viernes, 1 de abril de 2011

MARTES, 19 DE ABRIL DE 2011

“¿CUÁNTAS VECES Y DE QUÉ FORMA VENDO A MIS HERMANOS?


PRIMERA LECTURA

ISAIAS 49,1-6

“TE HAGO LUZ DE LAS NACIONES, PARA QUE MI SALVACIÓN ALCANCE HASTA EL CONFIN DE LA TIERRA”

Óiganme, países del mar, préstenme atención, naciones lejanas: El Señor me llamó desde antes de que yo naciera; pronunció mi nombre cuando aún estaba yo en el seno de mi madre. Convirtió mi lengua en espada afilada, me escondió bajo el amparo de su mano, me convirtió en una flecha aguda y me guardó en su aljaba. Me dijo: "Israel, tú eres mi siervo, en ti me mostraré glorioso." Y yo que había pensado: "He pasado trabajos en vano, he gastado mis fuerzas sin objeto, para nada." En realidad mi causa está en manos del Señor, mi recompensa está en poder de mi Dios. He recibido honor delante del Señor mi Dios, pues él ha sido mi fuerza. El Señor, que me formó desde el seno de mi madre para que fuera su siervo, para hacer que Israel, el pueblo de Jacob, se vuelva y se una a él, dice así: "No basta que seas mi siervo solo para restablecer las tribus de Jacob y hacer volver a los sobrevivientes de Israel; yo haré que seas la luz de las naciones, para que lleves mi salvación hasta las partes más lejanas de la tierra."


REFLEXIÓN:

Las palabras del Siervo de Yahvé en la primera lectura de hoy reflejan una situación que probablemente hemos vivido todos. La palabra es: desaliento. No es duro esforzarse cuando están a la vista los frutos de ese esfuerzo. Lo realmente difícil es trabajar sin recompensa a la vista, porque ello nos hace dudar del sentido mismo de nuestro empeño. "¿Para qué perder mi tiempo y gastar mis fuerzas en nada?" : esta pregunta es capaz de frenar a los más valientes. Y quienes no serían frenados por la violencia de las armas ni se atemorizarían ante los obstáculos más fieros, pronto son vencidos por pensamientos de desilusión. Perder el corazón, apagar el amor, sembrar el desaliento son estrategias favoritas del enemigo de las almas, que bien recuerda las victorias que esta estrategia le ha reportado. Superada la hora de desaliento viene el descubrimiento maravilloso. La bruma se disipa, la noche cede y amanece la luz: "el Señor defendía mi causa, mi Dios guardaba mi recompensa". Cada tormenta vencida, cada tentación doblegada, cada pequeño triunfo nos ayuda a creer en el triunfo final y la gran victoria, que vendrán de Dios atravesando la espesura de la noche. Y entonces un rayo de claridad nos envuelve, como lo expresa el profeta en su cántico: "¡soy valioso para el Señor!". Así robustecido, el creyente renueva su camino con mayor alegría y fortaleza, sabiendo que volverá la noche... pero no faltará un nuevo día.


SALMO RESPONSORIAL: 70

R:/ Mi boca contará tu salvación, Señor.


LECTURA DEL EVANGELIO

JUAN 13,21-33.36-38

“UNO DE VOSOTROS ME VA A ENTREGAR… NO CANTARÁ EL GALLO ANTES QUE ME HAYAS NEGADO TRES VECES”

Después de decir esto, Jesús se sintió profundamente conmovido, y añadió con toda claridad: --Les aseguro que uno de ustedes me va a traicionar. Los discípulos comenzaron entonces a mirarse unos a otros, sin saber de quién estaba hablando. Uno de ellos, a quién Jesús quería mucho, estaba junto a él, mientras cenaban, y Simón Pedro le dijo por señas que le preguntara de quién estaba hablando. Él, acercándose más a Jesús, le preguntó: --Señor, ¿quién es? Jesús le contestó: --Voy a mojar un pedazo de pan, y a quien se lo dé, ese es. En seguida mojó un pedazo de pan y se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote. Y tan pronto como Judas recibió el pan, Satanás entró en su corazón. Jesús le dijo: --Lo que vas a hacer, hazlo pronto. Pero ninguno de los que estaban cenando a la mesa entendió por qué le decía eso. Como Judas era el encargado de la bolsa del dinero, algunos pensaron que Jesús le quería decir que comprara algo para la fiesta, o que diera algo a los pobres. Una vez que Judas hubo recibido el pan, salió. Ya era de noche. Después que Judas hubo salido, Jesús dijo: --Ahora se muestra la gloria del Hijo del hombre, y la gloria de Dios se muestra en él. Y si el Hijo del hombre muestra la gloria de Dios, también Dios mostrará la gloria de él; y lo hará pronto. Hijitos míos, ya no estaré con ustedes mucho tiempo. Ustedes me buscarán, pero lo mismo que les dije a los judíos les digo ahora a ustedes: No podrán ir a donde yo voy. Simón Pedro le preguntó a Jesús: --Señor, ¿a dónde vas? --A donde yo voy --le contestó Jesús--, no puedes seguirme ahora; pero me seguirás después. Pedro le dijo: --Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? ¡Estoy dispuesto a dar mi vida por ti! Jesús le respondió: --¿De veras estás dispuesto a dar tu vida por mí? Pues te aseguro que antes que cante el gallo, me negarás tres veces.


REFLEXIÓN:

La traición y la negación, dos palabras que acompañan a los discípulos previos al cumplimiento de la misión salvífica de Jesús, palabras que también nos acompañan, pero que Jesús quiere cambiar camino a la cruz y con su Resurrección. Veamos como el anuncio de Jesús sobre la traición inminente desconcierta a sus discípulos. Pedro pide al discípulo a quien Jesús quiere que le pregunte quién va a ser el traidor, y Jesús le dice cómo va a identificarlo: en señal de amistad ofrece a Judas un trozo de pan. El propósito de Jesús no es denunciar al traidor ni delatarlo delante de sus compañeros, sino ofrecerle la última oportunidad de arrepentirse. La tentativa de Jesús fracasa. Judas se obstina. Jesús manifiesta su total respeto por la libertad humana, a costa de su propia vida. El amor de Jesús es un amor que no juzga, que no conoce límites, que se extiende al enemigo mortal, que no fuerza a nadie, que desiste de la posibilidad de rechazarlo. Para quien está con Jesús no hay enemigos que delatar. Hay vidas que entregar libremente para que sea posible el Reino. Fruto de esta entrega es el don del Espíritu de Dios que da al ser humano la capacidad de amar sin límites, haciéndolo así plenamente humano, al estilo de Jesús. ¿Nos abrimos nosotros incondicionalmente a esta clase de amor que Jesús nos muestra? Y la noche es también tema del evangelio de hoy. Judas, en un acto tenebroso y contradictorio, acepta el pan mojado que Jesús le ofrece con lo que también admite ser el traidor. Un gesto absurdo que le denuncia y que sin embargo no es comprendido por los apóstoles que allí se encuentran. ¿Por qué? Probablemente porque un acto así aleve y traidor no cabía en la mente de aquellos hombres. Y cuando él sale, anota san Juan, "era de noche". Sí, porque el sol ya se había escondido bajo el horizonte. Mas sobre todo "era de noche" porque en aquel corazón atravesado de dudas y codicias, de preguntas nunca formuladas y dolores sin sanar, sólo quedaba ya oscuridad. En aquella hora de tinieblas sólo la palabra de Jesucristo es luz. Él permanece el mismo: ama, perdona, declara la verdad; es manso aun ante la avalancha de dolor que ve venir; es puro y sencillo cuando todos van a mostrarse falsos y torcidos; es humilde y caritativo en medio de la peor tempestad de soberbia y de odio.

PARA REFLEXIONAR:

1. ¿Cuántas veces he traicionado el proyecto que Dios tiene para mí, lo traiciono por unas cuantas monedas, por enriquecerme a costa de otros, por los lujos innecesarios, por vivir en mi egoísmo?

2. ¿He traicionado el proyecto que he iniciado con mi familia, con mis hermanos? ¿Cuántas veces he claudicado y defraudado a otros?

3. ¿Cuántas veces he negado para mi y para otros, la vida, la luz, la esperanza, la justicia, la equidad? ¿Me falta valor para vivir, aceptar y luchar por el proyecto de Dios?

ORACIÓN

Señor, queremos aferrarnos a ti, queremos huir de la oscuridad, de la traición y negación a tu proyecto de vida, tu conoces nuestras debilidades, nuestras caídas, nuestras dudas, se tú Señor nuestra roca, nuestro alcázar, se tú nuestra prioridad y ayúdanos a vivir bajo tu luz. Amén.

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