PRIMERA LECTURA
AMÓS 6, 1-7
“LOS DISOLUTOS ENCABEZARÁN LA CUERDA DE LOS CAUTIVOS "
¡Ay de los que llevan una vida fácil en Sión! ¡Ay de los que viven confiados en Samaria, los jefes de la nación más importante, a quienes recurren los israelitas! Vayan a Calné, y vean; de allí pasen a Hamat la grande, y bajen a Gat de los filisteos. ¿Son acaso ustedes mejores que esos países? ¿Es el país de ustedes mejor que el de ellos? Ustedes no quieren pensar en el día malo, pero están atrayendo el imperio de la violencia. Recostados en lujosos divanes de marfil, se tienden a sus anchas en sus fiestas; banquetean con corderitos y gordos becerros; tocan la flauta sin ton ni son; imitan a David, inventando instrumentos musicales; beben vino en grandes copas, usan los más finos perfumes, ¡y nada les importa la ruina del país! Ustedes serán los primeros en ir al destierro, y se acabará el alboroto de sus banquetes.
REFLEXIÓN
De nuevo hoy el profeta Amós nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre las injusticias que se cometían contra las clases menos favorecidas del pueblo de Israel, por parte de los gobernantes y poderosos. El profeta campesino sigue clamando contra los ricos que desconocen y hacen caso omiso de la justicia social y la solidaridad. La denuncia afecta directamente las clases sociales que viven del lujo y la opulencia, mientras el pueblo vive en la miseria y lucha por conseguir un mendrugo de pan: “Duermen sobre lechos de marfil, se recuestan sobre divanes, comen corderos del rebaño y terneros del establo, beben el vino en ánforas y cantan a gritos al son del arpa, se ungen con el perfume más fino. Este lujo, esta abundancia hacen que vivan en la inconciencia y se olviden de las necesidades que pasan muchas personas alrededor.
SALMO RESPONSORIAL: 145
R: Alaba, alma mía, al Señor.
1ª DE TIMOTEO 6, 11-16
“GUARDA EL MANDAMIENTO HASTA LA MANIFESTACIÓN DEL SEÑOR”
Pero tú, hombre de Dios, huye de todo esto. Lleva una vida de rectitud, de piedad, de fe, de amor, de fortaleza en el sufrimiento y de humildad de corazón. Pelea la buena batalla de la fe; no dejes escapar la vida eterna, pues para eso te llamó Dios y por eso hiciste una buena declaración de tu fe delante de muchos testigos. Ahora, delante de Dios, que da vida a todo lo que existe, y delante de Jesucristo, que también hizo una buena declaración y dio testimonio ante Poncio Pilato, te mando que obedezcas lo que te ordeno, manteniendo una conducta pura e irreprensible hasta la venida gloriosa de nuestro Señor Jesucristo. A su debido tiempo, Dios llevará esto a cabo, porque él es el único y bienaventurado Soberano, Rey de reyes y Señor de señores. Es el único inmortal, que vive en una luz a la que nadie puede acercarse. Ningún hombre lo ha visto ni lo puede ver. ¡A él pertenecen para siempre el honor y el poder! Amén.REFLEXIÓN
San Pablo exhorta a su discípulo Timoteo para que se mantenga como hombre de Dios, perseverante en la fe, irreplensible; para eso debe huir de todo tipo de avaricia, injusticia, esmerándose por llevar una vida sencilla, sin buscar lujos ni comodidades. Contentándose con tener solamente lo necesario para vivir. Así mismo tiene que preocuparse por practicar la verdadera justicia, la caridad, la fe, la paciencia y la amabilidad. También para nosotros esta exhortación se constituye hoy en un reto.
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 16, 19-31
"Había un hombre rico, que se vestía con ropa fina y elegante y que todos los días ofrecía espléndidos banquetes. Había también un pobre llamado Lázaro, que estaba lleno de llagas y se sentaba en el suelo a la puerta del rico. Este pobre quería llenarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros se acercaban a lamerle las llagas. Un día el pobre murió, y los ángeles lo llevaron a sentarse a comer al lado de Abraham. El rico también murió, y fue enterrado.
"Y mientras el rico sufría en el lugar adonde van los muertos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro sentado a su lado. Entonces gritó: '¡Padre Abraham, ten lástima de mí! Manda a Lázaro que moje la punta de su dedo en agua y venga a refrescar mi lengua, porque estoy sufriendo mucho en este fuego.' Pero Abraham le contestó: 'Hijo, acuérdate que en vida tú recibiste tu parte de bienes, y Lázaro su parte de males. Ahora él recibe consuelo aquí, y tú sufres. Aparte de esto, hay un gran abismo entre nosotros y ustedes; de modo que los que quieren pasar de aquí allá, no pueden, ni de allá tampoco pueden pasar aquí.'
"El rico dijo: 'Te suplico entonces, padre Abraham, que mandes a Lázaro a la casa de mi padre, donde tengo cinco hermanos, para que les llame la atención, y así no vengan ellos también a este lugar de tormento.' Abraham dijo: 'Ellos ya tienen lo escrito por Moisés y los profetas: ¡que les hagan caso!' El rico contestó: 'Padre Abraham, eso no basta; pero si un muerto resucita y se les aparece, ellos se convertirán.' Pero Abraham le dijo: 'Si no quieren hacer caso a Moisés y a los profetas, tampoco creerán aunque algún muerto resucite."
REFLEXIÓN:
Lucas y su comunidad nos presentan hoy la parábola del rico Epulón y el pobre Lázaro; en la cual nos advierte sobre el uso que le debemos dar a las riquezas. Estas no son para marcar un abismo entre los seres humanos; por el contrario, deberían ser un puente de hermanad, de solidaridad pues todo cuanto tenemos los hemos recibido de Dios, y Ël ama a quien da con alegría. Con esta parábola pareciera que se estuviera condenando a los ricos por ser ricos y ensalzando a los pobres por ser pobres. Más bien hoy digamos que se condene a la actitud de los ricos en no querer compartir lo mucho que tienen con los más necesitados. Lázaro se la pasaba en la puerta de su casa queriendo comer, aunque sea de las migajas que caían de la mesa del rico; mientras tanto el rico no daba muestras de misericordia y la indiferencia era de tal grado que posiblemente ni se daba cuenta de la presencia del pobre en el portal de su casa. Uno de los grandes males de la humanidad es precisamente la indiferencia que existe en algunas personas, frente al mal ajeno. Cuando la indiferencia es producto del desamor y la insolaridad, no son más que un no querer reconocer el miedo o la cobardía para no luchar contra lo que nos oprime y esclaviza.
No es pecado la riqueza tomada por si misma; pero si es pecado la falta de solidaridad que divide al ser humano y tolera que unos vivan en abundancia, mientras que otros se consuman en su mundo de hambre y miseria. El rico ha perdido una oportunidad de conversión por no haber escuchado a Moisés y a los profetas, donde habrían encontrado muchas demandas de solidaridad para con los pobres. Por lo tanto hoy y siempre esta parábola nos invita a no caer en la indiferencia ante el pobre y necesitado, a no seguir gastando de un modo escandaloso mientras que otros que están a nuestro lado no tienen para vivir dignamente. Hay que tener los ojos muy abiertos ha estas desigualdades, pero que nuestra solidaridad no se reduzca a dar limosnas, sino en atender por misericordia las necesidades.
PARA REFLEXIONAR:
No hay que esperar a tener mucho para compartir un poco. ¿De qué manera concreta demuestro mi solidaridad con los necesitados?
ORACIÓN
Dios y Padre, te damos gracias por el mensaje de este día. Llenos de tu Espíritu queremos tener los ojos abiertos y los oídos atentos a las necesidades de los demás, porque todos somos hermanos. Tú nos quieres unidos en el amor y en el servicio; enséñanos a responder a tu llamado y a construir juntos un mundo más justo y más humano. Amén
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