jueves, 1 de septiembre de 2011

Martes, 20 de Septiembre de 2011

“PARA PERTENECER A LA COMUNIDAD DE JESÚS”


PRIMERA LECTURA
ESDRAS 6,7-8.12b.14-20

"TERMINARON LA CONSTRUCCIÓN DEL TEMPLO Y CELEBRARON LA PASCUA"



Dejen que el gobernador de los judíos y sus dirigentes se encarguen de reconstruir en su sitio el templo de Dios. Estas son mis órdenes en cuanto a la manera de ayudar a los dirigentes judíos para que reconstruyan el templo de Dios: Que con los impuestos que el tesoro real recibe de la provincia al oeste del río Éufrates, se paguen puntualmente los gastos para que no se interrumpan las obras. Yo, Darío, he dado esta orden. Cúmplase al pie de la letra."
Así los dirigentes judíos pudieron continuar los trabajos de reconstrucción, de acuerdo con lo dicho por los profetas Hageo y Zacarías, hijo de Idó. Y la reconstrucción se terminó conforme a lo ordenado por el Dios de Israel, y según las órdenes de Ciro, Darío y Artajerjes, reyes de Persia. El templo quedó terminado el día tres del mes de Adar, del año seis del gobierno de Darío, rey de Persia.
Los israelitas, los sacerdotes, los levitas y los demás que estuvieron desterrados, celebraron con alegría la dedicación del templo de Dios. En aquella ocasión ofrecieron en sacrificio cien becerros, doscientos carneros y cuatrocientos corderos, y además doce chivos, uno por cada tribu israelita, como ofrendas por el pecado de todo Israel. Luego pusieron a los sacerdotes en sus turnos correspondientes, y a los levitas en sus puestos, para el culto de Dios en Jerusalén, conforme a lo escrito en el libro de Moisés.
Los que volvieron del destierro celebraron además la Pascua el día catorce del mes primero. Los sacerdotes y los levitas se habían purificado ya, así que todos estaban ritualmente limpios. Entonces ofrecieron el sacrificio de la Pascua por todos los que habían estado desterrados, por sus compañeros los sacerdotes y por ellos mismos.

REFLEXIÓN
El pueblo de Israel ha salido del destierro en Babilonia y ha regresado a su tierra, pero encuentra algunas dificultades para establecerse, por la presión de pueblos vecinos. Sin embargo, Darío, sucesor del emperador persa Ciro, interviene para que los judíos puedan reconstruir su templo. Y, una vez terminados los trabajos de reconstrucción del Templo celebraron la fiesta de la Dedicación (año 515 a.C.) con gran solemnidad y alegría. No le tocó fácil a Israel. Fueron años duros los que pasaron lejos de su tierra y sometidos por sus enemigos, pero “después de la tempestad viene la calma”. Tampoco les fue fácil reconstruir sus vidas y su identidad (lo que expresa el Templo), pues nada se reconstruye sin esfuerzo y sacrificio.
Qué bueno sería que en nuestra propia vida y en la de cada comunidad nos llenáramos de la fuerza del Espíritu y emprendiéramos una reconstrucción ilusionada. Es tiempo de levantarnos y emprender la reconstrucción de la justicia, de la solidaridad, de la ética y el respeto a los valores. Es tiempo de volver a creer y experimentar que la presencia silenciosa, pero real y transformadora de Dios, conduce nuestra historia personal y la del mundo con su sabiduría y amor.

SALMO RESPONSORIAL: 121
R./ Llenos de alegría vamos a la casa del Señor.

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 8,19-21

"MI MADRE Y MIS HERMANOS SON LOS QUE ESCUCHAN LA PALABRA DE DIOS Y LA CUMPLEN"


La madre y los hermanos de Jesús se presentaron donde él estaba, pero no pudieron acercarse a él porque había mucha gente. Alguien avisó a Jesús:
--Tu madre y tus hermanos están ahí fuera, y quieren verte.
Él contestó:
--Los que oyen el mensaje de Dios y lo ponen en práctica, esos son mi madre y mis hermanos.

REFLEXIÓN
El viaje que Jesús inició en las orillas del lago de Galilea se ve ahora interrumpido por un episodio muy particular, la presencia de su madre y sus hermanos, que han viajado desde Nazaret para preguntar por él. No deja de resultar extraño que el evangelista introduzca aquí este episodio, con una finalidad más pedagógica que informativa. La referencia explícita a la palabra de Dios después de la parábola del sembrador es una clave de interpretación; el valor de la palabra de Dios como vínculo nos une como la nueva familia del Reino.

Para ser parte de la familia de Jesús es necesario escucharle y seguirle, ser discípulo suyo; se rompe con el círculo familiar sanguíneo y se da un paso hacia la comunidad de hermanos y hermanas en la fraternidad. La escucha y la práctica de la palabra son dos condiciones sin las cuales no es posible continuar el camino propuesto para los discípulos del Reino; a estas dos condiciones tenemos que sujetarnos.

En este breve evangelio la comunidad de Lucas nos pone frente a una realidad que nos es imposible evadir, por lo tanto estamos llamados a enfrentar nuestra realidad histórica con la palabra de Dios, que es la verdadera causa de nuestra alegría.

ORACIÓN

Señor gracias por tu llamado, gracias por tu bendita Palabra, has sino Buena Noticia para nosotros, te pedimos ser verdaderos discípulo tuyos, dignos de pertenecer a tu familia, cumpliendo siempre la voluntad del Padre. Amén

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