen otras cosas que predicar y otros cielos que ofrecer. Frente a todos ellos, la Carta a los Colosenses nos ofrece, con trazos vigorosos, el rostro de un Cristo que no vino al mundo a pasear, ni a dar consejos dulces sobre cómo portarse bien, o de como ser una buena persona. Algo muy serio reclamó el sacrificio de Jesús, algo muy serio estaba en ese Corazón que por nosotros entregó su último latido.
En Cristo todo ha tenido su verdadero comienzo, es Él el que da sentido a las cosas, todo adquiere su consistencia, todo tiene su desenlace, sólo en Él podemos encontrar la clave para entender la lógica de nuestro Dios, y podremos descubrir que nuestra vida no esta condenada al absurdo, al fracaso, sino que cada uno de nuestros días está en manos de nuestro creador, nada vale la pena sin él. El mundo mismo es incomprensible e invivible sin Cristo, la vida no es vida, sino muerte progresiva sin Cristo, sólo con Cristo encontraremos la plenitud de la vida y sólo resucitaremos con Él.
Una de las particularidades de la Carta a los Colosenses, que hemos venido leyendo en la primera lectura de estos días, es esa maravillosa amplitud de perspectiva que nos abre, invitándonos a contemplar la grandeza de Jesucristo y sus resonancias en el cosmos entero y en el conjunto de la historia humana.
Hay el peligro, en efecto, de reducir a Cristo al mundo de lo intimo y dentro de lo intimo, al área aún más reducida de lo emocional o sentimental, como si la salvación fuera únicamente una sensación, un acontecimiento inverificable que debe quedar confinado a la esfera de lo subjetivo. Incluso algunos creyentes, o que lo fueron, y algunos teólogos, o que querrían serlo, propugnan por una Iglesia invisible; una Iglesia que no le estorbe ni le fastidie al mundo; una Iglesia que no despierte oposición y que no hiera la sensibilidad de quienes tienen otras cosas que predicar y otros cielos que ofrecer. Frente a todos ellos, la Carta a los Colosenses nos ofrece, con trazos vigorosos, el rostro de un Cristo que no vino al mundo a pasear, ni a dar consejos dulces sobre cómo portarse bien, o de como ser una buena persona. Algo muy serio reclamó el sacrificio de Jesús, algo muy serio estaba en ese Corazón que por nosotros entregó su último latido.
En Cristo todo ha tenido su verdadero comienzo, es Él el que da sentido a las cosas, todo adquiere su consistencia, todo tiene su desenlace, sólo en Él podemos encontrar la clave para entender la lógica de nuestro Dios, y podremos descubrir que nuestra vida no esta condenada al absurdo, al fracaso, sino que cada uno de nuestros días está en manos de nuestro creador, nada vale la pena sin él. El mundo mismo es incomprensible e invivible sin Cristo, la vida no es vida, sino muerte progresiva sin Cristo, sólo con Cristo encontraremos la plenitud de la vida y sólo resucitaremos con Él.
SALMO RESPONSORIAL: 99
R./ Entren en la presencia del Señor con vítores
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 5,33-39
R./ Entren en la presencia del Señor con vítores
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 5,33-39
“LLEGARÁ EL DIA EN QUE SE LLEVEN AL NOVIO Y ENTONCES AYUNARÁN”
Le dijeron a Jesús:
--Los seguidores de Juan y de los fariseos ayuna mucho y hacen muchas oraciones, pero tus discípulos siempre comen y beben.
Jesús les contestó:
--¿Acaso pueden ustedes hacer ayunar a los invitados a una boda, mientras el novio está con ellos? Pero llegará el momento en que se lleven al novio; cuando llegue ese día, entonces sí ayunarán.
También les puso esta comparación:
--Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar un vestido viejo. Si lo hace así, echa a perder el vestido nuevo; además, el pedazo nuevo no quedará bien con el vestido viejo. Ni tampoco se echa vino nuevo en cueros viejos, porque el vino nuevo hace que se revienten los cueros, y tanto el vino como los cueros se pierden. Por eso hay que echar el vino nuevo en cueros nuevos. Y nadie que toma el vino añejo quiere después el nuevo, porque dice: 'El añejo es más sabroso.'
REFLEXIÓN
Siguiendo el hilo conductor de la narración lucana, podemos ir armando el cuadro general de la predicación de Jesús, que está anclado en la realidad, la cotidianidad a partir de comparaciones sencillas y expresivas, con un profundo sentido de vida y sobre todo de verdad.
A partir de un cuestionamiento a él y a sus discípulos por su forma de comportarse, aprovecha para darnos una instrucción sencilla y profunda. La comparación del pedazo de tela nuevo y del odre nuevo.
El ayuno y la penitencia, prácticas religiosas comunes y obligatorias en tiempos de Jesús, son replanteados y dejados a un lado por Jesús y sus seguidores. Ésta es la raíz del cuestionamiento lanzado a Jesús y a la vez la oportunidad para expresar el mensaje.
El trozo de tela nuevo que rompe el vestido viejo, es la imagen usada por Jesús para expresar las implicaciones del cambio propuesto por el maestro. Las novedades del Reino exigen nuevas personas, nuevas estructuras, nuevos sentimientos. Las exigencias y consecuencias de este cambio se refuerzan con el ejemplo del vino nuevo que requiere odres nuevos, de lo contrario se echa a perder todo.
--Los seguidores de Juan y de los fariseos ayuna mucho y hacen muchas oraciones, pero tus discípulos siempre comen y beben.
Jesús les contestó:
--¿Acaso pueden ustedes hacer ayunar a los invitados a una boda, mientras el novio está con ellos? Pero llegará el momento en que se lleven al novio; cuando llegue ese día, entonces sí ayunarán.
También les puso esta comparación:
--Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar un vestido viejo. Si lo hace así, echa a perder el vestido nuevo; además, el pedazo nuevo no quedará bien con el vestido viejo. Ni tampoco se echa vino nuevo en cueros viejos, porque el vino nuevo hace que se revienten los cueros, y tanto el vino como los cueros se pierden. Por eso hay que echar el vino nuevo en cueros nuevos. Y nadie que toma el vino añejo quiere después el nuevo, porque dice: 'El añejo es más sabroso.'
REFLEXIÓN
Siguiendo el hilo conductor de la narración lucana, podemos ir armando el cuadro general de la predicación de Jesús, que está anclado en la realidad, la cotidianidad a partir de comparaciones sencillas y expresivas, con un profundo sentido de vida y sobre todo de verdad.
A partir de un cuestionamiento a él y a sus discípulos por su forma de comportarse, aprovecha para darnos una instrucción sencilla y profunda. La comparación del pedazo de tela nuevo y del odre nuevo.
El ayuno y la penitencia, prácticas religiosas comunes y obligatorias en tiempos de Jesús, son replanteados y dejados a un lado por Jesús y sus seguidores. Ésta es la raíz del cuestionamiento lanzado a Jesús y a la vez la oportunidad para expresar el mensaje.
El trozo de tela nuevo que rompe el vestido viejo, es la imagen usada por Jesús para expresar las implicaciones del cambio propuesto por el maestro. Las novedades del Reino exigen nuevas personas, nuevas estructuras, nuevos sentimientos. Las exigencias y consecuencias de este cambio se refuerzan con el ejemplo del vino nuevo que requiere odres nuevos, de lo contrario se echa a perder todo.
ORACIÓN
Padre del cielo, me dirijo a Ti para pedir tu misericordia pues reconozco que las distracciones del mundo me llevan a olvidarme por momentos de ti y de tus bendiciones, que sepa siempre entender que eres el único que le puede dar verdadero sentido a mi vida, que eres tu mi todo y sin ti no hay nada, que eres mi esperanza y la plenitud de mi vida. Amén.
Padre del cielo, me dirijo a Ti para pedir tu misericordia pues reconozco que las distracciones del mundo me llevan a olvidarme por momentos de ti y de tus bendiciones, que sepa siempre entender que eres el único que le puede dar verdadero sentido a mi vida, que eres tu mi todo y sin ti no hay nada, que eres mi esperanza y la plenitud de mi vida. Amén.
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