“!ESE NO ES EL FINAL!”
PRIMERA LECTURA
APOCALIPSIS 14,14-19
Miré, y vi una nube blanca, y sobre la nube estaba sentado alguien que parecía ser un hijo de hombre. Llevaba una corona de oro en la cabeza y una hoz afilada en la mano. Y salió del templo otro ángel, gritando con fuerte voz al que estaba sentado en la nube: "¡Mete tu hoz y recoge la cosecha; porque ya llegó la hora, y la cosecha de la tierra está madura!" El que estaba sentado en la nube pasó entonces su hoz sobre la tierra, y recogió la cosecha de la tierra.
Luego otro ángel salió del templo que está en el cielo, llevando él también una hoz afilada. Y del altar salió otro ángel, que tenía autoridad sobre el fuego y que llamó con fuerte voz al que llevaba la hoz afilada, diciendo: "¡Mete tu hoz afilada, y corta con ella los racimos de los viñedos que hay en la tierra, porque ya sus uvas están maduras!" El ángel pasó su hoz sobre la tierra y cortó las uvas de los viñedos de la tierra, y luego las echó en el gran recipiente que se usa para exprimirlas y que simboliza la ira de Dios.
REFLEXIÓN
La historia humana tiene una dirección; apunta a un desenlace. Esto, que puede parecernos natural a los creyentes, no fue conocido ni creído por la mayor parte del mundo antiguo. El hombre, individualmente considerado, o la sociedad humana, vista en su conjunto, era para los antiguos como un corcho que flota en las aguas de un océano sin ribera. Un corcho que se mueve pero no avanza. Para nuestra fe es esencial una afirmación: la historia avanza. En nuestros días y en nuestra propia vida hay algo que está madurando. Llegará la cosecha.
El Apocalipsis anuncia la llegada de la cosecha. Es el tiempo de la verdad; el tiempo para ver, no las hojas de las palabras, sino los frutos de las obras. La verdad aparece, todo engaño queda atrás, ninguna disculpa, ninguna retórica, ninguna publicidad es necesaria ni es posible: el trigo ha madurado. Una cosecha de trigo y cosecha de uvas. Si Israel fue llamada "viña de Dios" (Is 5,1ss; Mt 21,33ss), es porque hay un fruto que se espera.
SALMO RESPONSORIAL: 95
R. El Señor llega a regir la tierra
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 21,5-11
Algunos estaban hablando del templo, de la belleza de sus piedras y de las ofrendas votivas que lo adornaban. Jesús dijo:
--Vendrán días en que de todo esto que ustedes están viendo no quedará ni una piedra sobre otra. Todo será destruido.
Entonces le preguntaron:
--Maestro, ¿cuándo va a ocurrir esto? ¿Cuál será la señal de que estas cosas ya están a punto de suceder?
Jesús contestó: "Tengan cuidado para no dejarse engañar. Porque vendrán muchos haciéndose pasar por mí. Dirán: 'Yo soy', y 'Ahora es el tiempo.' Pero ustedes no los sigan. Y cuando tengan noticias de guerras y revoluciones, no se asusten, pues esto tiene que ocurrir primero; sin embargo, aún no habrá llegado el fin."
Siguió diciéndoles: "Una nación peleará contra otra y un país hará guerra contra otro. Habrá grandes terremotos, y hambres y enfermedades en diferentes lugares, y en el cielo se verán cosas espantosas y grandes señales.
REFLEXIÓN
Los discípulos se quedan deslumbrados por la belleza del templo, así como cualquier ser humano se asombra ante la belleza de las criaturas y de las maravillas de la creación. Pero Jesús les hace caer en cuenta que se trata de una realidad material, por más preciosas que sean las piedras, siempre serán cosas perecederas. Si bien el templo es la casa de Dios recinto de oración y de encuentro de la comunidad a la hora de la verdad es algo relativo, pues las cosas materiales tienden a desaparecer con el paso del tiempo. Y, efectivamente el templo fue destruido en el año 70, no quedo de el piedra sobre piedra. Hay que recordar que cuando Lucas escribe este texto, Jerusalén acaba de ser saqueada por Tito. Aunque estos acontecimientos pertenecen al pasado cuando el evangelista redacta su obra, hay que entender esta descripción en sentido figurado: Jerusalén ha perdido su título de “Ciudad Santa”.
Jesús también llama la atención a aquéllos que se dejan impresionar por la majestuosidad e imponencia arquitectónica del templo de Jerusalén, pues con ello están legitimando, de cierta manera, la institución que representa y su forma de proceder con Dios y con el pueblo, sin la capacidad de criticar la estructura de muerte y marginación que existe detrás de estos muros. La respuesta que Jesús da a esta actitud, se proyecta al futuro y destino de la humanidad. Es una respuesta que surge de la esperanza en la pronta venida del reino de Dios, es decir, de la espera en una nueva forma de vida en la que Dios con su misericordia y su justicia reinará, destruyendo todas aquellas estructuras que producen violencia, hambre, marginación, muerte. Las palabras que emplea Jesús para referirse a la novedad de Dios pueden parecer desesperanzadoras, trágicas y violentas; sin embargo, es un lenguaje que tiene como fin exhortar a sus seguidores a interpretar la realidad desde los valores del reino, sin dejarse convencer ni desalentarse por los falsos profetas ni por la majestuosidad y las promesas de los poderes opresores.
El Señor Jesús nos invita hoy a estar preparados para enfrentar lo que venga, bueno o malo. Cimentados en su palabra, saldremos victoriosos de las más terribles hecatombes. Pero “no se asusten”, dice Jesús, “Pues esto tiene que suceder primero, pero el fin no vendrá inmediatamente”. Entonces ¿Cuándo vendrá? También los discípulos querían saber con exactitud cuándo sucederían todos esos acontecimientos. Pero eso no es lo más importante; en cambio si es fundamental que estemos preparados, ese día no nos sorprendan cual ladrón que ronda en las noches. La actitud del cristiano debe ser entonces de permanente vigilancia y esperanza en el Señor que vendrá, viviendo en nuestras comunidades los valores del Reino y construyendo así espacios alternativos de vida.
PARA REFLEXIONAR
1. ¿Cómo debe asumir un creyente el final de la historia?
2. ¿Me mueve a una reflexión de fe los conflictos históricos?
3. ¿Experimento la vida de Jesús en mi vida cotidiana?
ORACIÓN
Gracias, Buen Señor, por este nuevo día de encuentro y bendición con tu palabra. Con la ayuda de tu Espíritu quiero estar preparado para que vengas a mi vida, para que acontezcas en mí, para que se cumplan tus palabras en mi historia. Amén.
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