PRIMERA LECTURA
APOCALIPSIS 18,1-2; 19,1-3.9ª
“CAYÓ LA GRAN BABILONIA”
Después de esto, oí las fuertes voces de una gran multitud que decía en el cielo: "¡Aleluya! La salvación, la gloria y el poder son de nuestro Dios, porque él juzga rectamente y con verdad; pues ha condenado a la gran prostituta que con su prostitución corrompió al mundo; ha vengado en ella la muerte de los siervos de Dios." Luego volvieron a decir: "¡Aleluya! El humo de ella nunca dejará de subir."
El ángel me dijo: "Escribe: 'Felices los que han sido invitados al banquete de bodas del Cordero. "Y añadió: "Estas son palabras verdaderas de Dios."
REFLEXIÒN
Las lecturas hoy nos sacuden con un grito de alegría: "¡cayó Babilonia!". Para quienes amamos la paz puede resultar difícil compartir una alegría que en el fondo nace de la derrota o el fracaso del contendor. La cosa suena violenta, sobre todo si hemos visto en la televisión cómo, por ejemplo, algunos palestinos danzaban de gozo cuando cayeron las torres gemelas del World Trade Center. Parece simplemente repugnante alegrarse de una derrota.
Pero, ¿Qué diríamos si pudiéramos ver derrotado el odio? ¿Qué sentiríamos si un día se pudiera declarar vencida al hambre en el mundo? ¿No danzaríamos si un día tuviéramos la certeza de estar enterrando los racismos y las discriminaciones étnicas?
Hay que alegrarse de la caída de Babilonia. Hay que alegrarse cuando el mal resulta mal negocio, en la medida en que ello llame a conversión y le dé una oportunidad al bien y a la gracia. La ciudad caída es morada de animales repugnantes. Vivir en ella se vuelve imposible, pero sobre todo, indeseable. Y eso es maravilloso: que el mal ya no sea deseable; que se le caiga la careta al mal y se vea qué es en verdad. El mal sin careta ya no hace daño, porque es horrendo: ya no engaña, ya no es deseable.
La Gran Prostituta:
Prostitución ha sido el nombre que la idolatría ha recibido desde tiempos de los profetas. Así como la prostituta se vende por unas monedas, así, el que prefiere los bienes de los ídolos está vendiendo su alma; la está prostituyendo. Todo se vuelve un gran sistema, una "ciudad" que parece sostenerse sobre el pacto mutuo de los intereses que se compensan y reclaman en una espiral embriagante. Esa es Babilonia. Esa es la gran prostituta.
Con el telón de fondo oscuro de la caída de Babilonia se anuncia un tema gozoso: las Bodas del Cordero. Un banquete que no podía celebrarse sin los invitados. Y la invitación es, en este caso, sencilla y elocuente: ser libre de la ciudad maldita, no hundirse en el fracaso de la gran prostituta.
SALMO RESPONSORIAL: 99
R: Dichosos los invitados al banquete de la boda del Cordero.
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 21, 20-28
“SEPAN QUE ESTA CERCA SU DESTRUCCIÓN”
"Cuando vean a Jerusalén rodeada de ejércitos, sepan que pronto será destruida. Entonces, los que estén en Judea, que huyan a las montañas; los que estén en Jerusalén, que salgan de la ciudad, y los que estén en el campo, que no regresen a ella. Porque serán días de castigo, en que se cumplirá todo lo que dicen las Escrituras. ¡Pobres mujeres aquellas que en tales días estén embarazadas o tengan niños de pecho! Porque habrá mucho dolor en el país, y un castigo terrible contra este pueblo. Unos morirán a filo de espada y a otros los llevarán prisioneros por todas las naciones; y los paganos pisotearán a Jerusalén hasta que se cumpla el tiempo que les ha sido señalado.
El regreso del Hijo del hombre
"Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra las naciones estarán confusas y se asustarán por el terrible ruido del mar y de las olas. La gente se desmayará de miedo al pensar en lo que va a sucederle al mundo; pues hasta las fuerzas celestiales serán sacudidas. Entonces se verá al Hijo del hombre venir en una nube con gran poder y gloria. Cuando comiencen a suceder estas cosas, anímense y levanten la cabeza, porque muy pronto serán libertados."
REFLEXIÓN
Como ya lo hemos anotado, estamos acercándonos cada vez más al final del año civil (31 de diciembre) y año litúrgico (27 de noviembre); ésta es la última semana, pues ya el próximo domingo con el tiempo de adviento iniciaremos nuevo año litúrgico. Por esta razón, la liturgia de la palabra nos ofrece para esta temporada una selección de textos que hace referencia a los últimos tiempos (escatología). No se trata de textos que anuncien destrucción y caos, sino que hacen presente una realidad nueva, es decir, “revelan” algo desconocido: revelan el sentido profundo de nuestra realidad presente permitiéndonos ver esa verdad que es la palabra definitiva de Dios sobre el mundo.
La destrucción de la ciudad de Jerusalén no debe ser equiparada con la destrucción o final del mundo; más bien debe ser interpretada como la oportunidad precisa para que la comunidad creyente abra su horizonte de misión y lleve el testimonio de Jesús de Nazaret fuera de las fronteras de Israel, es decir, a los pueblos paganos. Podemos decir que este tiempo en que la ciudad de Jerusalén va a ser entregada en manos de los paganos es un tiempo de Dios, donde Él ofrece a todas las naciones del mundo conocido la salvación prometida a Israel. Lucas pretende expresar, por medio de un lenguaje apocalíptico, la fuerza salvífica y liberadora de Jesús, el cual ha sido enviado para hacer presente de manera definitiva el Reino de Dios.
Jesús nos invita hoy a eliminar nuestras ansiedades y temores que podamos tener con respecto al fin del mundo y nos ofrece la alternativa de una vida que se deja guiar por la confianza en el amor del Padre, en una actitud de entrega y de amor que ya ha vencido la muerte. La venida del Hijo del Hombre es una buena noticia que debe llenarnos de mucho entusiasmo y esperanza, podríamos considerarla como el cumplimiento de todos nuestros deseos, en el encuentro con el Señor. Para este momento crucial debemos prepararnos continuamente con alma, vida y corazón. Tenemos suficientes motivos hoy para levantar la cabeza con esperanza, porque ya llega la hora de nuestra liberación.
Tengamos esta certeza en el corazón: en un mundo donde vemos tantas maldades y donde nos duele el hecho de no percibir con claridad como obra la justicia de Dios, en efecto, en este mundo, Jesús, nuestro Señor resucitado, culminará su obra de justicia y hará que reine la fraternidad en la vida.
PARA REFLEXIONAR
1 ¿Cuáles argumentos de la liturgia de hoy me impactan más?
2 ¿Tenemos situaciones similares a las de San Lucas?
3 ¿Cómo responder a las situaciones difíciles de cada día?
ORACIÓN
Al comienzo de este nuevo día te doy gracias, te alabo y bendigo, Buen Señor. Ayúdame a estar preparado para escuchar tu voz que habla en la historia, cumplir tu voluntad, ser dócil de corazón, poner mi confianza en ti, responder siempre a tu llamado, presto y dispuesto totalmente. Amén
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