martes, 1 de febrero de 2011

Miércoles 2 de febrero de 2011

“EL DISCÍPULO(A) ES LUZ EN MEDIO DE LAS NACIONES

PRIMERA LECTURA
MALAQUÍAS 3,1-4

“ENTRARÁ EN EL SANTUARIO EL SEÑOR, A QUIEN USTEDES BUSCAN”

El Señor todopoderoso dice: "Voy a enviar mi mensajero para que me prepare el camino. El Señor, a quien ustedes están buscando, va a entrar de pronto en su templo. ¡Ya llega el mensajero de la alianza que ustedes desean!"
Pero ¿quién podrá resistir el día de su venida? ¿Quién podrá entonces permanecer en pie? Pues llegará como un fuego, para purificarnos; será como un jabón que quitará nuestras manchas. El Señor se sentará a purificar a los sacerdotes, los descendientes de Leví, como quien purifica la plata y el oro en el fuego. Después ellos podrán presentar su ofrenda al Señor, tal como deben hacerlo. El Señor se alegrará entonces de la ofrenda de Judá y Jerusalén, igual que se alegraba de ella en otros tiempos.

REFLEXIÓN
Al regresar del destierro el pueblo se encuentra viviendo un culto decadente lleno de desobediencia y pecado; en medio de ellos se alza la voz de Malaquías para anunciar la inutilidad de ese culto (1,18-2,12) y como Dios no recibirá esa ofrenda que se le presenta (2,13). Esta actitud del pueblo apresurará el día final (día que siempre ha sido visto en el contexto profético como de castigo y salvación), en el cual llegará el Señor Dios quien le dará un sentido nuevo a toda la realidad del pueblo. El signo que usa es del fuego que acrisola a los hijos y los hará ofrenda aceptable a sus ojos. Es fuego que los purifica y los lleva a la presencia del Señor. Nadie puede resistirse a esa presencia.

SALMO RESPONSORIAL: 23
R: El Señor Dios de los ejércitos, es el Rey de la Gloria.

SEGUNDA LECTURA
HEBREOS 2, 14-18

“TENÍA QUE PARECERSE EN TODO A SUS HERMANOS”


Así como los hijos de una familia son de la misma carne y sangre, así también Jesús fue de carne y sangre humanas, para derrotar con su muerte al que tenía poder para matar, es decir, al diablo. De esta manera ha dado libertad a todos los que por miedo a la muerte viven como esclavos durante toda la vida. Pues ciertamente no vino para ayudar a los ángeles, sino a los descendientes de Abraham. Y para eso tenía que hacerse igual en todo a sus hermanos, para llegar a ser un Sumo Sacerdote fiel y compasivo en su servicio a Dios, y para obtener el perdón de los pecados de los hombres por medio del sacrificio. Y como él mismo sufrió y fue puesto a prueba, ahora puede ayudar a los que también son puestos a prueba.

REFLEXIÓN

En este texto se resalta la estrecha solidaridad que une a Cristo con los hombres, comparte nuestra carne y nuestra sangre, por eso pasa por la muerte como cada hombre tiene que hacerlo, pero al morir cambie el sentido de ésta: la convierte en instrumento de redención para los hombres. Tan solidario con nuestro ser de hombres que no nos puede ser extraño verlo llevado por sus padres a cumplir con la tradición judía de la presentación en el templo (Is.1,22-24) y en la consagración al Señor y ofrecimiento del sacrificio.

LECTURA EVANGELIO
LUCAS 2,22-40
“SERÁ SIGNO DE CONTRADICCIÓN”

Cuando se cumplieron los días en que ellos debían purificarse según la ley de Moisés, llevaron al niño a Jerusalén para presentárselo al Señor. Lo hicieron así porque en la ley del Señor está escrito: "Todo primer hijo varón será consagrado al Señor." Fueron, pues, a ofrecer en sacrificio lo que manda la ley del Señor: un par de tórtolas o dos pichones de paloma.
En aquel tiempo vivía en Jerusalén un hombre que se llamaba Simeón. Era un hombre justo y piadoso, que esperaba la restauración de Israel. El Espíritu Santo estaba con Simeón, y le había hecho saber que no moriría sin ver antes al Mesías, a quien el Señor enviaría. Guiado por el Espíritu Santo, Simeón fue al templo; y cuando los padres del niño Jesús lo llevaron también a él, para cumplir con lo que la ley ordenaba, Simeón lo tomó en brazos y alabó a Dios, diciendo:
"Ahora, Señor, tu promesa está cumplida: puedes dejar que tu siervo muera en paz. Porque ya he visto la salvación que has comenzado a realizar a la vista de todos los pueblos, la luz que alumbrará a las naciones y que será la gloria de tu pueblo Israel."
El padre y la madre de Jesús se quedaron admirados al oir lo que Simeón decía del niño. Entonces Simeón les dio su bendición, y dijo a María, la madre de Jesús:
--Mira, este niño está destinado a hacer que muchos en Israel caigan o se levanten. Él será una señal que muchos rechazarán, a fin de que las intenciones de muchos corazones queden al descubierto. Pero todo esto va a ser para ti como una espada que atraviese tu propia alma.
También estaba allí una profetisa llamada Ana, hija de Penuel, de la tribu de Aser. Era ya muy anciana. Se casó siendo muy joven, y había vivido con su marido siete años; hacía ya ochenta y cuatro años que se había quedado viuda. Nunca salía del templo, sino que servía día y noche al Señor, con ayunos y oraciones. Ana se presentó en aquel mismo momento, y comenzó a dar gracias a Dios y a hablar del niño Jesús a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén.

Después de haber cumplido con todo lo que manda la ley del Señor, volvieron a Galilea, a su propio pueblo de Nazaret. Y el niño crecía y se hacía más fuerte, estaba lleno de sabiduría y gozaba del favor de Dios.

REFLEXIÓN
El interés de Lucas al relatar la presentación de Jesús en el Templo es expresar la novedad de Dios; es manifestar el profundo significado de la vida y misión de ese pequeño niño. Tal novedad lleva a plenitud las esperanzas mesiánicas de la tradición judía plasmadas en el Antiguo Testamento; por ello Simeón y Ana bendicen y agradecen a Dios, pues han sido testigos de la salvación de Dios a través de la presencia de Jesús; sin embargo, la plenitud de la salvación está mediada por un camino de entrega y sufrimiento, de cruz y de muerte: el camino de la vida de Jesús. La novedad de Jesús como Mesías es presentada por el mismo Simeón, quien, movido por el Espíritu Santo, comprende que dicha salvación rompe los límites del pueblo judío y se extiende por toda la creación, promueve la vida y rescata a todos los seres humanos de la muerte. El cántico de Simeón es sin duda, una oración litúrgica de la comunidad lucana. Un tema que ha importado mucho en la lectura de este texto es la imagen de “la espada que atravesará el corazón de María”. Para algunos, ésta debe ser entendida desde la situación de dolor que le ocasiona a la madre el rechazo de gran parte del pueblo hacia su hijo, nosotros quisiéramos entenderla desde el propio discipulado que vivirá María y que la llevará a situaciones de dolor e incomprensión. Ella, la discípula perfecta, vivirá en sí misma las contradicciones que generará su Hijo.

PARA REFLEXIONAR
1. Como creyentes en Jesús, ¿estamos asumiendo realmente la novedad de Dios, quien actúa y salva en los más débiles?
2. ¿Nos identificamos con el camino del Señor, caracterizado por la fidelidad y la entrega incondicional de la vida?

ORACIÓN
Señor hoy te pedimos que tu Santo Espíritu nos guíe y así tener ojos atentos para poder descubrir tu paso, tu presencia, y tu voluntad en la historia que vivimos. Amén

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