viernes, 1 de abril de 2011

Sábado 9 de abril de 2011

“¿CONDENAMOS A NUESTRO HERMANO SIN ESCUCHARLO?”


PRIMERA LECTURA:


JEREMÍAS 11,18-20


“HE PUESTO MI CAUSA EN TUS MANOS”


El Señor me hizo saber que mis enemigos estaban tramando algo malo. Él me abrió los ojos, para que me diera cuenta. Yo estaba tranquilo, como un cordero que llevan al matadero, sin saber que estaban haciendo planes contra mí. Decían: "Cortemos el árbol ahora que está en todo su vigor; arranquémoslo de este mundo de los vivientes, para que nadie vuelva a acordarse de él."


Pero tú, Señor todopoderoso, eres un juez justo; tú conoces hasta lo más íntimo del hombre. Hazme ver cómo castigas a esa gente, pues he puesto mi causa en tus manos.


REFLEXIÓN


Jeremías, en medio de su angustia y temor, sólo cuenta con Dios. Es el cuadro que conocemos; la realidad que viven millones de personas, inocentes, perseguidas, desplazadas, pobres, cuyas vidas experimentan la desesperanza. Este texto pertenece a lo que se ha dado en llamar “las confesiones de Jeremías”. El profeta proclama la libertad que guía la elección de Dios cuando recurre a los hombres para que hablen en su nombre. Toda la vida Jeremías lo testimonia: la palabra de Dios ha irrumpido en él y le ha obligado a proclamar por todas partes el derecho de Dios, aunque él sólo aspiraba a vivir tranquilo. El versículo 20 podría entristecernos. Sin embargo es sólo el reflejo del sufrimiento del perseguido, que desnuda su corazón ante Dios. Aunque parezca haber una reminiscencia de la ley del talión, Jeremías no recurre a una acción de carácter punitivo, sino de abandono en el Señor. Evidentemente, Jesús dará un paso más, cuando ore por sus enemigos. Hay, por lo menos, un lugar en el que ningún hombre es olvidado: el Corazón de Dios. La confianza del profeta lo saca adelante y le hace superar la prueba. Que esta certeza sea nuestro consuelo y confortación.


SALMO RESPONSORIAL: 7


R: Señor, Dios mío, a ti me acojo.


LECTURA DEL EVANGELIO


JUAN 7, 40-53


“¿ES QUE DE GALILEA VA A VENIR EL MESÍAS ”


Había algunos entre la gente que cuando oyeron estas palabras dijeron: --Seguro que este hombre es el profeta. Otros decían: --Este es el Mesías. Pero otros decían: --No, porque el Mesías no puede proceder de Galilea. La Escritura dice que el Mesías tiene que ser descendiente del rey David, y que procederá de Belén, el mismo pueblo de donde era David. Así que la gente se dividió por causa de Jesús. Algunos querían llevárselo preso, pero nadie lo hizo. Las autoridades no creían en Jesús Los guardianes del templo volvieron a donde estaban los fariseos y los jefes de los sacerdotes, que les preguntaron: --¿Por qué no lo trajeron? Los guardianes contestaron: --¡Jamás ningún hombre ha hablado así! Entonces los fariseos les dijeron: --¿También ustedes se han dejado engañar? ¿Acaso ha creído en él alguno de nuestros jefes, o de los fariseos? Pero esta gente, que no conoce la ley, está maldita. Nicodemo, el fariseo que en una ocasión había ido a ver a Jesús, les dijo: --Según nuestra ley, no podemos condenar a un hombre sin antes haberlo oído para saber qué es lo que ha hecho. Ellos le contestaron: --¿También tú eres de Galilea? Estudia las Escrituras y verás que de Galilea jamás procede un profeta.


REFLEXIÓN:

El Profeta Jesús se ha vuelto una amenaza para el poder y los privilegios de los dirigentes, sostenidos sobre la base de la injusticia y de la opresión. Tienen que matarlo y mandan guardias a prenderlo. La violencia es la manera como los poderosos responden tantas veces a la verdad y así manifiestan el endurecimiento de su corazón. No pueden tolerar su mensaje, porque si lo aceptan terminarían sus situaciones de privilegio. La opinión del pueblo está dividida. Jesús es signo de contradicción. El poder de su palabra tiene una fuerza impresionante. Hasta los guardias reconocen que “Jamás hombre alguno habló como este hombre”. Lo que da fuerza y autoridad a la palabra de Jesús no es un saber teórico, sino un conocimiento que nace del Espíritu y está cargado con la fuerza del amor del Padre y el servicio a la vida del pueblo. Esta es la base y fundamento de esa nueva sociedad que Jesús llamaba el Reino de Dios.

PARA REFLEXIONAR:

1. ¿Cómo resuena la palabra de Jesús en nuestras vidas? ¿Nos dejamos transformar por ella o endurecemos nuestro corazón?

ORACIÓN

Señor queremos muy especialmente en este tiempo, acercarnos más a ti, dejarnos maravillar por tu palabra, por tus enseñanzas, que sigas cautivando nuestro corazón, queremos vivir en tu luz, que sigamos tomando partido por tu causa y no escuchemos otras voces que quieran alejarnos de ti y de tu camino, sino que sigamos firmes y dóciles a la obra que iniciaste un día en nosotros. Amén

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Mensaje o Intercesión por: