viernes, 1 de abril de 2011

Lunes 25 de abril de 2011

“LAS PALABRAS DEL SEÑOR RESUENAN HOY EN NUESTRO CORAZÓN”


PRIMERA LECTURA
HECHOS 2,14.22-33


“DIOS RESUCITÓ A JESÚS, Y TODOS SOMOS TESTIGOS”


Entonces Pedro se puso de pie junto con los otros once apóstoles, y con voz fuerte dijo: "Judíos y todos los que viven en Jerusalén, sepan ustedes esto y oigan bien lo que les voy a decir. Estos no están borrachos como ustedes creen, ya que apenas son las nueve de la mañana. Al contrario, aquí está sucediendo lo que anunció el profeta Joel, cuando dijo:
'Sucederá que en los últimos días, dice Dios,
derramaré mi Espíritu sobre toda la humanidad;
los hijos e hijas de ustedes
comunicarán mensajes proféticos,
los jóvenes tendrán visiones,
y los viejos tendrán sueños.
También sobre mis siervos y siervas
derramaré mi Espíritu en aquellos días,
y comunicarán mensajes proféticos.
En el cielo mostraré grandes maravillas,
y sangre, fuego y nubes de humo en la tierra.
El sol se volverá oscuridad,
y la luna como sangre,
antes que llegue el día del Señor,
día grande y glorioso.
Pero todos los que invoquen el nombre del Señor,
alcanzarán la salvación.'
"Escuchen, pues, israelitas, lo que voy a decir: Como ustedes saben muy bien, Dios demostró ante ustedes la autoridad de Jesús de Nazaret, haciendo por medio de él grandes maravillas, milagros y señales. Y a ese hombre, que conforme a los planes y propósitos de Dios fue entregado, ustedes lo mataron, crucificándolo por medio de hombres malvados. Pero Dios lo resucitó, liberándolo de los dolores de la muerte, porque la muerte no podía tenerlo dominado. El rey David, refiriéndose a Jesús, dijo:
'Yo veía siempre al Señor delante de mí;
con él a mi derecha, nada me hará caer. Por eso se alegra mi corazón,
y mi lengua canta llena de gozo.
Todo mi ser vivirá confiadamente,
porque no me dejarás en el sepulcro
ni permitirás que se descomponga
el cuerpo de tu santo siervo.
Me mostraste el camino de la vida,
y me llenarás de alegría con tu presencia.'
"Hermanos, permítanme decirles con franqueza que el patriarca David murió y fue enterrado, y que su sepulcro está todavía entre nosotros. Pero David era profeta, y sabía que Dios le había prometido con juramento que pondría por rey a uno de sus descendientes. Así que, viendo anticipadamente la resurrección del Mesías, David habló de ella y dijo que el Mesías no se quedaría en el sepulcro ni su cuerpo se descompondría. Pues bien, Dios ha resucitado a ese mismo Jesús, y de ello todos nosotros somos testigos. Después de haber sido enaltecido y colocado por Dios a su derecha y de haber recibido del Padre el Espíritu Santo que nos había prometido, él a su vez lo derramó sobre nosotros. Eso es lo que ustedes han visto y oído.


REFLEXIÓN
La primera lectura de hoy nos transporta desde el principio al final al tiempo "pascual". Este tiempo litúrgico empieza con la Pascua y se prolonga hasta Pentecostés. Pues bien, precisamente desde el día de Pentecostés nos alcanza la palabra del apóstol Pedro: "A Jesús de Nazaret, que conforme a los planes y propósitos de Dios, fue entregado, ustedes lo mataron, crucificándolo por medio de hombres malvados. Pero Dios lo resucitó, liberándolo de los dolores de la muerte, porque la muerte no podía tenerlo dominado".
Sin Pascua no hay Pentecostés, porque Cristo dijo: "si no me voy, el Espíritu no vendrá para estar con ustedes" (Juan 16,7). Pero sin Pentecostés no es posible recibir ni entender el misterio de la Pascua, pues dijo Cristo también: "Cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a la verdad completa... El Espíritu mostrará mi gloria, porque recibirá de lo que es mío y se lo dará a conocer a ustedes" (Juan 16,13.14).
Así entendemos el vínculo íntimo entre la ascensión de Jesús desde de la tierra, que se celebra en Pascua y el descenso del Espíritu desde el Padre, que se celebra en Pentecostés. Cristo envía al Espíritu, y el Espíritu trae a nosotros su presencia y su gracia.


SALMO RESPONSORIAL: 15
R: Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 28, 8-15

“ANUNCIEN A MIS HERMANOS QUE VAYAN A GALILEA; ALLÍ ME VERÁN”

Las mujeres se fueron rápidamente del sepulcro, con miedo y mucha alegría a la vez, y corrieron a llevar la noticia a los discípulos. En eso, Jesús se presentó ante ellas y las saludó. Ellas se acercaron a Jesús y lo adoraron, abrazándole los pies, y él les dijo:
--No tengan miedo. Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea, y que allá me verán.
Los soldados son sobornados
Mientras iban las mujeres, algunos soldados de la guardia llegaron a la ciudad y contaron a los jefes de los sacerdotes todo lo que había pasado. Estos jefes fueron a hablar con los ancianos, para ponerse de acuerdo con ellos. Y dieron mucho dinero a los soldados, a quienes advirtieron:
--Ustedes digan que durante la noche, mientras ustedes dormían, los discípulos de Jesús vinieron y robaron el cuerpo. Y si el gobernador se entera de esto, nosotros lo convenceremos, y a ustedes les evitaremos dificultades.
Los soldados recibieron el dinero e hicieron lo que se les había dicho. Y esta es la explicación que hasta el día de hoy circula entre los judíos.


REFLEXIÓN:
Jesús sale al encuentro de las mujeres y las saluda. Ellas le responden “acercándose, abrazando sus pies y adorándolo”. Esta es la experiencia de las mujeres (y de la comunidad) de la resurrección de Jesús. Ni el sepulcro vacío, ni la presencia de un ángel son razón suficiente para creer en la resurrección. El verdadero y único argumento es llegar a sentir vivo al resucitado y expresarle en fe la adoración.
Pero los dirigentes judíos se obstinan en su mala fe. Ante el informe de los guardias, se reúne de nuevo el Gran Consejo, el Sanedrín. No les interesa lo que realmente sucede, sino la repercusión que pueda tener en el pueblo. Con dinero se habían apoderado de Jesús; con dinero quieren impedir la fe en él. Es increíble el poder corruptor del dios dinero. La resurrección de Jesús no tiene más prueba que la propia experiencia. Esta experiencia, que es también la nuestra, nos libera del miedo y nos compromete en acciones concretas de seguimiento y de anuncio.


PARA REFLEXIONAR:
1. ¿Qué pruebas damos en nuestra vida de que experimentamos la Resurrección y de que creemos en el Resucitado?

ORACIÓN
Señor gracias porque eres voz de esperanza para nuestra realidad, así como el pueblo de Israel volvió a vivir un nuevo tiempo de éxodo y restauración, te pedimos que nuestra vida sea renovada y no volvamos atrás, ven y hazte presente en nuestra historia. Señor que seamos capaces de escucharte y ser dóciles a tu proyecto de vida en nosotros Amén.

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