lunes, 1 de noviembre de 2010

Lunes, 22 de noviembre de 2010

¡ESTA MUJER LO HA DADO TODO!

PRIMERA LECTURA
APOCALIPSIS 14,1-5

“LLEVABAN EN LA FRENTE LOS NOMBRES DE CRISTO Y SU PADRE”

Vi al Cordero, que estaba de pie sobre el monte Sión. Con él había ciento cuarenta y cuatro mil personas que tenían escrito en la frente el nombre del Cordero y de su Padre. Luego oí un sonido que venía del cielo; era como el sonido de una cascada, como el retumbar de un fuerte trueno; era un sonido como el de muchos arpistas tocando sus arpas. Y cantaban un canto nuevo delante del trono y delante de los cuatro seres vivientes y de los ancianos. Ninguno podía aprender aquel canto, sino solamente los ciento cuarenta y cuatro mil que fueron salvados de entre los de la tierra. Estos son vírgenes, no se contaminaron con mujeres son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Fueron salvados de entre los hombres como primera ofrenda para Dios y para el Cordero. No se encontró ninguna mentira en sus labios, pues son intachables.

REFLEXIÓN
Varias veces el Apocalipsis compara la voz del Señor o en alabanza del Señor con "muchas aguas" (cf. Ap 1,15; 19,6). La experiencia enseña que el estruendo de las aguas es capaz de imponerse a cualquier voz que esté cerca por una sencilla razón física: las gotas de agua al chocar unas con otras en tan diversas velocidades, cantidades y ángulos producen un elenco de frecuencias que recubre casi cualquier sonido. Si la voz del Señor es como "muchas aguas" quiere decir que su Palabra domina sobre toda otra palabra. Y esto es importante porque a veces creemos que las palabras del pesimismo, de la amargura o de la fantasía se van a imponer, y no es así.
El vidente pasa a darnos otra descripción: un canto que nadie puede aprender, sino los elegidos. El canto une la idea de la palabra con la fuerza de la música. La palabra es la Palabra poderosa por excelencia, pues así se simboliza a Cristo en este libro (cf. Ap 19,13); la música es símbolo de la inspiración, el compartir de un mismo espíritu. Poseídos por la Palabra y el Espíritu, los elegidos tienen su propio modo de cantar, que no puede ser falsificado porque nadie puede reemplazar ni a esa Palabra ni a ese Espíritu.
El Apocalipsis da una razón para esas bendiciones de los elegidos: sus labios son sinceros y su conducta irreprochable (Ap 14,5). Quizá no deberíamos entender estos términos en primer lugar como calificaciones morales, esto es, como si la Biblia estuviera diciendo: "se portaron tan bien y tan correctamente, que merecen estar con el Cordero". La perspectiva entera del libro es profética: los que son alabados son ante todo los que han sostenido en sus labios la palabra, "el testimonio" (cf. Ap 1,9; 6,9; 12,11). Los "labios sinceros", o mejor: labios "sin engaño" son aquellos que han mantenido el testimonio y no han caído en la "falsedad", que, en lenguaje de los profetas, es, sobre todo, la idolatría
Algo parecido hay que decir de la "conducta irreprochable". Más que un apelativo moral construido por el esfuerzo humano es el fruto natural de los redimidos. Tal vez el sentido es: "aquellos en quienes está viva la gracia de la redención". No excluye el esfuerzo, la voluntad, los buenos hábitos, pero se funda ante todo en la obra de Dios por Cristo. Aquellos que viven así, hasta esa dimensión de permanencia en la gracia primera, son los elegidos.

SALMO RESPONSORIAL: 23
R. Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 21, 1-4
"ESTA MUJER HA DADO TODO CUANTO TENIA PARA VIVIR"

Jesús estaba viendo a los ricos echar dinero en los cofres de las ofrendas, y vio también a una viuda pobre que echaba dos moneditas de cobre. Entonces dijo:
--De veras les digo que esta viuda pobre ha dado más que todos; pues todos dan ofrendas de lo que les sobra, pero ella, en su pobreza, ha dado todo lo que tenía para vivir.

REFLEXIÓN
A Jesús le conmueve profundamente la escena que observa en el templo. Cómo es posible que los ricos depositen como ofrenda sólo aquello que les sobra, lo que les estorba en el bolsillo; en cambio la pobre viuda ofrece unas moneditas, que representan todo cuanto tiene para vivir.
pone en manos de Dios todo lo que tiene; pone su vida, expresando así que su única esperanza es la misericordia de Dios. Recordemos que también allá en el Antiguo Testamento la viuda de Sarepta puso a disposición del profeta Elías el puñado de harina que tenía en el jarro y, a cambio el Señor le suministró alimento durante mucho tiempo, hasta el día en que volvió la lluvia sobre la tierra.
La ofrenda del rico no es válida ante los ojos de Dios porque es interesada; tal vez el rico busca con ella calmar su conciencia, remediar su injusticia, tal vez exhibirse como generoso y devoto, o bien, junto con depositarla, proyecta acrecentar sus riquezas sin pensar en las necesidades de sus paisanos, ni en la exigencia propia de la ley de compartir los bienes con los más pobres.
Jesús nos quiere así demostrar que ni lo aparentemente valioso ni lo poderoso o dominante es esencial ante los ojos de Dios. En la escala de valores de la nueva sociedad lo primordial es el desprendimiento, la solidaridad, la capacidad de entrega y donación a favor del más necesitado. Dios se fija atentamente en la actitud del corazón de quien ofrece. Y no olvidemos que aquello que parece insignificante a los ojos de este mundo, tiene un valor inmenso según la lógica de Dios cuando viene de un corazón humilde, sencillo, dispuesto a entregarlo todo a cambio de nada. Aprendamos hoy del ejemplo de estas viudas generosas para ofrendar lo mejor de nosotros a Dios, siempre presente en los hermanos. Alguien decía que a Dios se le consagra todo el árbol, no solamente el palo y las ramas, sino también los frutos de óptima calidad.
La viuda aparece frecuentemente en la biblia junto al pobre, al huérfano y al extranjero para señalar a las categorías de personas más excluidas y desprotegidas del pueblo y las más necesitadas de la piedad, solidaridad y justicia dentro de la comunidad. Jesús actúa a favor de ella y sigue las perspectivas proféticas favoreciéndolas, sanando su dolor y soledad y destacando su generosidad.

PARA REFLEXIONAR
1. ¿Por que Jesús valora tanto la ofrenda de la viuda?
2. ¿Soy capaz, como esta mujer humilde de abandonarme en las manos de Dios?
3. ¿doy de cuanto me sobra? O me entrego yo mismo en persona en el servicio a los demás?

ORACIÓN
Buen Señor de la vida, gracias por este nuevo encuentro contigo a través de tu bendita Palabra que me da vida. Con la ayuda y dirección de tu Santo Espíritu quiero hoy darlo todo por ti, lo poco que tengo quiero compartirlo con generosidad, porque descubro que todo es un regalo de tu amor y sé que en ti nunca me ha faltado, me falta, ni me faltará nada, porque Tú eres mi Pastor y Proveedor. Amén

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