martes, 1 de febrero de 2011

Martes 22 de febrero de 2011

“SOBRE ESTA PIEDRA EDIFICARÉ MI IGLESIA”

PRIMERA LECTURA
PRIMERA CARTA DE SAN PEDRO 5,1-4

“CONSEJOS PARA LOS DIRIGENTES”

Quiero aconsejar ahora a los ancianos de las congregaciones de ustedes, yo que soy anciano como ellos y testigo de los sufrimientos de Cristo, y que también voy a tener parte en la gloria que ha de manifestarse. Cuiden de las ovejas de Dios que han sido puestas a su cargo; háganlo de buena voluntad, como Dios quiere, y no forzadamente ni por ambición de dinero, sino de buena gana. Compórtense no como si ustedes fueran los dueños de los que están a su cuidado, sino procurando ser un ejemplo para ellos. Así, cuando aparezca el Pastor principal, ustedes recibirán la corona de la gloria, una corona que jamás se marchitará.

REFLEXIÓN

En este texto se hace una exhortación a aquellas personas que están encargadas y son líderes de los grupos de creyentes, grupos apostólicos, religiosos, a aquellas personas que son cabeza de las comunidades cristianas. En el Nuevo Testamento la imagen del pastor que se aplica a Jesús en Juan 10, y luego al apóstol Pedro en Juan 21,15-17 nos ayuda a entender como es la misión de aquellos responsables de la comunidad. Para eso el autor da tres recomendaciones, tres consejos que sintetizan la misión de un Pastor: v 2,3.
Tenemos claro el ejemplo del sumo Pastor que es Jesucristo, que recompensará a aquellos que hayan compartido con mucha generosidad, apacentado, vigilando y siendo verdaderos modelos de su amor, en el ministerio encomendado de ser verdaderos pastores.

SALMO RESPONSORIAL: 22
R: El Señor es mi pastor, nada me falta.

LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 16,13-19

“¿Y USTEDES, QUIEN DICEN QUE SOY YO?”

Cuando Jesús llegó a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos:
--¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?
Ellos contestaron:
--Algunos dicen que Juan el Bautista; otros dicen que Elías, y otros dicen que Jeremías o algún otro profeta.
--Y ustedes, ¿quién dicen que soy? --les preguntó.
Simón Pedro le respondió:
--Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente.
Entonces Jesús le dijo:
--Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque esto no lo conociste por medios humanos, sino porque te lo reveló mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra voy a construir mi iglesia; y ni siquiera el poder de la muerte podrá vencerla.
Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que tú ates aquí en la tierra, también quedará atado en el cielo, y lo que tú desates aquí en la tierra, también quedará desatado en el cielo.

REFLEXIÓN:
El centro del relato que leemos hoy es la confesión de Pedro, afirmación y a la vez experiencia personal. Jesús dirige a sus discípulos una doble pregunta que tiene como objetivo hacerles tomar posición con respecto a su persona. La primera pregunta está referida a lo que la gente piensa del Maestro; a esto los discípulos responden sin dificultad, basándose en las consideraciones de la gente que le sigue. Sin embargo, a la segunda pregunta los discípulos no pueden responder a partir de los mismos criterios; tienen que responder según su propia experiencia, según su convicción personal; no es ya una simple opinión poco comprometida, sino una verdadera respuesta que exprese su opción de vida.
Y es Pedro el que confiesa que Jesús es el Mesías; y no se trata de que Pedro tenga cualidades humanas únicas, o lo que hoy llamaríamos un "perfil" de líder irreprochable con una personalidad arrolladora. La Biblia es tan sincera y descarnada en presentar las fallas de Pedro como suele serlo con todos los demás: Moisés, David, Zacarías, Pablo...
Pedro ha sido elegido por amor y en el misterio de esa elección nace otro misterio, que es el don de una fe singularmente robusta. Si algo construyó Cristo en Pedro fue el regalo de esa fe maravillosa, bella e inquebrantable, sobre la que es posible sostener y alimentar la fe de los demás discípulos.
Pedro escogió su opción de vida, una opción en Jesús, por ello su confesión es tan importante, pues es una confesión fruto de una revelación divina, es decir, de su proceso de fe, de una apertura a la acción de Dios a través de la Palabra anunciada por el Maestro. Esta apertura a la acción divina de Dios (fe absoluta), representada en la figura de Pedro, es la base fundamental, es la piedra angular, el punto de apoyo de la comunidad de los discípulos de Jesús y lo será en realidad de la Iglesia entera.

PARA REFLEXIONAR:

1. ¿Soy verdadero Pastor, a la semejanza de Jesús, de las ovejas que Dios me ha puesto a cargo y se presentan en mi camino cada día?
2.¿Mi experiencia de fe, es hoy tan sólida como para declarar a Dios como Señor de mi vida, y dejarme guiar plenamente por Él?

ORACIÓN

Señor hoy te pedimos, que así como tú nos apacientas, nos cuidas, nos pastoreas, nos ayudes a actuar al ejemplo tuyo y hagamos lo mismo con las ovejas que nos has puesto a cargo, que seamos no piedra de tropiezo sino de bendición a los que pones a nuestro alrededor. Amén.

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