viernes, 1 de abril de 2011

Martes 12 de abril de 2011

“BUSCAMOS SIEMPRE REALIZAR LA VOLUNTAD DE DIOS”

PRIMERA LECTURA


NÚMEROS 21,4-9


“LOS MORDIDOS DE SERPIENTES QUEDARÁN SANOS AL MIRAR A LA SERPIENTE DE BRONCE”

Los israelitas salieron del monte Hor en dirección al Mar Rojo, dando un rodeo para no pasar por el territorio de Edom. En el camino, la gente perdió la paciencia y empezó a hablar contra Dios y contra Moisés. Decían: ¿Para qué nos sacaron ustedes de Egipto? ¿Para hacernos morir en el desierto? No tenemos ni agua ni comida. ¡Ya estamos cansados de esta comida miserable! El Señor les envió serpientes venenosas, que los mordieron, y muchos israelitas murieron. Entonces fueron a donde estaba Moisés y le dijeron: Hemos pecado al hablar contra el Señor y contra ti! ¡Pídele al Señor que aleje de nosotros las serpientes! Moisés pidió al Señor que perdonara a los israelitas, y el Señor le dijo: Hazte una serpiente como esas, y ponla en el asta de una bandera. Cuando alguien sea mordido por una serpiente, que mire hacia la serpiente del asta, y se salvará. Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso en el asta de una bandera, y cuando alguien era mordido por una serpiente, miraba a la serpiente de bronce y se salvaba.


REFLEXIÓN


Así como Moisés levantó la serpiente de bronce en el desierto, y los que miraban a la serpiente de bronce quedaban curados, Cristo fue levantado en la cruz, y quienes miran a Cristo quedan curados. ¿Por qué una serpiente de bronce? La serpiente no se deja ver, la serpiente obra como a las escondidas; pero resulta que esta serpiente, cuando la levanta Moisés, es una serpiente vencida. Lo que quiso Dios con Moisés fue mostrar una serpiente vencida, y así los que habían sido mordidos por serpientes que todavía estaban vivas, miraron a la serpiente vencida, y llenos de fe en que Dios podía vencer a la serpiente y eran sanados. La multitud de serpientes que muerden al pueblo y lo van diezmando es como una imagen de lo que hace el pecado en la sociedad; pero Moisés al levantar la serpiente de bronce, denuncia el pecado, lo saca a luz, y así pierde poder. Cristo lleva a plenitud esta obra con su sacrificio en la Cruz. En Cristo crucificado están todos los dolores. Cristo llegó a la cruz porque fue traicionado y herido. Pero todos esos pecados de la humanidad quedaron en Cristo y quedaron ya vencidos. Por eso cuando nosotros miramos hoy a Cristo crucificado es como mirar al pecado, pero un pecado que ya no nos hace daño. Todos nuestros pecados que ya no nos hacen daño porque han sido vencidos por el amor de Dios, en la cruz. Cristo en la cruz ha vencido, ha sanado nuestras dolencias, y por eso el que cree en Él, tiene vida y vida eterna.


SALMO RESPONSORIAL: 101


R: Señor, escucha mi oración, que mi grito llegue hasta ti.


LECTURA DEL EVANGELIO


JUAN 8, 21-30


“A DONDE YO VOY, USTEDES NO PUEDEN IR”

Jesús les volvió a decir: --Yo me voy, y ustedes me van a buscar, pero morirán en su pecado. A donde yo voy, ustedes no pueden ir. Los judíos dijeron: --¿Acaso estará pensando en matarse, y por eso dice que no podemos ir a donde él va? Jesús les dijo: --Ustedes son de aquí abajo, pero yo soy de arriba; ustedes son de este mundo, pero yo no soy de este mundo. Por eso les dije que morirán en sus pecados; porque si no creen que Yo Soy, morirán en sus pecados. Entonces le preguntaron: --¿Quién eres tú? Jesús les respondió: --En primer lugar, ¿por qué he de hablar con ustedes? Tengo mucho que decir y que juzgar de ustedes, pero el que me ha enviado dice la verdad, y lo que yo le digo al mundo es lo mismo que le he oído decir a él. Pero ellos no entendieron que les hablaba del Padre. Por eso les dijo: --Cuando ustedes levanten en alto al Hijo del hombre, reconocerán que Yo Soy, y que no hago nada por mi propia cuenta; solamente digo lo que el Padre me ha enseñado. Porque el que me ha enviado está conmigo; mi Padre no me ha dejado solo, porque yo siempre hago lo que a él le agrada. Cuando Jesús dijo esto, muchos creyeron en él.
REFLEXIÓN:
Cuando los israelitas andaban por el desierto, sufrieron mordeduras de víboras venenosas. Moisés modeló una serpiente de bronce y la puso en un palo a modo de estandarte. Quienes la miraban sanaban de las mordeduras. La injusticia que estaba viviendo el pueblo en tiempos de Jesús era tan mortal como la mordedura de las serpientes del desierto. ¿Cómo curarse de tanta violencia e injusticia? Volviendo los ojos a Jesús, levantado sobre el madero de la cruz. Cuando pecamos, renunciamos a la plenitud de vida que el Padre nos ofrece. El “pecado”, es la traición a nosotros mismos y a nuestra vocación de servir a la causa de la justicia, que nos separa del Padre. Pecado es aceptar voluntariamente un orden injusto que conduce a la muerte. Nos privamos y privamos a otros de libertad; aceptamos la opresión y nos hacemos cómplices de la injusticia. Este camino conduce inevitablemente a la muerte. Jesús acepta luchar contra a la injusticia, entregando su propia vida. Eso es lo que le agrada al Padre y quien ama busca agradar a la persona amada.
ORACIÓN
Señor Jesús, hoy volvemos nuestros ojos hacia ti, a tu sacrificio por nosotros, a tu entrega en la cruz, a tu entrega de amor, queremos dejar nuestro pecado, que es la negación a ti y a tu proyecto, queremos caminar contigo, contigo que eres la vida. Amén.

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