“¿CREO EN LA VIDA ETERNA?”
PRIMERA LECTURA
SEGUNDA DE MACABEOS 7, 1-1
“EL REY DEL UNIVERSO NOS RESUCITARÁ PARA LA VIDA ETERNA”
En aquellos días, arrestaron a siete hermanos con su madre. El rey los hizo azotar con látigos y nervios para forzarlos a comer carne de cerdo, prohibida por la Ley.
Uno de ellos habló en nombre de los demás: "¿Qué pretendes sacar de nosotros? Estamos dispuestos a morir antes que quebrantar la ley de nuestros padres."
El segundo, estando para morir, dijo: "Tú, malvado, nos arrancas la vida presente; pero, cuando hayamos muerto por su ley, el rey del universo nos resucitará para una vida eterna."
Después se divertían con el tercero. Invitado a sacar la lengua, lo hizo en seguida, y alargó las manos con gran valor. Y habló dignamente: "De Dios las recibí, y por sus leyes las desprecio; espero recobrarlas del mismo Dios."
El rey y su corte se asombraron del valor con que el joven despreciaba los tormentos.
Cuando murió este, torturaron de modo semejante al cuarto. Y, cuando estaba para morir, dijo: "Vale la pena morir a manos de los hombres, cuando se espera que Dios mismo nos resucitará. Tú, en cambio, no resucitarás para la vida."
REFLEXIÓN
El hilo que parece unir más claramente las lecturas de hoy, especialmente a la primera con el evangelio, es la resurrección. En este caso, no la resurrección de Cristo, que está siempre en el trasfondo de toda predicación porque es el corazón de la fe, sino nuestra resurrección.
El contexto en la primera lectura es de persecución: judíos llevados al extremo de la humillación con tal de hacerlos rechazar sus leyes y su fe. El perseguidor, un tirano cruel y sanguinario, no logra sin embargo su propósito cuando tiene que enfrentarse con unos jóvenes audaces y demasiado firmes en sus principios. Es entonces cuando ellos, como empujados por las circunstancias, reclaman el señorío para Dios. Y como no parece que Dios reine cuando el torturador logra su propósito y siega la vida de un inocente, la única respuesta posible es: hay algo después de esta vida.
Esto quiere decir que el mensaje de la resurrección de los muertos no proviene en la Biblia de un razonamiento filosófico. Es posible que un argumento teórico sea útil para llegar a una afirmación igualmente teórica, pero para apostar la vida por una causa se necesita un género de convicción distinta, y eso es lo que nos muestra el testimonio de aquellos jóvenes héroes.
SALMO RESPONSORIAL: 16
R: Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor.
SEGUNDA LECTURA
SEGUNDA DE TESALONICENSES 2,16-3,5
“EL SEÑOR LES DE FUERZA PARA TODA CLASE DE PALABRAS Y DE OBRA”
Que nuestro Señor Jesucristo mismo, y Dios nuestro Padre, que nos ha amado y nos ha dado consuelo eterno y esperanza gracias a su bondad, anime sus corazones y los mantenga a ustedes constantes en hacer y decir siempre lo bueno. Por último, hermanos, oren por nosotros, para que el mensaje del Señor llegue pronto a todas partes y sea recibido con estimación, como sucedió entre ustedes. Oren también para que seamos librados de los hombres malos y perversos, porque no todos tienen fe. Pero el Señor es fiel, y él los mantendrá a ustedes firmes y los protegerá del mal. Y en el Señor tenemos confianza en que ustedes hacen y seguirán haciendo lo que les hemos ordenado. Que el Señor los ayude a amar como Dios ama y a tener en el sufrimiento la fortaleza de Cristo.
REFLEXIÓN
Si hay tantos hombres "perversos" y "malos", es tal vez debido a que les falta un "consuelo permanente" y una "esperanza".
Las comunidades cristianas deberían servir de trampolín a la Palabra de Dios "a fin de que se propague y sea acogida con honor como entre vosotros".
El hecho de que "la fe no es de todos" quiere decir que no todos llegan a la fe, la cual es un don de Dios (Ef 2. 8). Aunque Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad, la respuesta al evangelio es un acto libre (Rm 10. 16) que el hombre puede rehusar. Pablo sabe que la predicación evangélica provoca a veces un rechazo y una reacción violenta contra el que la hace; por ejemplo, los judíos de Corinto acusaron a Pablo ante los tribunales del procónsul Galión (Hch 18. 12).
La perseverancia en la fe debe ir acompañada del amor a Dios y de la esperanza en la venida del Señor Jesús. Esto es lo que se pide aquí para los tesalonicenses.
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 20,27-38
“NO ES UN DIOS DE MUERTOS SINO DE VIVOS”
Después algunos saduceos fueron a ver a Jesús. Los saduceos niegan que los muertos resuciten; por eso le presentaron este caso:
--Maestro, Moisés nos dejó escrito que si un hombre casado muere sin haber tenido hijos con su mujer, el hermano del difunto deberá tomar por esposa a la viuda para darle hijos al hermano que murió. Pues bien, había una vez siete hermanos, el primero de los cuales se casó, pero murió sin dejar hijos. El segundo y el tercero se casaron con ella, y lo mismo hicieron los demás, pero los siete murieron sin dejar hijos. Finalmente murió también la mujer. Pues bien, en la resurrección, ¿de cuál de ellos será esposa esta mujer, si los siete estuvieron casados con ella?
Jesús les contestó:
--En la vida presente, los hombres y las mujeres se casan; pero aquellos que Dios juzgue que merecen gozar de la vida venidera y resucitar, sean hombres o mujeres, ya no se casarán, porque ya no pueden morir. Pues serán como los ángeles, y serán hijos de Dios por haber resucitado. Hasta el mismo Moisés, en el pasaje de la zarza que ardía, nos hace saber que los muertos resucitan. Allí dice que el Señor es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. ¡Y él no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos están vivos
REFLEXIÓN
Los saduceos eran los más conservadores en el judaísmo de la época de Jesús. Pero sólo en sus ideas, no en su conducta. Tenían como revelados por Dios sólo los primeros cinco libros de la Biblia, los que ellos atribuían a Moisés. Los profetas, los escritos apocalípticos, todo lo referente por tanto al Reino de Dios, a las exigencias de cambio en la historia, a la otra vida, lo consideraban ideas “liberacionistas” de resentidos sociales. Para ellos no existía otra vida, la única vida que existía era la presente, y en ella eran los privilegiados; por eso, no había que esperar otra.
Los fariseos eran lo opuesto a ellos, tanto en sus esperanzas como en su estilo de vida austero y apegado a la ley de la pureza. Una de las convicciones que tenían más firmemente arraigada era la fe en la resurrección, que los saduceos rechazaban abiertamente por las razones expuestas anteriormente. Pero muchos concebían la resurrección como la mera continuación de la vida terrena, sólo que para siempre.
Jesús estaba ya en la recta final de su vida pública. El último servicio que estaba haciendo a la Causa del Reino -en lo que se jugaba la vida-, era desenmascarar las intenciones torcidas de los grupos religiosos de su tiempo. Había declarado a los del Sanedrín incompetentes para decidir si tenían o no autoridad para hacer lo que hacían; a los fariseos y a los herodianos los había tachado de hipócritas, al mismo tiempo que declaraba que el imperio romano debía dejar a Dios el lugar de rey; ahora se enfrentó con los saduceos y dejó en claro ante todos la incompetencia que tenían incluso en aquello que consideraban su especialidad: la ley de Moisés.
También la liturgia de hoy, como la del día de los difuntos nos invita a reflexionar sobre el tema de la muerte. ¿Cuál es nuestra actitud ante ella: Es de serenidad y confianza?, o ¿de incertidumbre, ansiedad y preocupación?, o sencillamente, es una cuestión que nos deja indiferentes? ¿Creemos que existe una vida después de la muerte? ¿Somos conscientes de que peregrinamos por esta mundo pero que nuestro destino está más allá?
El tema de este domingo es interesante y necesario: la resurrección y la vida eterna. El evangelio y las otras lecturas son una buena ocasión para revisar nuestra fe cristiana, pues muchos que se dicen creyentes, no creen en ella pero si en la reencarnación, o por lo menos la confunden. La reencarnación y la resurrección son dos realidades diferentes y hasta opuestas.
La reencarnación es la teoría de que el alma o el espíritu humano viajan por distintos cuerpos a fin de aprender en diversas vidas hasta alcanzar una forma de liberación o de unión con un estado de conciencia más alto. Es una idea propia de múltiples religiones orientales y de algunas religiones tribales de África, Asia y América, pero “no” aceptada por las religiones judeocristianas (judaísmo, islamismo y cristianismo). Para nosotros los discípulos(as), en Jesús, no existe la reencarnación sino la resurrección y la Vida Eterna, nuestro espíritu no va de cuerpo en cuerpo purificándose, sino que tenemos una sola oportunidad, en esta vida, para realizarnos y para responder al amor de Dios con nosotros.
PARA REFLEXIONAR
¿Porqué los saduceos no creen en la resurrección?
¿Qué significa ser un Dios de vivos?
¿Cuál es la función del matrimonio en esta historia?
ORACIÓN
Gracias Señor por esta nueva semana que hoy iniciamos en la guía de tu bendita palabra, gracias por el don sagrado con que nos alimentas, gracias por el regalo de la vida eterna. Imploramos hoy a ti tu misericordia, para que por la efusión de tu Espíritu, cuya eficacia celestial recibimos a través de tu palabra, nos concedas perseverar en la gracia de la verdad. Amén.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Mensaje o Intercesión por: