“PERDONAR PARA SER PERDONADO”
Tanto en los tiempos de Jesús como en nuestro tiempo el corazón del ser humano está tentado por el odio y la violencia. Cuando hay odio y rencor el sentimiento de venganza hace pres:a de nuestro corazón. No sólo se hace daño a otros sino que nos hacemos daño a nosotros mismos. Sólo el perdón auténtico, dado y recibido, será la fuerza capaz de transformar el mundo.
Las lecturas de hoy se centran en el tema del perdón. Una realidad que todos necesitamos pero que no todos nos sentimos capaces de otorgar a los demás. Seguimos, pues, en este día la enseñanza del verbo perdonar.
PRIMERA LECTURA
ECLESIÁSTICO 27,33-28-,9
Las lecturas de hoy se centran en el tema del perdón. Una realidad que todos necesitamos pero que no todos nos sentimos capaces de otorgar a los demás. Seguimos, pues, en este día la enseñanza del verbo perdonar.
PRIMERA LECTURA
ECLESIÁSTICO 27,33-28-,9
“¿CÓMO PUEDES GUARDAR RENCOR Y PEDIR SALUD AL SEÑOR?”
Ira y enojo son cosas detestables, pero del pecador nunca se apartan. Del vengativo se vengará el Señor y llevará estrecha cuenta de sus culpas. Perdona la ofensa a tu prójimo, y se te perdonarán los pecados cuando lo pidas. ¿Cómo puede un hombre guardar rencor a otro y pedir la salud al Señor? No tiene compasión de su semejante, ¿y pide perdón de sus pecados? Si él, que es carne, conserva la ira, ¿quién expiará por sus pecados? Piensa en tu fin, y cesa en tu enojo; piensa en la muerte y guarda los mandamientos. Recuerda los mandamientos, y no te enojes con tu prójimo; la alianza del Señor, y perdona el error.
REFLEXIÓN
El libro de Ben Sira, compuesto alrededor del siglo segundo antes de la era cristiana, proporciona una serie de orientaciones éticas y morales para garantizar la madurez de la persona y la convivencia social. Estamos ante una obra de profundo contenido teológico. El autor, Ben Sira, señala al pecador como poseedor de la ira y el furor que conduce a la venganza. Y esta venganza se volverá contra el vengativo. Por eso el único camino que queda es el camino del perdón. También aquí aparece la reciprocidad entre perdonar y obtener perdón. No se puede aspirar al perdón por los pecados cometidos si no se está dispuesto a perdonar a los otros.
El libro de Ben Sira, compuesto alrededor del siglo segundo antes de la era cristiana, proporciona una serie de orientaciones éticas y morales para garantizar la madurez de la persona y la convivencia social. Estamos ante una obra de profundo contenido teológico. El autor, Ben Sira, señala al pecador como poseedor de la ira y el furor que conduce a la venganza. Y esta venganza se volverá contra el vengativo. Por eso el único camino que queda es el camino del perdón. También aquí aparece la reciprocidad entre perdonar y obtener perdón. No se puede aspirar al perdón por los pecados cometidos si no se está dispuesto a perdonar a los otros.
Miremos nuestra realidad, si hay una necesidad muy grande en este mundo, es la verdadera reconciliación. Mientras que el lenguaje de la guerra y el lenguaje de la venganza avancen en los corazones, el futuro sólo puede presentarse lleno de sombras y de miedo. Por el contrario, a través de la reconciliación, a través del perdón. a través de esa maravilla que se llama recapacitar y volver al camino, la humanidad tiene esperanza.
Sabemos bien que el once de septiembre del año 2001, fecha que recordamos hoy, ha sido uno de los actos terroristas más salvajes. Los aviones que impactaron las Torres Gemelas en Nueva York y el que cayó en Washington son el símbolo de un odio reconcentrado, de un deseo de retaliación y venganza; además de esos muertos inocentes, muchos otros civiles inocentes en Irak, en Afganistán, en la India, en Äfrica y en otros sitios, han seguido esa espiral absurda de la violencia.
Pero el lenguaje que trae Cristo ahora, es un lenguaje diferente, es el lenguaje del perdón, no se limita a ese perdón superficial que significaría simplemente aguantar. La propuesta de Cristo no es algo tan superficial como decir: "Hagamos de cuenta que no ha pasado nada, aguantemos, y sigamos adelante". Lo que propone Cristo, más bien, es que cada uno, también el que se siente tentado de venganza, y el que está cometiendo algún modo de injusticia, que recapacite. Cristo está diciendo que todos y cada uno nos reconozcamos deudores ante Dios, y pecadores, y desde ese primer recapacitar es posible mirar de otro modo al hermano.
Perdonar no es suponer entonces, que no ha pasado nada; es un acto de sensatez, un recapacitar que todos necesitamos y que a todos nos ilumina, transforma y enriquece.
SALMO RESPONSORIAL: 102
R./ El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia.
SEGUNDA LECTURA
ROMANOS 14,7-9
“EN LA VIDA Y EN LA MUERTE SOMOS DEL SEÑOR”
Ninguno de nosotros vive para sí mismo ni muere para sí mismo. Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. De manera que, tanto en la vida como en la muerte, del Señor somos. Para eso murió Cristo y volvió a la vida: para ser Señor tanto de los muertos como de los vivos.
REFLEXIÓN
El núcleo del pasaje de la carta a los Romanos es proclamar que Jesús es el Señor de vivos y muertos. He aquí una bella síntesis existencial de la vida cristiana. Para el creyente lo fundamental es orientar toda su vida en el horizonte del resucitado. Quien vive en función de Jesús se esforzará por asumir en la vida práctica su mensaje de salvación integral. Amar al prójimo y vivir para el Señor son dos cosas que están íntimamente ligadas. Por lo tanto no se pueden separar. Quién vive para el Señor amará, comprenderá, servirá y perdonará a su prójimo.
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 18,21-35
“TE DIGO QUE LE PERDONES HASTA SETENTA VECES SIETE”
Entonces Pedro fue y preguntó a Jesús:
--Señor, ¿cuántas veces deberé perdonar a mi hermano, si me hace algo malo? ¿Hasta siete?
Jesús le contestó:
--No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete
"Por esto, sucede con el reino de los cielos como con un rey que quiso hacer cuentas con sus funcionarios. Estaba comenzando a hacerlas cuando le presentaron a uno que le debía muchos millones. Como aquel funcionario no tenía con qué pagar, el rey ordenó que lo vendieran como esclavo, junto con su esposa, sus hijos y todo lo que tenía, para que quedara pagada la deuda. El funcionario se arrodilló delante del rey, y le rogó: 'Tenga usted paciencia conmigo y se lo pagaré todo.' Y el rey tuvo compasión de él; así que le perdonó la deuda y lo puso en libertad.
"Pero al salir, aquel funcionario se encontró con un compañero suyo que le debía una pequeña cantidad. Lo agarró del cuello y comenzó a estrangularlo, diciéndole: '¡Págame lo que me debes!' El compañero, arrodillándose delante de él, le rogó: 'Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo.' Pero el otro no quiso, sino que lo hizo meter en la cárcel hasta que le pagara la deuda. Esto dolió mucho a los otros funcionarios, que fueron a contarle al rey todo lo sucedido. Entonces el rey lo mandó llamar, y le dijo: '¡Malvado! Yo te perdoné toda aquella deuda porque me lo rogaste. Pues tú también debiste tener compasión de tu compañero, del mismo modo que yo tuve compasión de ti.' Y tanto se enojó el rey, que ordenó castigarlo hasta que pagara todo lo que debía."
Jesús añadió:
--Así hará también con ustedes mi Padre celestial, si cada uno de ustedes no perdona de corazón a su hermano.
REFLEXIÓN
En el evangelio, otra vez Pedro salta a la escena para consultar a Jesús sobre temas candentes en el ambiente judío en que crece la comunidad cristiana. Pero la actitud de Pedro es la del discípulo que quiere claridad sobre la propuesta del maestro. No es la actitud arrogante de los Fariseos y Letrados que quieren poner a prueba a Jesús y encontrar un error garrafal que ofenda la ortodoxia judía para tener de qué acusarlo.
Pedro pregunta por el límite del perdón. Pero para Jesús, el perdón no tiene límites, siempre y cuando el arrepentimiento sea sincero y veraz. Para explicar esta realidad, Jesús emplea una parábola. La pregunta del Rey centra el tema de la parábola: ¿no debías haber perdonado como yo te he perdonado?
La comunidad de Mateo debe resolver ese problema porque está afectando su vida. El perdón es un don, una gracia que procede del amor y la misericordia de Dios. Pero exige abrir el corazón a la conversión, es decir, a obrar con los demás según los criterios de Dios y no los del sistema vigente. Como diría Francisco de Asís, “ perdonando se es perdonado”.
--Señor, ¿cuántas veces deberé perdonar a mi hermano, si me hace algo malo? ¿Hasta siete?
Jesús le contestó:
--No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete
"Por esto, sucede con el reino de los cielos como con un rey que quiso hacer cuentas con sus funcionarios. Estaba comenzando a hacerlas cuando le presentaron a uno que le debía muchos millones. Como aquel funcionario no tenía con qué pagar, el rey ordenó que lo vendieran como esclavo, junto con su esposa, sus hijos y todo lo que tenía, para que quedara pagada la deuda. El funcionario se arrodilló delante del rey, y le rogó: 'Tenga usted paciencia conmigo y se lo pagaré todo.' Y el rey tuvo compasión de él; así que le perdonó la deuda y lo puso en libertad.
"Pero al salir, aquel funcionario se encontró con un compañero suyo que le debía una pequeña cantidad. Lo agarró del cuello y comenzó a estrangularlo, diciéndole: '¡Págame lo que me debes!' El compañero, arrodillándose delante de él, le rogó: 'Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo.' Pero el otro no quiso, sino que lo hizo meter en la cárcel hasta que le pagara la deuda. Esto dolió mucho a los otros funcionarios, que fueron a contarle al rey todo lo sucedido. Entonces el rey lo mandó llamar, y le dijo: '¡Malvado! Yo te perdoné toda aquella deuda porque me lo rogaste. Pues tú también debiste tener compasión de tu compañero, del mismo modo que yo tuve compasión de ti.' Y tanto se enojó el rey, que ordenó castigarlo hasta que pagara todo lo que debía."
Jesús añadió:
--Así hará también con ustedes mi Padre celestial, si cada uno de ustedes no perdona de corazón a su hermano.
REFLEXIÓN
En el evangelio, otra vez Pedro salta a la escena para consultar a Jesús sobre temas candentes en el ambiente judío en que crece la comunidad cristiana. Pero la actitud de Pedro es la del discípulo que quiere claridad sobre la propuesta del maestro. No es la actitud arrogante de los Fariseos y Letrados que quieren poner a prueba a Jesús y encontrar un error garrafal que ofenda la ortodoxia judía para tener de qué acusarlo.
Pedro pregunta por el límite del perdón. Pero para Jesús, el perdón no tiene límites, siempre y cuando el arrepentimiento sea sincero y veraz. Para explicar esta realidad, Jesús emplea una parábola. La pregunta del Rey centra el tema de la parábola: ¿no debías haber perdonado como yo te he perdonado?
La comunidad de Mateo debe resolver ese problema porque está afectando su vida. El perdón es un don, una gracia que procede del amor y la misericordia de Dios. Pero exige abrir el corazón a la conversión, es decir, a obrar con los demás según los criterios de Dios y no los del sistema vigente. Como diría Francisco de Asís, “ perdonando se es perdonado”.
Hoy nos llama el Señor a perdonar de corazón al hermano, y si vemos que no podemos hacerlo, porque la herida es muy honda, hoy nos dice el Señor… ven a mí, entrégame tu corazón y deja que yo perdone a tu prójimo con mi propio Corazón. Porque yo soy todo amor, todo ternura y todo perdón.
Vivamos, pues esta semana un experiencia de perdón, de acogida y de amor.
PARA REFLEXIONAR
Perdonar no es fácil, no es cómodo pero es posible, aún cuando se necesite heroísmo, aún cuando debamos emprender un camino largo y doloroso. ¿Cómo discípulo del Maestro, estoy dispuesto a perdonar “SIEMPRE”?
¿Ejercito a diario la reconciliación, y el perdón en la realidad en que me encuentro, con los que me rodean?
ORACIÓN
Señor, Dios nuestro. Tú eres un Dios de perdón y de paz. Enséñame a perdonar con tu propio Corazón y a ser testigo vivo de tu amor en medio de mi realidad, de mi familia, de mis amigos, de mi comunidad. Amén.
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