jueves, 1 de septiembre de 2011

Domingo, 25 de septiembre de 2011

“EL SEÑOR ES JUSTO CON SU PUEBLO”


La parábola de los obreros de la viña (20,1-16), que leímos el domingo pasado, nos hablaba de la Viña de Dios y cómo salía a buscar obreros comprometidos con ella, puso de relieve que el actuar de Dios no está determinado por el mérito humano sino por su soberana libertad y la bondad de su corazón. Hoy, en otra parábola ambientada también en la “viña”, la parábola “de los dos hijos” (20,28-32), Jesús nos enseña que “hacer” el querer de Dios Padre es un deber irrenunciable.

La Palabra nos invita a pensar en recapacitar, no es sólo lo que podemos cambiar sino que podemos mejorar. La conversión es posible; hoy puedes recapacitar; el resto de tu vida no existe todavía: tú lo llamarás a la existencia. Cambia tu mente, cambia tu corazón y cambiarán también tu vida y tus resultados.

PRIMERA LECTURA
EZEQUIEL 18,25-28



“CUANDO EL MALVADO SE CONVIERTA DE SU MALDAD, SALVARA SU VIDA”



Ustedes dirán que yo no estoy actuando con justicia; pero escucha, pueblo de Israel, ¿piensan ustedes que yo no estoy actuando bien? ¿No será más bien lo contrario, que son ustedes los que están actuando mal? Si el justo deja de hacer lo bueno y hace lo malo, morirá por culpa de sus malas acciones. Por el contrario, si el malvado se aparta de su maldad y hace lo que es recto y justo, salvará su vida. Si abre los ojos y se aparta de todas las maldades que había hecho, ciertamente vivirá y no morirá.



REFLEXIÓN
El profeta Ezequiel le llama la atención a su pueblo, envuelto en intrigas y completamente apartado por las permanentes conspiraciones contra el imperio babilonio. La situación era extremadamente precaria luego de la primera deportación en el año 597 a.c. Los líderes del pueblo habían sido obligados a marchar a tierras extranjeras y vivían en condiciones extremadamente precarias. La situación en Jerusalén era extremadamente volátil. La falta de discernimiento, la manipulación de los sentimientos patrióticos y el oportunismo de los nuevos líderes los dejaban a la merced de una nueva y devastadora intervención de Babilonia como efectivamente ocurrió en el año 587 a.c. En medio de tanta tensión, caos y confusión el profeta hace un llamado a la cordura y al buen juicio. La falsa consciencia religiosa estaba inflando los planes de las autoridades del Templo y de los altos funcionarios de la corte. Se consideraban a sí mismos propietarios de la salvación y personas más allá del ‘bien y del mal’. Ezequiel los llama a la humildad y la honestidad, al servicio al pueblo y a la justicia, pues, en nombre del bien de la patria no cesaban de cometer crímenes e injusticias que contradecían el fundamento de la alianza de Yahvé con su pueblo. Considerarse a si mismo justo, mientras se comenten las peores atrocidades no es sino un engaño inútil. El bien consiste en el respeto del derecho y en la práctica de la justicia.
SALMO RESPONSORIAL: 24
R./ Recuerda, Señor, que tu misericordia es eterna.

SEGUNDA LECTURA
FILIPENSES 2,1.11



“TENGAN ENTRE USTEDES LOS MISMOS SENTIMIENTOS DE CRISTO JESÚS”


Así que, si Cristo les ha dado el poder de animar, si el amor los impulsa a consolar a otros, si todos participan del mismo Espíritu, si tienen un corazón compasivo, llénenme de alegría viviendo todos en armonía, unidos por un mismo amor, por un mismo espíritu y por un mismo propósito. No hagan nada por rivalidad o por orgullo, sino con humildad, y que cada uno considere a los demás como mejores que él mismo. Ninguno busque únicamente su propio bien, sino también el bien de los otros.
Tengan unos con otros la manera de pensar propia de quien está unido a Cristo Jesús, el cual: Aunque existía con el mismo ser de Dios,no se aferró a su igualdad con él, sino que renunció a lo que era suyo y tomó naturaleza de siervo. Haciéndose como todos los hombres y presentándose como un hombre cualquiera, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, hasta la muerte en la cruz. Por eso Dios le dio el más alto honor y el más excelente de todos los nombres,para que, ante ese nombre concedido a Jesús, doblen todos las rodillas en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra, y todos reconozcan que Jesucristo es Señor,para gloria de Dios Padre.

REFLEXIÓN
Pablo nos muestra una realidad desde el interior de la comunidad cristiana. Los creyentes, por sus mismas buenas intenciones, están más expuestos a crearse una falsa conciencia religiosa que los lleve a considerarse superiores a los demás o definitivamente salvados. El único criterio para determinar la autenticidad de las prácticas cristianas es lo que Él llama ‘entrañas de misericordia’, o sea, el amor incondicional por aquellas personas excluidas y víctimas de la opresión y la miseria. Para Pablo, los cristianos no se pueden examinar únicamente a la luz de criterios piadosos, sino a la luz de la práctica de Jesús que actuó siempre en el mundo con profunda misericordia.



LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 21,28-32



“USTEDES, AÚN DESPUÉS DE VER, NO HAN CREÍDO”



--¿Qué opinan ustedes de esto? Un hombre tenía dos hijos, y le dijo a uno de ellos: 'Hijo, ve hoy a trabajar a mi viñedo.' El hijo le contestó: '¡No quiero ir!' Pero después cambió de parecer, y fue. Luego el padre se dirigió al otro, y le dijo lo mismo. Este contestó: 'Sí, señor, yo iré.' Pero no fue. ¿Cuál de los dos hizo lo que su padre quería?
--El primero --contestaron ellos.
Y Jesús les dijo:
--Les aseguro que los que cobran impuestos para Roma, y las prostitutas, entrarán antes que ustedes en el reino de los cielos. Porque Juan el Bautista vino a enseñarles el camino de la justicia, y ustedes no le creyeron; en cambio, esos cobradores de impuestos y esas prostitutas sí le creyeron. Pero ustedes, aunque vieron todo esto, no cambiaron de actitud para creerle.

REFLEXIÓN
Esta parábola plantea un dilema que pone al descubierto la práctica de sus oyentes y que, leída a la luz de los acontecimientos de la época de Jesús nos muestra cómo los que eran considerados pecadores por el aparato religioso eran, en realidad, los únicos atentos a la voz del profeta. La conversión no es un asunto de proclamas o de prolongados ejercicios piadosos, sino un llamado a la justicia, al discernimiento, a buscar la voluntad de Dios. Las palabras de Jesús herían la sensibilidad religiosa de sus contemporáneos, Jesús les habla a los sumos sacerdotes y ancianos del templo, que se consideraban auténticos seguidores de Dios e inigualables hombres de fe, porque colocaba delante de ellos el testimonio de aquellas personas que eran consideradas una lacra social: las prostitutas y los publicanos. Prostitutas y publicanos no sólo eran profesiones terriblemente despreciadas, sino que quienes las ejercían eran considerados personas inadmisibles entre la gente de bien. Jesús ridiculiza todas esas valoraciones lanzadas desde los pedestales del sistema religioso y muestra, con los hechos, que ni siquiera la presencia de un profeta tan grande como Juan Bautista es capaz de transformar las conciencias retrógadas y estériles de aquellos que se consideran salvados únicamente por el alto cargo que ejercen en el aparato religioso.
Y miremos que hicieron los hijos, ambos se contradicen a sí mismos, “dicen y no hacen”, pero se contraponen entre sí. El primero dice “no” pero su acción es “si”, el segundo dice “si” pero su acción fue un “no”. Pero el caso más dramático es el segundo, pues le llama a su papá “Señor” y a pesar de darle el título máximo de respeto le desobedece. ¿Pero cuál de los dos hijos hizo la voluntad del Padre?.
“El arrepentimiento” el recapacitar de los publicanos y prostitutas, se convierte en el modelo: la manera “justa” de actuar de quienes antes andaban en “mal camino”, debería traer la conversión de quienes se consideran buenos pero no llegan a los hechos, ni a la práctica. Una primera respuesta equivocada no es una decisión definitiva, es posible el cambio. La vida se endereza por la conversión con un proyecto de vida conducido por la escucha y puesta en práctica de la voluntad, nacida del corazón del Padre.



PARA REFLEXIONAR
¿Cómo valoro las respuestas de los dos hijos?, ¿Cuál es mi respuesta, al llamado del Padre?
¿Hay situaciones en mi vida donde respondo como estos hijos?
¿Qué significa para mí llevar la voluntad del Padre?

ORACIÓN
Oh Dios que manifiestas especialmente tu poder con el perdón y la misericordia, queremos poner delante de ti nuestra vida, tu nos conoces profundamente, sabes como somos, de que material estamos hechos y conoces nuestras debilidades. Cámbianos Señor, cambia nuestra manera de pensar y de actuar, que busquemos hacer siempre tu voluntad, que no nos consideremos mejores que los demás, ni más justos que otros, qué aprendamos a “hacer tu querer”, y entendamos que la salvación viene por gracia. Amén.

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