“RECIBIR EL REINO COMO NIÑOS”
PRIMERA LECTURA
ECLESIÁSTICO 17, 1-13
“EL SEÑOR HIZO A LOS HOMBRES CONFORME A SU PROPIA IMAGEN”
El Señor formó de tierra al hombre, y a la tierra lo hace volver. Le ha señalado un contado número de días, y le ha dado poder sobre todo lo que hay en la tierra. Le dio autoridad semejante a la suya, ¡lo hizo a su propia imagen! Hizo que todas las otras criaturas lo temieran, y le dio dominio sobre fieras y aves. Le dio inteligencia, habla, ojos, oídos y mente para entender. Dotó a los hombres de razón y juicio, y les mostró el bien y el mal. Les inspiró que le tuvieran reverencia, y les mostró sus grandes obras, para que ellos después las contaran a otros y alabaran su santo nombre. Les dio también conocimiento, y les dejó una ley que da vida. Hizo una alianza eterna con ellos, y les promulgó sus decretos. Ellos vieron la grandeza de la gloria de Dios y oyeron su majestuosa voz.
REFLEXIÓN
Hoy, por ejemplo, tenemos lo que podríamos llamar una síntesis de "antropología teológica", ¿qué entendemos con esta palabra tan extraña? Antropología quiere decir el estudio del ser humano, del hombre; teológico quiere decir al estilo de Dios.
Antropología teológica es el conocimiento del ser humano según el parecer de Dios, es decir, cómo nos ve Dios, qué ha querido y quiere Él de nosotros. Eso es lo que tenemos en este capítulo diecisiete del libro Eclesiástico.
Ahí se nos cuenta cómo somos individuos finitos, porque hay un límite para nosotros, un límite que se llama muerte, pero al mismo tiempo estamos llamados a conocer a nuestro Creador, a representarle en la creación, con todo el poder, con toda la sabiduría con toda la bondad que Él tiene.
No somos simplemente explotadores de la naturaleza, como quien saca piedras de una cantera; somos administradores de su creación, es parte de nuestra misión.
Y luego, esa realidad tan hermosa: nos ha dado inteligencia, sabiduría, mandatos para que caminemos según su voluntad y para que alcancemos nuestra plenitud.
Todo un pequeño tratado de antropología teológica en el capítulo diecisiete del libro Eclesiástico. ¿No te parece que a veces vamos muy lejos a buscar lo que está muy cerca? ¿Cuántas veces nos vamos por extrañas filosofías y religiones y conseguimos libros y buscamos maestros orientales ojalá con nombres extraños, con métodos sofisticados? Tal vez todo es mucho más sencillo, todo lo podemos encontrar allí, en Dios y en su Bendita Palabra.
SALMO RESPONSORIAL: 102
R: La misericordia del Señor sobre sus fieles dura siempre.
LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 10, 13-16
REFLEXIÓN
Hoy, por ejemplo, tenemos lo que podríamos llamar una síntesis de "antropología teológica", ¿qué entendemos con esta palabra tan extraña? Antropología quiere decir el estudio del ser humano, del hombre; teológico quiere decir al estilo de Dios.
Antropología teológica es el conocimiento del ser humano según el parecer de Dios, es decir, cómo nos ve Dios, qué ha querido y quiere Él de nosotros. Eso es lo que tenemos en este capítulo diecisiete del libro Eclesiástico.
Ahí se nos cuenta cómo somos individuos finitos, porque hay un límite para nosotros, un límite que se llama muerte, pero al mismo tiempo estamos llamados a conocer a nuestro Creador, a representarle en la creación, con todo el poder, con toda la sabiduría con toda la bondad que Él tiene.
No somos simplemente explotadores de la naturaleza, como quien saca piedras de una cantera; somos administradores de su creación, es parte de nuestra misión.
Y luego, esa realidad tan hermosa: nos ha dado inteligencia, sabiduría, mandatos para que caminemos según su voluntad y para que alcancemos nuestra plenitud.
Todo un pequeño tratado de antropología teológica en el capítulo diecisiete del libro Eclesiástico. ¿No te parece que a veces vamos muy lejos a buscar lo que está muy cerca? ¿Cuántas veces nos vamos por extrañas filosofías y religiones y conseguimos libros y buscamos maestros orientales ojalá con nombres extraños, con métodos sofisticados? Tal vez todo es mucho más sencillo, todo lo podemos encontrar allí, en Dios y en su Bendita Palabra.
SALMO RESPONSORIAL: 102
R: La misericordia del Señor sobre sus fieles dura siempre.
LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 10, 13-16
“EL QUE NO ACEPTE EL REINO DE DIOS COMO UN NIÑO, NO ENTRARÁ EN ÉL”
Jesús bendice a los niños
Llevaron unos niños a Jesús, para que los tocara; pero los discípulos comenzaron a reprender a quienes los llevaban. Jesús, viendo esto, se enojó y les dijo:
--Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos. Les aseguro que el que no acepta el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
Y tomó en sus brazos a los niños, y los bendijo poniendo las manos sobre ellos.
REFLEXIÓN:
Dentro del contexto judío de la época, los niños formaban parte del mundo marginado; eran parte de esos grupos que no contaban en la sociedad y que eran mal vistos por las autoridades políticas y religiosas. Sin embargo, Jesús afirma en este relato que los destinatarios del Reino de Dios son todos los que se hacen como ellos, es decir, los que asumen como forma de vida normal la sencillez, la inocencia, la pureza de corazón, ya que los niños nada poseen, no buscan el poder, no actúan con doble intención y esperan siempre estar junto con sus padres. Para Marcos, los pobres son los niños, y en ellos se ven reflejados los que sufren la explotación, el rechazo, la pobreza y la muerte; todos ellos son los preferidos del Padre, a ellos se les ha prometido la justicia y la misericordia del Reino, pues no tienen nada, únicamente su esperanza puesta en Dios. Por otro lado, la actitud de acogida y ternura con los niños por parte de Jesús expresa el elemento esencial del Reino: Dios Padre y Madre, que da vida en abundancia a sus hijos predilectos.
PARA REFLEXIONAR:
1. ¿ Busco el Reino de Dios con un corazón de niño?
ORACIÓN
Señor te pedimos podamos vivir en amistad y gratitud contigo, de una manera intensa, hermosa y fecunda cada día, que no desperdiciemos ni uno solo instante de nuestra vida, que nunca sea demasiado tarde para cumplir la misión que nos has encomendado. Amén.
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