viernes, 1 de abril de 2011

SABADO, 23 DE ABRIL DE 2011 - VIGILIA PASCUAL

“CORRAMOS LA PIEDRA DE LOS ANTIVALORES PARA QUE CRISTO RESUCITE”


PRIMERA LECTURA
GÉNESIS 1,1-2,2

"En el comienzo de todo, Dios creó el cielo y la tierra. La tierra no tenía entonces ninguna forma; todo era un mar profundo cubierto de oscuridad, y el espíritu de Dios se movía sobre el agua.
Entonces Dios dijo: "¡Que haya luz!"

Y hubo luz. Al ver Dios que la luz era buena, la separó de la oscuridad y la llamó "día", y a la oscuridad la llamó "noche". De este modo se completó el primer día.

Después Dios dijo: "Que haya una bóveda que separe las aguas, para que estas queden separadas."

Y así fue. Dios hizo una bóveda que separó las aguas: una parte de ellas quedó debajo de la bóveda, y otra parte quedó arriba. 8 A la bóveda la llamó "cielo". De este modo se completó el segundo día.

Entonces Dios dijo: "Que el agua que está debajo del cielo se junte en un solo lugar, para que aparezca lo seco."

Y así fue. A la parte seca Dios la llamó "tierra", y al agua que se había juntado la llamó "mar".

Al ver Dios que todo estaba bien, dijo: "Que produzca la tierra toda clase de plantas: hierbas que den semilla y árboles que den fruto."

Y así fue. La tierra produjo toda clase de plantas: hierbas que dan semilla y árboles que dan fruto. Y Dios vio que todo estaba bien. De este modo se completó el tercer día.

Entonces Dios dijo: "Que haya luces en la bóveda celeste, que alumbren la tierra y separen el día de la noche, y que sirvan también para señalar los días, los años y las fechas especiales."

Y así fue. Dios hizo las dos luces: la grande para alumbrar de día y la pequeña para alumbrar de noche. También hizo las estrellas. Dios puso las luces en la bóveda celeste para alumbrar la tierra de día y de noche, y para separar la luz de la oscuridad, y vio que todo estaba bien. De este modo se completó el cuarto día.

Luego Dios dijo: "Que produzca el agua toda clase de animales, y que haya también aves que vuelen sobre la tierra."

Y así fue. Dios creó los grandes monstruos del mar, y todos los animales que el agua produce y que viven en ella, y todas las aves.

Al ver Dios que así estaba bien, bendijo con estas palabras a los animales que había hecho: "Que tengan muchas crías y llenen los mares, y que haya muchas aves en el mundo."

De este modo se completó el quinto día.

Entonces Dios dijo: "Que produzca la tierra toda clase de animales: domésticos y salvajes, y los que se arrastran por el suelo."

Y así fue. Dios hizo estos animales y vio que todo estaba bien.

Entonces dijo: "Ahora hagamos al hombre a nuestra imagen. Él tendrá poder sobre los peces, las aves, los animales domésticos y los salvajes, y sobre los que se arrastran por el suelo."
Cuando Dios creó al hombre,
lo creó a su imagen;
varón y mujer los creó,
y les dio su bendición:
"Tengan muchos, muchos hijos;
llenen el mundo y gobiérnenlo;
dominen a los peces y a las aves,
y a todos los animales que se arrastran."

Después les dijo: "Miren, a ustedes les doy todas las plantas de la tierra que producen semilla, y todos los árboles que dan fruto. Todo eso les servirá de alimento. Pero a los animales salvajes, a los que se arrastran por el suelo y a las aves, les doy la hierba como alimento."

Así fue, y Dios vio que todo lo que había hecho estaba muy bien. De este modo se completó el sexto día.
El cielo y la tierra, y todo lo que hay en ellos, quedaron terminados. El séptimo día terminó Dios lo que había hecho, y descansó.

REFLEXIÓN
Toda la creación es la obra del amor de Dios Padre que quiso preparar para el hombre un lugar hermoso y adaptado a su dignidad de imagen de Dios. Al ser humano le corresponde el compromiso de continuar y conservar esta creación.

SALMO RESPONSORIAL: 10
R./ Envía tu Espíritu Señor, y repuebla la faz de la tierra

SEGUNDA LECTURA
GÉNESIS 22,1-18

Después de algún tiempo, Dios puso a prueba la fe de Abraham. Lo llamó por su nombre, y él contestó: --Aquí estoy.

Y Dios le dijo: --Toma a Isaac, tu único hijo, al que tanto amas, y vete a la tierra de Moria. Una vez allá, ofrécelo en holocausto sobre el cerro que yo te señalaré.

Al día siguiente, muy temprano, Abraham se levantó y ensilló su asno; cortó leña para el holocausto y se fue al lugar que Dios le había dicho, junto con su hijo Isaac y dos de sus siervos. Al tercer día, Abraham alcanzó a ver el lugar desde lejos. Entonces les dijo a sus siervos:

--Quédense aquí con el asno. El muchacho y yo seguiremos adelante, adoraremos a Dios, y luego regresaremos.

Abraham tomó la leña para el holocausto y la puso sobre los hombros de Isaac; luego tomó el cuchillo y el fuego, y se fueron los dos juntos. Poco después Isaac le dijo a Abraham: --¡Padre!

--¿Qué quieres, hijo? --le contestó Abraham. --Mira --dijo Isaac--, tenemos la leña y el fuego, pero ¿dónde está el cordero para el holocausto?

--Dios se encargará de que haya un cordero para el holocausto, hijito --respondió su padre.

Y siguieron caminando juntos. Cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, Abraham construyó un altar y preparó la leña; luego ató a su hijo Isaac y lo puso en el altar, sobre la leña; pero en el momento de tomar el cuchillo para sacrificar a su hijo, el ángel del Señor[a] lo llamó desde el cielo:

--¡Abraham! ¡Abraham!

--Aquí estoy --contestó él.

El ángel le dijo: --No le hagas ningún daño al muchacho, porque ya sé que tienes temor de Dios, pues no te negaste a darme tu único hijo.

Abraham se fijó, y vio un carnero que estaba enredado por los cuernos entre las ramas de un arbusto; entonces fue, tomó el carnero y lo ofreció en holocausto, en lugar de su hijo. Después Abraham le puso este nombre a aquel lugar: "El Señor da lo necesario." Por eso todavía se dice: "En el cerro, el Señor da lo necesario."

El ángel del Señor llamó a Abraham desde el cielo por segunda vez, y le dijo:

--El Señor ha dicho: 'Puesto que has hecho esto y no me has negado a tu único hijo, juro por mí mismo que te bendeciré mucho. Haré que tu descendencia sea tan numerosa como las estrellas del cielo y como la arena que hay a la orilla del mar. Además, ellos siempre vencerán a sus enemigos, y todas las naciones del mundo serán bendecidas por medio de ellos, porque me has obedecido.'

REFLEXIÓN
La lectura de la salvación de Isaac nos coloca frente a las exigencias de la experiencia de fe de Abraham: aceptar que sólo Dios sabe cómo dirige la historia de salvación. De la misma manera que para el pueblo de Israel, para nosotros nuestra historia se funda única y exclusivamente en la voluntad de aquél que libremente dispone de la historia, y en virtud de esa libertad dejó vivir a Isaac.

TERCERA LECTURA
ÉXODO 14,15.15.1

El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:
"Di a los israelitas que regresen y acampen frente a Pi-hahirot, entre Migdol y el mar, frente a Baal-sefón. Que pongan sus campamentos enfrente de este lugar, junto al mar. Así el faraón pensará: 'Los israelitas no saben a dónde ir. Andan perdidos en el desierto.' Pero yo voy a hacer que el faraón se ponga terco y los persiga; entonces mostraré mi poder en él y en todo su ejército, y los egipcios sabrán que yo soy el Señor."

Los israelitas lo hicieron así. Mientras tanto, el rey de Egipto recibió aviso de que los israelitas se habían escapado. Entonces el rey y sus funcionarios cambiaron de parecer en cuanto a ellos, y se dijeron: "¿Pero cómo pudimos permitir que los israelitas se fueran y dejaran de trabajar para nosotros?"

En seguida el faraón ordenó que prepararan su carro de combate, y se llevó a su ejército. Tomó seiscientos de los mejores carros, además de todos los carros de Egipto, que llevaban cada uno un oficial. El Señor hizo que el faraón se pusiera terco y persiguiera a los israelitas, aun cuando ellos habían salido ya con gran poder.

Los egipcios con todo su ejército, con carros y caballería, salieron a perseguir a los israelitas, y los alcanzaron a la orilla del mar, junto a Pi-hahirot y frente a Baal-sefón, donde estaban acampados. Cuando los israelitas se dieron cuenta de que el faraón y los egipcios se acercaban, tuvieron mucho miedo y pidieron ayuda al Señor. Y a Moisés le dijeron:

--¿Acaso no había sepulcros en Egipto, que nos sacaste de allá para hacernos morir en el desierto? ¿Por qué nos has hecho esto? ¿Por qué nos sacaste de Egipto? Esto es precisamente lo que te decíamos en Egipto: 'Déjanos trabajar para los egipcios. ¡Más nos vale ser esclavos de ellos que morir en el desierto!'

Pero Moisés les contestó:

--No tengan miedo. Manténganse firmes y fíjense en lo que el Señor va a hacer hoy para salvarlos, porque nunca más volverán a ver a los egipcios que hoy ven. Ustedes no se preocupen, que el Señor va a pelear por ustedes.

Entonces el Señor le dijo a Moisés:

--¿Por qué me pides ayuda? ¡Ordena a los israelitas que sigan adelante! Y tú, levanta tu bastón, extiende tu brazo y parte el mar en dos, para que los israelitas lo crucen en seco. Yo voy a hacer que los egipcios se pongan tercos y los persigan; entonces mostraré mi poder en el faraón y en todo su ejército, y en sus carros y caballería. Cuando haya mostrado mi poder en el faraón, y en sus carros y caballería, los egipcios sabrán que yo soy el Señor.

En ese momento el ángel de Dios y la columna de nube, que marchaban al frente de los israelitas, cambiaron de lugar y se pusieron detrás de ellos. Así la columna de nube quedó entre el ejército egipcio y los israelitas; para los egipcios era una nube oscura, pero a los israelitas los alumbraba. Por eso los egipcios no pudieron alcanzar a los israelitas en toda la noche.

Moisés extendió su brazo sobre el mar, y el Señor envió un fuerte viento del este que sopló durante toda la noche y partió el mar en dos. Así el Señor convirtió el mar en tierra seca, y por tierra seca lo cruzaron los israelitas, entre dos murallas de agua, una a la derecha y otra a la izquierda.

Toda la caballería y los carros del faraón entraron detrás de ellos, y los persiguieron hasta la mitad del mar; pero a la madrugada el Señor miró de tal manera al ejército de los egipcios, desde la columna de fuego y de nube, que provocó un gran desorden entre ellos; descompuso además las ruedas de sus carros, de modo que apenas podían avanzar. Entonces los egipcios dijeron:

--Huyamos de los israelitas, pues el Señor pelea a favor de ellos y contra nosotros.

Pero el Señor le dijo a Moisés:

--Extiende tu brazo sobre el mar, para que el agua regrese y caiga sobre los egipcios, y sobre sus carros y caballería.

Moisés extendió su brazo sobre el mar y, al amanecer, el agua volvió a su cauce normal. Cuando los egipcios trataron de huir, se toparon con el mar, y así el Señor los hundió en él. Al volver el agua a su cauce normal, cubrió los carros y la caballería, y todo el ejército que había entrado en el mar para perseguir a los israelitas. Ni un solo soldado del faraón quedó vivo. Sin embargo, los israelitas cruzaron el mar por tierra seca, entre dos murallas de agua, una a la derecha y otra a la izquierda.

En aquel día el Señor salvó a los israelitas del poder de los egipcios, y los israelitas vieron los cadáveres de los egipcios a la orilla del mar. Al ver los israelitas el gran poder que el Señor había desplegado contra Egipto, mostraron reverencia ante el Señor y tuvieron confianza en él y en su siervo Moisés.

Entonces Moisés y los israelitas entonaron este canto en honor del Señor:



REFLEXIÓN
Los israelitas eran esclavos en Egipto, eran un pueblo sometido a otro pueblo. Pero Dios vio la miseria y las penalidades del pueblo, escuchó sus clamores y le abre un camino de salvación al pueblo esclavo y salva a Israel del poder del faraón.

CUARTA LECTURA
ISAÍAS 54,5-14

....porque tu creador te tomará por esposa.
Su nombre es Señor todopoderoso;
tu redentor es el Dios Santo de Israel,
el Dios de toda la tierra.
Eras como una esposa joven
abandonada y afligida,
pero tu Dios te ha vuelto a llamar y te dice:
"Por un corto instante te abandoné,
pero con bondad inmensa te volveré a unir conmigo.
En un arranque de enojo, por un momento, me oculté de ti,
pero con amor eterno te tuve compasión."
Lo dice el Señor, tu redentor.
"Así como juré a Noé, cuando el diluvio,
no volver a inundar la tierra,
así juro ahora
no volver a enojarme contigo
ni volver a amenazarte.
Aunque las montañas cambien de lugar
y los cerros se vengan abajo,
mi amor por ti no cambiará
ni se vendrá abajo mi alianza de paz."
Lo dice el Señor, que se compadece de ti.
La nueva Jerusalén
"¡Desdichada ciudad, azotada por la tempestad,
sin nadie que te consuele!
Yo pondré tus piedras sobre azabache
y tus cimientos sobre zafiro;
de rubíes haré tus torres
y de berilo tus puertas,
y de piedras preciosas todas tus murallas.
Yo instruiré a todos tus hijos;
todos ellos tendrán gran bienestar.
La justicia te hará fuerte,
quedarás libre de opresión y miedo,
y el terror no volverá a inquietarte.

REFLEXIÓN
El Profeta Isaías nos describe con bellas figuras una vida nueva, esa nueva creación que Dios Padre llevó a su plenitud en su Hijo Jesús Resucitado.

QUINTA LECTURA
ISAIAS 55,1-11

"Todos los que tengan sed, vengan a beber agua;
los que no tengan dinero, vengan,
consigan trigo de balde y coman;
consigan vino y leche sin pagar nada.
¿Por qué dar dinero a cambio de lo que no es pan?
¿Por qué dar su salario por algo que no deja satisfecho?
Óiganme bien y comerán buenos alimentos,
comerán cosas deliciosas.
Vengan a mí y pongan atención,
escúchenme y vivirán.
Yo haré con ustedes una alianza eterna,
cumpliendo así las promesas que por amor hice a David.
Yo lo puse a él como testigo para las naciones,
como jefe e instructor de los pueblos.
Tú llamarás a pueblos desconocidos;
pueblos que no te conocían irán corriendo a ti,
porque yo, tu Señor, el Dios Santo de Israel,
te he honrado.
"Busquen al Señor mientras puedan encontrarlo,
llámenlo mientras está cerca.
Que el malvado deje su camino,
que el perverso deje sus ideas;
vuélvanse al Señor, y él tendrá compasión de ustedes;
vuélvanse a nuestro Dios, que es generoso para perdonar.
Porque mis ideas no son como las de ustedes,
y mi manera de actuar no es como la suya.
Así como el cielo está por encima de la tierra,
así también mis ideas y mi manera de actuar
están por encima de las de ustedes."
El Señor lo afirma.
"Así como la lluvia y la nieve bajan del cielo,
y no vuelven allá, sino que empapan la tierra,
la fecundan y la hacen germinar,
y producen la semilla para sembrar
y el pan para comer,
así también la palabra que sale de mis labios
no vuelve a mí sin producir efecto,
sino que hace lo que yo quiero
y cumple la orden que le doy.

SEXTA LECTURA
BARUC 3,9-15.32-4,4

Escucha, Israel, los mandamientos de vida;
presta atención para aprender a discernir.
¿Por qué, Israel, estás en un país de enemigos
y has envejecido en una tierra extranjera?
¿Por qué te has contaminado con los muertos,
contándote entre los que bajan al Abismo?
¡Tú has abandonado la fuente de la sabiduría!
Si hubieras seguido el camino de Dios,
vivirías en paz para siempre.
Aprende dónde está el discernimiento,
dónde está la fuerza y dónde la inteligencia,
para conocer al mismo tiempo
dónde está la longevidad y la vida,
dónde la luz de los ojos y la paz.
¿Quién ha encontrado el lugar de la Sabiduría,
quién ha penetrado en sus tesoros?
Pero el que todo lo sabe, la conoce,
la penetró con su inteligencia;
el que formó la tierra para siempre,
y la llenó de animales cuadrúpedos;
el que envía la luz, y ella sale,
la llama, y ella obedece temblando.
Las estrellas brillan alegres en sus puestos de guardia:
él las llama, y ellas responden: "Aquí estamos",
y brillan alegremente para aquel que las creó.
¡Este es nuestro Dios,
ningún otro cuenta al lado de él!
Él penetró todos los caminos de la ciencia
y se la dio a Jacob, su servidor,
y a Israel, su predilecto.
Después de esto apareció sobre la tierra,
y vivió entre los hombres.
La Sabiduría es el libro de los preceptos de Dios,
y la Ley que subsiste eternamente:
los que la retienen, alcanzarán la vida,
pero los que la abandonan, morirán.
Vuélvete, Jacob, y tómala,
camina hacia el resplandor, atraído por su luz.
No cedas a otro tu gloria,
ni tus privilegios a un pueblo extranjero.
Felices de nosotros, Israel,
porque se nos dio a conocer lo que agrada a Dios.



SÉPTIMA LECTURA
EZEQUIEL 36,16-28

El Señor se dirigió a mí, y me dijo: "Cuando los israelitas vivían en su tierra, la profanaron con sus malas acciones. Su manera de vivir era para mí algo sucio y repugnante.8 Entonces descargué mi ira sobre ellos por los asesinatos que cometieron en el país y por la manera en que lo profanaron adorando a los ídolos, y en castigo de sus malas acciones los dispersé entre los demás países y naciones. Pero en todos los pueblos a donde ellos llegaban, ofendían mi santo nombre, pues la gente decía: 'Estos son el pueblo del Señor, pero tuvieron que salir de su país.' Entonces me dolió ver que, por culpa de Israel, mi santo nombre era profanado en cada nación adonde ellos llegaban.
"Por eso, dile al pueblo de Israel: 'Esto dice el Señor: Lo que voy a realizar no es por causa de ustedes, israelitas, sino por mi santo nombre, que ustedes han ofendido entre las naciones a donde han ido. Yo voy a mostrar ante las naciones la santidad de mi gran nombre, que ustedes han ofendido entre ellas; cuando yo lo haga, ellas reconocerán que yo soy el Señor. Yo, el Señor, lo afirmo. Yo los sacaré a ustedes de todas esas naciones y países; los reuniré y los haré volver a su tierra. Los lavaré con agua pura, los limpiaré de todas sus impurezas, los purificaré del contacto con sus ídolos; pondré en ustedes un corazón nuevo y un espíritu nuevo. Quitaré de ustedes ese corazón duro como la piedra y les pondré un corazón dócil. Pondré en ustedes mi espíritu, y haré que cumplan mis leyes y decretos; vivirán en el país que di a sus padres, y serán mi pueblo y yo seré su Dios.


REFLEXIÓN
Se nota la tensión entre la culpabilidad de Israel que merecía el castigo por sus actuaciones de rebeldía y de rechazo a la alianza y la voluntad salvífica de Yahvé. El pueblo no había entendido que todo era consecuencia del castigo que merecían, sino que suponía que se trataba de una incapacidad de Yahvé para salvarlos. Esto trajo como consecuencia que el nombre de Yahve se hubiera desprestigiado, por ello, Yahvé propone mostrar la santidad de su Nombre. Fruto de esto será la liberación, la congregación y la vida nueva del pueblo. Ese paso de pecado-castigo-muerte a la vida nueva la gracia se realizará de una manera nueva: la obra del Espíritu, será Él, el dador de la vida.

EPÍSTOLA
CARTA A LOS ROMANOS 6,3-11

¿No saben ustedes que, al quedar unidos a Cristo Jesús en el bautismo, quedamos unidos a su muerte? Pues por el bautismo fuimos sepultados con Cristo, y morimos para ser resucitados y vivir una vida nueva, así como Cristo fue resucitado por el glorioso poder del Padre.
Si nos hemos unido a Cristo en una muerte como la suya, también nos uniremos a él en su resurrección. Sabemos que lo que antes éramos fue crucificado con Cristo, para que el poder de nuestra naturaleza pecadora quedara destruido y ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado. Porque, cuando uno muere, queda libre del pecado. Si nosotros hemos muerto con Cristo, confiamos en que también viviremos con él. Sabemos que Cristo, habiendo resucitado, no volverá a morir. La muerte ya no tiene poder sobre él. Pues Cristo, al morir, murió de una vez para siempre respecto al pecado; pero al vivir, vive para Dios. Así también, ustedes considérense muertos respecto al pecado, pero vivos para Dios en unión con Cristo Jesús.

REFLEXIÓN
El apóstol Pablo nos enseña que por el bautismo también el cristiano pasa de la muerte a la vida. Ese misterio pascual de Jesús, misterio de muerte y resurrección es nuestro propio misterio, porque el cristiano, mediante el bautismo, está muerto al pecado y vivo para Dios. En Cristo Jesús el cristiano vive el misterio de Cristo muerto y resucitado cada día en los momentos de tristeza y gozo, de enfermedad y salud, cuando pecamos y sentimos que Dios Padre nos acoge con misericordia. Lo vivimos especialmente en los sacramentos. Cada sacramento que recibimos es una reactualización del misterio Pascual.

LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 28, 1-10


“RESURRECCIÓN DE JESÚS, SEGÚN SAN MATEO”



Pasado el sábado, cuando al anochecer comenzaba el primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. De pronto hubo un fuerte temblor de tierra, porque un ángel del Señor bajó del cielo y, acercándose al sepulcro, quitó la piedra que lo tapaba y se sentó sobre ella. El ángel brillaba como un relámpago, y su ropa era blanca como la nieve. Al verlo, los soldados temblaron de miedo y quedaron como muertos. El ángel dijo a las mujeres:
--No tengan miedo. Yo sé que están buscando a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, sino que ha resucitado, como dijo. Vengan a ver el lugar donde lo pusieron. Vayan pronto y digan a los discípulos: 'Ha resucitado, y va a Galilea para reunirlos de nuevo; allí lo verán.' Esto es lo que yo tenía que decirles.

Jesús se aparece a las mujeres

Las mujeres se fueron rápidamente del sepulcro, con miedo y mucha alegría a la vez, y corrieron a llevar la noticia a los discípulos. En eso, Jesús se presentó ante ellas y las saludó. Ellas se acercaron a Jesús y lo adoraron, abrazándole los pies, y él les dijo:
--No tengan miedo. Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea, y que allá me verán.

REFLEXIÓN:
Los Seguidores de Jesús están decepcionados, por ello lo abandonaron totalmente, aunque las mujeres siguen aferradas a sus falsas esperanzas mesiánicas, por eso van a embalsamarlo con aromas que compraron. Ellas van al sepulcro el primer día de la semana con lo cual, se alude al primer día de la creación, en el que brilla la luz (ya ha salido el sol) porque la resurrección de Jesús es el principio de la creación definitiva.
Las mujeres se sienten impotentes (¿quién nos moverá la losa?) porque no han entendido que la vida ha vencido la muerte. Por eso cuando levantan la vista, la losa ha sido corrida, de hecho, el sepulcro para los que tienen fe ha estado siempre abierto. Al entrar encuentran a un joven vestido de blando (el color de Dios) y sentado a la derecha (salmo 110,1). El crucificado ha resucitado no está allí, ¿dónde lo pusieron? La prueba es el sepulcro vacío. Termina el joven mandando un mensaje para los discípulos, en especial para Pedro, el que lo negó, ellos deben irse de Jerusalén deben alejarse de los ideales del judaísmo e ir a Galilea el lugar donde inició Jesús. Es extraño que el joven no le diga a las mujeres que vayan a anunciar que el sepulcro está vacío, y la razón es que cada discípulo, cada hombre tiene que llegar personalmente a la misma experiencia, y ésta no la tendrán en Jerusalén sino en Galilea. Las que lo seguían de lejos, las que lloraban su amargura, las que estaban impotentes frente a la situación, ahora pueden gritar con fuerza: ¡CRISTO HA RESUCITADO!



ORACIÓN
Señor te pedimos que nos llenes de tu Santo Espíritu para poder ser anunciadores de tu resurrección, que el designio de salvación iniciado con el pueblo de Israel, llegue a su plenitud y alcance toda la humanidad. Amén.

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