viernes, 1 de abril de 2011

Martes, 26 de marzo de 2011

“¿Y TÚ A QUIÉN BUSCAS?




PRIMERA LECTURA
HECHOS DE LOS APÓSTOLES 2,36-11





“BAUTÍCENSE TODOS EN NOMBRE DE JESUCRISTO”




"Sepa todo el pueblo de Israel, con toda seguridad, que a este mismo Jesús a quien ustedes crucificaron, Dios lo ha hecho Señor y Mesías."
Cuando los allí reunidos oyeron esto, se afligieron profundamente, y preguntaron a Pedro y a los otros apóstoles:
--Hermanos, ¿qué debemos hacer?
Pedro les contestó:
--Vuélvanse a Dios y bautícese cada uno en el nombre de Jesucristo, para que Dios les perdone sus pecados, y así él les dará el Espíritu Santo. Porque esta promesa es para ustedes y para sus hijos, y también para todos los que están lejos; es decir, para todos aquellos a quienes el Señor nuestro Dios quiera llamar.
Con estas y otras palabras, Pedro les habló y les aconsejó, diciéndoles:
--¡Apártense de esta gente perversa!
Así pues, los que hicieron caso de su mensaje fueron bautizados; y aquel día se agregaron a los creyentes unas tres mil personas.

REFLEXIÓN
La primitiva comunidad cristiana comprendió que la Buena Noticia no era puramente espiritual, sino que obligaba a asumir un compromiso real en el orden social y económico. Ese aspecto particular de la realidad comunitaria es lo que conocemos hoy como la “comunicación cristiana de bienes”, es parte de la naturaleza misma de la vocación de Jesucristo que un verdadero discípulo debe poner en práctica.
La conversión tiene unos pasos, que empiezan por el hecho de la Resurrección y que siguen este orden: testimonio, acogida de la palabra, conciencia del propio límite, acto de la fe, expresión pública de la fe, expresión de su conversión, cambios concretos, integración en la comunidad cristiana, formación en la escucha de la enseñanza, la práctica de la caridad y la celebración de la fe. Tal es el itinerario básico para todo aquel que va caminando buscando el Señor y finalmente llega a Cristo Resucitado.




SALMO RESPONSORIAL: 32
R. / La misericordia del Señor llena la tierra

LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 20,11-18




“HE VISTO AL SEÑOR Y HA DICHO ESTO”









María se quedó afuera, junto al sepulcro, llorando. Y llorando como estaba, se agachó para mirar dentro, y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús; uno a la cabecera y otro a los pies. Los ángeles le preguntaron:

--Mujer, ¿por qué lloras?
Ella les dijo: --Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto.

Apenas dijo esto, volvió la cara y vio allí a Jesús, pero no sabía que era él.

Jesús le preguntó: --Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?

Ella, pensando que era el que cuidaba el huerto, le dijo: --Señor, si usted se lo ha llevado, dígame dónde lo ha puesto, para que yo vaya a buscarlo.

Jesús entonces le dijo: --¡María!
Ella se volvió y le dijo en hebreo: --¡Rabuni! (que quiere decir: "Maestro").

Jesús le dijo: --No me retengas, porque todavía no he ido a reunirme con mi Padre. Pero ve y di a mis hermanos que voy a reunirme con el que es mi Padre y Padre de ustedes, mi Dios y Dios de ustedes.

Entonces María Magdalena fue y contó a los discípulos que había visto al Señor, y también les contó lo que él le había dicho.

REFLEXIÓN
Jesús resucitado se encuentra con María Magdalena, figura de la comunidad, como la esposa del Cantar de los Cantares. En el huerto-jardín se encuentra la nueva pareja que comienza la nueva humanidad. El relato comienza con el llanto de María y su diálogo con los ángeles (20,11-13); en el centro de la escena se describe el encuentro con Jesús, el reconocimiento y su encargo a María (20,14-17) y termina con el cumplimiento del encargo (20,18). Jesús y María Magdalena tienen un encuentro que se transforma en misión. Jesús está vivo y presente entre los suyos, primicias de la nueva creación, destinada a toda la humanidad. Existe una vida nueva, ya presente, pero en tensión hacia el futuro. Existe ya el Reino de Dios, pero ha de crecer hasta su estadio final, en que culminará la realidad que se ha vivido y preparado. Están realizados los preparativos para las nupcias, pero la unión definitiva queda en futuro, cuando los discípulos hayan recorrido el camino de Jesús. -- Cada uno de nosotros somos hoy María Magdalena, en encuentro pleno con Jesús y enviados a la misión, a anunciar su mensaje a los hermanos.




PARA REFLEXIONAR:



1. ¿Que significado tiene el encuentro de Maria Magdalena con Jesús resucitado? ¿Que significado tiene para mi este encuentro con este mismo Jesús?




ORACIÓN
Padre mío y Padre nuestro, Tú enviaste a Tu Hijo para revelarnos los misterios de tu voluntad, concédenos tener el privilegio de encontrarnos contigo, el don de saber que no estamos creyendo en un montón de ideas sin fundamento, dános la alegría de saber que estamos creyéndole a una persona, que hablar contigo no es hablarle al vacío. Amén.

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