¿DÓNDE ESTOY CONSTRUYENDO MI VIDA?
PRIMERA LECTURA
DEUTERONOMIO 11,18.26-28.32
“MIREN, LES PONGO DELANTE BENDICION O MALDICIÓN”
"Grábense estas palabras en la mente y en el pensamiento; átenlas como señales en sus manos y en su frente. En este día les doy a elegir entre bendición y maldición. Bendición, si obedecen los mandamientos del Señor su Dios, que hoy les he ordenado. Maldición, si por seguir a dioses desconocidos, desobedecen los mandamientos del Señor su Dios y se apartan del camino que hoy les he ordenado. Pongan en práctica todas las leyes y decretos que hoy les he entregado”.
REFLEXIÓN:
En la primera lectura se nos presenta un fragmento de ese gran discurso de despedida de Moisés que viene a ser el libro del Deuteronomio. Es concretamente una exhortación que habla de la maldición o la bendición que se derivan seguir o no seguir a Dios en fidelidad. En la liturgia el texto se utiliza con frecuencia para expresar esa libertad que tenemos para elegir entre el bien y el mal.
Somos libres. La libertad es uno de nuestros grandes dones constitutivos. Podemos elegir nuestro estilo y sistema de vida; pero debemos ser conscientes del costo de nuestra libertad de opción. Toda elección es a la vez una renuncia: elegimos una opción gracias a que desechamos las demás que nos eran posibles. No es posible elegir sin renunciar. Y no podemos dejar de optar ni de dejar de renunciar. Es el riesgo de vivir, porque el mero hecho de vivir es elegir, y renunciar. Es decir: nuestra vida no está hecha: la tenemos que hacer, y la hacemos optando, continuamente, día a día. Al ritmo de cada elección. Aunque hay que distinguir cuidadosamente entre opciones y opciones, entre las opciones que comprometen un acto, un rato, un día, una semana... y las que comprometen nuestra vida a largo plazo, o el estado de vida, el tipo de trabajo o la profesión (cuando se puede elegir...); y, aun por encima de estas grandes opciones, queda todavía nuestra «opción fundamental», algo que no queda negado simplemente por un error o un acto menor contrario.
Por lo que se refiere a Dios, él ya hizo sus opciones fundamentales, que deben ser nuestra guía existencial: por el Amor, por la Justicia, por el Mundo, por toda la Vida y por la vida plena.
El lenguaje de Dios es fuerte, es enfático, y las consecuencias de desobedecerle son serias, como es seria la condición del que está perdido en el bosque de la existencia y no quiere seguir indicaciones. Por eso, porque las consecuencias de desobedecer son graves, cabe decir que Dios obra como juez también, porque ya está pronunciada la sentencia contra aquel que no acoge la palabra que puede salvarlo.
SALMO RESPONSORIAL: 30
R./ Sé la roca de mi refugio, Señor
A ti, Señor me acojo; no quede yo
nunca defraudado; tú, que eres justo,
ponme a salvo, inclina tu oído hacia
mí; ven aprisa a librarme. R.
Sé la roca de mi refugio, un baluarte
donde me salve, tú que eres mi roca y
mi baluarte; por tu nombre dirígeme
y guíame. R.
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
sálvame por tu misericordia. Sed
fuertes y valientes de corazón,
los que esperáis en el Señor. R.
SEGUNDA LECTURA
ROMANOS 3,21-25a.28
nunca defraudado; tú, que eres justo,
ponme a salvo, inclina tu oído hacia
mí; ven aprisa a librarme. R.
Sé la roca de mi refugio, un baluarte
donde me salve, tú que eres mi roca y
mi baluarte; por tu nombre dirígeme
y guíame. R.
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
sálvame por tu misericordia. Sed
fuertes y valientes de corazón,
los que esperáis en el Señor. R.
SEGUNDA LECTURA
ROMANOS 3,21-25a.28
"EL HOMBRE ES JUSTIFICADO POR LA FE"
Pero ahora, sin la ley, Dios ha mostrado de qué manera nos hace justos, y esto lo confirman la misma ley y los profetas: por medio de la fe en Jesucristo, Dios hace justos a todos los que creen. Pues no hay diferencia: todos han pecado y están lejos de la presencia gloriosa de Dios. Pero Dios, en su bondad y gratuitamente, los hace justos, mediante la liberación que realizó Cristo Jesús. Dios hizo que Cristo, al derramar su sangre, fuera el instrumento del perdón. Así llegamos a esta conclusión: que Dios hace justo al hombre por la fe, independientemente del cumplimiento de la ley.
REFLEXIÓN
Pablo se mueve en un mundo espiritual, en unas categorías que ni son las nuestras ni nos resultan fácilmente inteligibles. Dice que por medio del sacrificio Dios ha justificado a la humanidad, la cual, por muchas leyes y cumplimiento de preceptos que hiciera por sí misma, no sería capaz de justificarse, de salvarse... Quiere que los creyentes piensen que gracias a la gratuidad del amor del Padre somos herederos de la salvación... Un elemento importante será la fe, la cual es capaz de interpretar y leer la acción cotidiana de Dios a nuestro favor en la historia, en la cual, afirma, definitivamente justifica sin distinción a todos los que creen. Él está reaccionando ante la polémica judía de la «salvación por medio de las obras o por medio de la fe», que hoy nos resulta irrelevante.
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 7,21-27
“CONSTRUYENDO EN LA ARENA O EN LA ROCA”
"No todos los que me dicen: 'Señor, Señor', entrarán en el reino de los cielos, sino solamente los que hacen la voluntad de mi Padre celestial. Aquel día muchos me dirán: 'Señor, Señor, nosotros comunicamos mensajes en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros.' Pero entonces les contestaré: 'Nunca los conocí; ¡aléjense de mí, malhechores!'
La casa bien o mal fundada
"Por tanto, el que me oye y hace lo que yo digo, es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Vino la lluvia, crecieron los ríos y soplaron los vientos contra la casa; pero no cayó, porque tenía su base sobre la roca. Pero el que me oye y no hace lo que yo digo, es como un tonto que construyó su casa sobre la arena. Vino la lluvia, crecieron los ríos, soplaron los vientos y la casa se vino abajo. ¡Fue un gran desastre!"
REFLEXIÓN:
El evangelio de hoy, de Mateo, nos presenta la sección final del largo sermón de la montaña. Todo el fragmento que hoy leemos está centrado en el tema de «la primacía del hacer sobre el decir». Es un evangelio con el que sintoniza inmediatamente la cultura moderna, que en los últimos siglos ha sido, fundamentalmente, «filosofía de la práctica»: aunque todo es importante, lo más importante no es el decir, el pensar, el interpretar o reinterpretar, sino el hacer, el construir, el amar efectivamente y el amar con eficacia; no simplemente el decir, o el invocar a Dios, el rezar, ni el culto, ni el grupo de oración... sino «hacer la voluntad de mi Padre», llevar adelante el «Proyecto de Dios».
PARA REFLEXIONAR
1. ¿Sobre qué o quién construyo mi casa, mi familia, mis proyectos, mi caminar diario?
2. ¿Actúo como un hombre y una mujer sabia?
ORACIÓN
Señor queremos ser discípulos íntegros y veraces, no queremos construir nuestra vida, nuestros proyectos, nuestra familia, nuestra experiencia de fe en la arena sino en la Roca, que eres tú mismo y vivir en todo lo que hagamos bajo tu voluntad. Que nuestra experiencia no se quede en el “pensar y decir” sino que se convierta en el “hacer” y luchar por llevar a cabo tu proyecto. Amén.
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