“LA ARMONÍA DE NUESTRA VIDA DEPENDE DE LA RECTITUD DE CONCIENCIA”
PRIMERA LECTURA
JEREMÍAS 18,18-20
“VENGAN, LO HERIREMOS CON SU PROPIA LENGUA”
La gente dijo: "Vamos a preparar un plan para deshacernos de Jeremías. Jamás faltarán sacerdotes que nos instruyan, ni sabios que nos den consejos, ni profetas que nos comuniquen la palabra de Dios. Acusémoslo, para que lo maten. No hagamos caso a nada de lo que dice."
Oración de Jeremías
¡Señor, préstame atención!
¡Oye lo que dicen mis enemigos!
¿Es con el mal como se paga el bien?
¡Ellos han cavado mi sepultura!
Recuerda que me he enfrentado contigo
para hablarte en favor de ellos,
para pedirte que apartaras de ellos tu ira.
REFLEXIÓN
El profeta siguiendo la vocación a la que se resiste, pero que siente que es más grande que su propia voluntad, había denunciado los pecados del pueblo y, es especial los pecados de los jefes del pueblo, de los representantes oficiales de la ley religiosa; era su deber como profeta, y lo hacía en nombre de Dios para suscitar la conversión. Pero ahora, se ve envuelto en una persecución. Le acusan de “perturbador del orden” y lo espían para sorprenderlo en algo de qué acusarle, para acabar con él y desentenderse de su palabra.
Por otra parte no pueden dejar de reconocerle como profeta, pero se dicen que si acaban con él, no van contra el profetismo, ni contra las instituciones religiosas que regían a Israel; y es que ellos querían esas instituciones, pero de modo que pudiesen utilizarles a su antojo teñido de religión. El profeta se lamenta ante Dios de que los mismos a quienes él sirve la palabra y por quienes intercede, le persigan.
SALMO RESPONSORIAL: 30
R: Sálvame, Señor por tu misericordia
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 20,17-28
“NO SABEN LO QUE PIDEN”
Jesús, yendo ya de camino a Jerusalén, llamó aparte a sus doce discípulos y les dijo:
--Como ustedes ven, ahora vamos a Jerusalén, donde el Hijo del hombre va a ser entregado a los jefes de los sacerdotes y a los maestros de la ley, que lo condenarán a muerte y lo entregarán a los extranjeros para que se burlen de él, lo golpeen y lo crucifiquen; pero al tercer día resucitará.
La madre de los hijos de Zebedeo, junto con sus hijos, se acercó a Jesús y se arrodilló delante de él para pedirle un favor. Jesús le preguntó:
--¿Qué quieres?
Ella le dijo:
--Manda que en tu reino uno de mis hijos se siente a tu derecha y el otro a tu izquierda.
Jesús contestó:
--Ustedes no saben lo que piden. ¿Pueden beber el trago amargo que voy a beber yo?
Ellos dijeron:
--Podemos.
Jesús les respondió:
--Ustedes beberán este trago amargo, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde a mí darlo, sino que se les dará a aquellos para quienes mi Padre lo ha preparado.
Cuando los otros diez discípulos oyeron esto, se enojaron con los dos hermanos. Pero Jesús los llamó, y les dijo:
--Como ustedes saben, entre los paganos los jefes gobiernan con tiranía a sus súbditos, y los grandes hacen sentir su autoridad sobre ellos. Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que entre ustedes quiera ser grande, deberá servir a los demás; y el que entre ustedes quiera ser el primero, deberá ser su esclavo. Porque, del mismo modo, el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por una multitud.
REFLEXIÓN:
Cristo llama a los discípulos y les cuenta por anticipado cuál va a ser su destino: "al Hijo del hombre lo van a rechazar, lo van a juzgar, lo van a entregar en manos de los paganos y va a ser torturado y va a morir; pero después resucitará" San Mateo 20,18-20. Mostrándonos tan abiertamente su propio destino, Cristo Jesús estaba haciendo muchas cosas en el corazón de aquellos discípulos.
En primer lugar, quería corregir esa tentación que ellos siempre tuvieron: la tentación de imaginarse el amanecer del Reino de Dios como un éxito social, político que se suponía que los iba a poner a ellos en los cargos de gran importancia, porque ya vemos que incluso dos de los discípulos más queridos, Santiago y Juan andaban buscando estos primeros puestos.
Cristo quería corregir esa ambición mostrándoles que el destino de Él no era el de los grandes poderíos, el de los grandes aplausos, sino más bien el destino del oprobio, del rechazo. De ese modo quería corregir en ellos esas pretensiones de poder y de gloria humana.
Por otra parte, hablándoles así, Jesús los estaba preparando, porque definitivamente el acontecimiento de la Cruz, por más palabras y por más explicaciones que nos den, la Cruz es un gran misterio, es un enigma que reta a nuestra inteligencia, que nos deja desconcertados y tal vez desanimados.
Jesús, hablándoles varias veces sobre ese destino y mostrándoles que después de la muerte viene la resurrección, estaba curando en ellos ese escándalo que debía de causarles la Cruz.
La cruz debía causar a ellos un profundo desaliento, y si Cristo no les hubiera anunciado a ellos que ese misterio de la Cruz estaba en el camino, seguramente ellos habían salido despavoridos de la vocación a la que el mismo Cristo los había llamado, y entonces todo su trabajo se hubiera perdido.
Cristo les habla de su destino para que ellos sepan a qué atenerse, para que no se hagan ilusiones, para que descubran que el mismo Cristo -por decirlo de algún modo- tenía pleno control de la situación. Cristo no ha perdido el control de la situación, Cristo es el Señor de los acontecimientos, Cristo es el Señor de la Historia.
Aunque sucedan cosas tan terribles como la prisión, los azotes, la burla, las espinas, los clavos, la cruz, el sepulcro; aunque todo eso suceda., Cristo sigue siendo el Señor de la Historia.
Esas palabras, esas advertencias con las que Cristo advertía a sus discípulos, tenían también otro objetivo: que ellos supieran que Dios no fue dormido, ni fue distraído, ni estaba muerto. Dios sigue reinando incluso en este acontecimiento desconcertante de la Cruz.
PARA REFLEXIONAR:
1. ¿Me resisto al llamado de ser profeta ( anunciar y denunciar) en mi realidad?
2. ¿Entiendo lo que significa pasar por la Cruz y estoy listo y dispuesto a hacerlo?
ORACIÓN
Danos valentía, Señor, para ir en busca del sentido de nuestra existencia, para aceptar el llamado que nos haces de ser testigos de tu Reino, de hacerlo sin miedo y sin escondernos, de pasar por la Cruz, como tu lo has hecho. Amén.
2. ¿Entiendo lo que significa pasar por la Cruz y estoy listo y dispuesto a hacerlo?
ORACIÓN
Danos valentía, Señor, para ir en busca del sentido de nuestra existencia, para aceptar el llamado que nos haces de ser testigos de tu Reino, de hacerlo sin miedo y sin escondernos, de pasar por la Cruz, como tu lo has hecho. Amén.
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