martes, 1 de marzo de 2011

Sábado, 12 de marzo de 2011

“LA COMUNIDAD ES EL LUGAR DE ENCUENTRO DE DIOS CON LA HUMANIDAD”

PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 58, 9b-14

“COMPARTE EL PAN CON EL HAMBRIENTO”

Entonces, si me llamas, yo te responderé; si gritas pidiendo ayuda, yo te diré: 'Aquí estoy.' Si haces desaparecer toda opresión, si no insultas a otros ni les levantas calumnias, si te das a ti mismo en servicio del hambriento, si ayudas al afligido en su necesidad, tu luz brillará en la oscuridad, tus sombras se convertirán en luz de mediodía. Yo te guiaré continuamente, te daré comida abundante en el desierto, daré fuerza a tu cuerpo y serás como un jardín bien regado, como un manantial al que no le falta el agua. Tu pueblo reconstruirá las viejas ruinas y afianzará los cimientos puestos hace siglos. Llamarán a tu pueblo 'reparador de muros caídos', 'reconstructor de casa en ruinas'.
Sobre el sábado
"Respeta el sábado; no te dediques a tus negocios en mi día santo. Considera este día como día de alegría, como día santo del Señor y digno de honor; hónralo no dedicándote a tus asuntos, ni buscando tus intereses y haciendo negocios. Si haces esto, encontrarás tu alegría en mí, y yo te llevaré en triunfo sobre las alturas del país y te haré gozar de la herencia de tu padre Jacob." El Señor mismo lo ha dicho.

REFLEXIÓN

Hay una serie de palabras que vamos a escuchar mucho tiempo en la Cuaresma. Se nos va a invitar a la oración, al ayuno, a la misericordia, y las lecturas de hoy especialmente nos traen una noticia hermosa, profunda, se nos va a invitar a la conversión.
La primera lectura nos ofrece una descripción de acciones típicas y propias de la conversión. El profeta hoy como el día de ayer nos ofrece sugerencias muy concretas: no pide poner suavidad y bondad en todas nuestras relaciones, estar atentos al deseo de los demás, a las necesidades de los más desprotegidos . La idea es: reemplaza tus malas obras, tu indiferencia, tu omisión, por obrar haciendo el bien. Convertirse es aquí: obrar de otro modo.
Toda conversión supone dos cosas: un acto de confianza, por el que entregamos el control del proceso de cambio a Otro, es decir, a Dios; y un acto de obediencia, por el que nos dejamos moldear y rehacer en sus manos. La confianza nos abre a una escucha profunda y sincera; la obediencia nos lleva a realizar aquellos actos concretos que van dando un perfil nuevo a nuestra vida.
La lectura por otro lado nos habla de santificar el día Sábado. Durante el exilio de Babilonia la santificación del sábado había adquirido una real importancia a los ojos de los judíos, ya que esta práctica los distinguía de los pueblos paganos entre los que estaban diseminados. Pero el gran peligro era trasformar un acto bueno en una obligación que finalmente producía una buena conciencia. Revitalizar el sábado era ciertamente, una tarea digna de alabanza, con la condición de querer hacer de él un día realmente agradable al Señor, un día en el que el hombre pueda fortalecer su alma lejos del mundo y sus ocupaciones. Pero el culto se vuelve fácilmente hipócrita cuando ya no es una expresión de una vida de cara a Dios.
Una sugerencia muy precisa, no sólo para la cuaresma sino para toda la vida es entonces valorizar a fondo nuestros “domingos” que representan el antiguo sábados judío mencionado. Es necesaria la interrupción del ritmo avasallador de nuestras ocupaciones, nuestra relación con Dios necesita momentos de oración y reflexión explícita, en los que dicha relación se convierte en diálogo intenso, que implica todas las dimensiones de nuestra persona. El "día del Señor" es, por excelencia, el día de esta relación, en la que el hombre eleva a Dios su canto, haciéndose voz de toda la creación. Pero Dios no quiere el sacrificio por sí mismo, Dios quiere el sacrificio para el gozo y la alegría. “Entonces encontrarás tu “alegría” en el Señor …. Serás como un huerto bien regado, como un manantial levantarás las ruinas …. Y edificarás.

SALMO RESPONSORIAL: 85
R: Enséñame, Señor, tu camino, para que siga tu verdad

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 5, 27-32

“NO HE VENIDO A LLAMAR A LOS JUSTOS SINO A LOS PECADORES ”

Después de esto, Jesús salió y se fijó en uno de los que cobraban impuestos para Roma. Se llamaba Leví, y estaba sentado en el lugar donde cobraba los impuestos. Jesús le dijo:
--Sígueme.
Entonces Leví se levantó, y dejándolo todo siguió a Jesús.
Más tarde, Leví hizo en su casa una gran fiesta en honor de Jesús; y muchos de los que cobraban impuestos para Roma, junto con otras personas, estaban sentados con ellos a la mesa. Pero los fariseos y los maestros de la ley del mismo partido comenzaron a criticar a los discípulos de Jesús. Les dijeron:
--¿Por qué comen y beben ustedes con cobradores de impuestos y pecadores?
Jesús les contestó:
--Los que están buenos y sanos no necesitan médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se vuelvan a Dios.

REFLEXIÓN:

Los fariseos se dirigen a los discípulos, como intermediarios para que Jesús les escuche. Y éste, ni lento ni perezoso, recoge el guante y lo devuelve con un refrán que habla de algo desconocido para sus mentes frías y sus corazones calculadores: No tienen necesidad del médico quienes tienen buena salud, sino los enfermos. Lamentablemente, hay demasiados cristianos, hombres y mujeres, atacados por una epidemia de fariseísmo. Piensan que la religión se reduce a lo que ellos le dan a Dios. No salieron de la idea del “Dios almacén”, donde se encuentra de todo, con tal de que se pague lo que se consume. Hay que pagar en novenas, velas y cumplimiento de promesas. No han descubierto que el seguir al Señor consiste en recibir de Dios lo que gratuitamente nos ofrece y retribuir con amor en respuesta a tanto amor. Como acaba de hacer Leví, el impuro, el excluido, el despreciado colaborador con el imperio. ¡Qué lejos estamos de la lógica de Jesús y de su Padre! ¡Qué lejos estamos de su Palabra que nos habla de integración, de inclusión, de no juzgar, de compartir, de perdón y gratitud!

PARA REFLEXIONAR:
¿Somos excluyentes con determinado tipo de personas?
¿Qué enseñanza deja para mí vida la conversión de Leví, un hombre que lo deja todo, una renuncia radical en alegría?

ORACIÓN

Señor que podamos seguir fieles a tu llamado, que nuestro proceso de conversión siga su curso, te pedimos nos ayudes a cambiar las áreas que aún no hemos podido cambiar en nuestra vida y que sobre todo nos hagas sensibles al dolor y a la necesidad del otro para que salgamos a su encuentro en su ayuda. Amén

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