domingo, 1 de noviembre de 2020

Martes 10 de Noviembre 2020

 

“SOMOS Y LE PERTENECEMOS AL SEÑOR”


PRIMERA LECTURA

TITO 2, 1-8. 11-14

 

“Llevemos una vida religiosa, aguardando la dicha que esperamos: la aparición del Dios y Salvador nuestro, Jesucristo”  

Querido hermano: Habla de lo que es conforme a la sana doctrina. Di a los ancianos que sean sobrios, serios y prudentes; que estén robustos en la fe, en el amor y en la paciencia.

A las ancianas, lo mismo: que sean decentes en el porte, que no sean chismosas ni se envicien con el vino, sino maestras en lo bueno, de modo que inspiren buenas ideas a las jóvenes, enseñándoles a amar a los maridos y a sus hijos, a ser moderadas y púdicas, a cuidar de la casa, a ser bondadosas y sumisas a los maridos, para que no se desacredite la palabra de Dios.

A los jóvenes, exhórtalos también a ser prudentes, presentándote en todo como un modelo de buena conducta. En la enseñanza sé íntegro y grave, con un hablar sensato e intachable, para que la parte contraria se abochorne, no pudiendo criticarnos en nada.

Porque ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres, enseñándonos a renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos, y a llevar ya desde ahora una vida sobria, honrada y religiosa, aguardando la dicha que esperamos: la aparición gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo. Él se entregó por nosotros para rescatarnos de toda maldad y para prepararse un pueblo purificado, dedicado a las buenas obras. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

Cuando el apóstol Pablo ve llegada la hora de entregar el relevo a la próxima generación, una de sus mayores preocupaciones es, sin duda, qué va a pasar con el mensaje. Toda su vida ha estado dedicada a transmitir una buena nueva, la gran noticia de la salvación por la fe en la gracia de Cristo; pero este mensaje está en peligro, porque, como escuchábamos en la lectura de ayer, hay enemigos de la cruz, que son también enemigos de la gracia. ¿Cómo defender el verdadero mensaje, es decir, la "sana doctrina" de esta amenaza?. Como buen estratega, Pablo descubre cuáles son los flancos en mayor riesgo y trata de adelantarse a los movimientos del adversario. Su experiencia, intensa y extensa, le ha llevado a definir zonas de riesgo en las que ya ha visto daño. Por eso, al dar unas recomendaciones sobre la conducta de los miembros de la comunidad cristiana, añade a modo de justificación: "para que no se hable mal de la Palabra de Dios". Es una preocupación evidente y fuerte, pues más adelante también dice: "nuestros adversarios... no podrán decir nada malo de nosotros". El gran peligro para el mensaje es una vida incoherente; así como la gran bendición para la vida es el mensaje en toda su pureza y su fuerza. Pablo intenta asegurar ambas cosas: que la doctrina sea "sana" y que la vida sea "irreprochable". Una predicación sana limpia la vida; una vida limpia conserva la sana la predicación.

SALMO RESPONSORIAL: 36

R. / El Señor es quien salva a los justos.

 

Confía en el Señor y haz el bien,

habita tu tierra y practica la lealtad;

sea el Señor tu delicia,

y él te dará lo que pide tu corazón. R.

 

El Señor vela por los días de los buenos,

y su herencia durará siempre.

El Señor asegura los pasos del hombre,

se complace en sus caminos. R.

 

Apártate del mal y haz el bien,

y siempre tendrás una casa;

pero los justos poseen la tierra,

la habitarán por siempre jamás. R.

 

OREMOS CON EL SALMO

La prosperidad que encuentra muchas veces los malos puede ser una tentación para los fieles. El salmista, en la perspectiva antigua de una justicia de Dios realizada aquí en la tierra, asegura que esa prosperidad es solo aparente y pasajera. El justo debe confiar en el Señor y seguir haciendo el bien.  El Nuevo Testamento nos asegura que la amistad con Dios no puede ser frustrada ni siquiera por la muerte. El Reino de Dios empieza en el tiempo  presente, pero solo tiene su plenitud en la vida eterna de Dios. 

 

LECTURA DEL EVANGELIO

LUCAS 17, 7-10

 

“Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer”

En aquel tiempo dijo el Señor: "Suponed que un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, ¿quién de vosotros le dice: "En seguida, ven y ponte a la mesa"? ¿No le diréis: "Prepárame la cena, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú"? ¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid: "Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer."   Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

Humanamente se entiende que toda acción, toda obra que realizamos, sea gratificada, compensada con algo, resaltada ante los demás; eso nos hace sentir bien, forma parte de los estímulos que necesitamos para crecer, para demostrar nuestras capacidades y talentos. Sin embargo, Jesús nos plantea hoy otra cosa muy diferente: no hay que esperar gratificaciones, ni aplausos, ni menciones especiales por las tareas que realizamos en la construcción del Reino, nos basta con saber que cada buena acción es un granito de arena que ponemos para que el Reino crezca; además, la gratificación más grande, la mejor compensación -porque sí la hay- es ver cómo el Padre multiplica por ciento el granito de arena que cada uno ponemos para la construcción de su Reino.

No se trata, por tanto, de buscar reconocimientos y aplausos; por quedarse en esto, muchos se sienten frustrados, su autoestima anda “bajo cero”, sienten que sus hermanos son unos inconscientes, unos ciegos y torpes que no ven las cosas buenas que hacen... En estos casos, no estamos aportando a la construcción del Reino; tal vez estaremos más bien luchando por inflar nuestro ego, pero no al Reino. Digamos con fe: “gracias, Señor, por permitirnos trabajar en tu Reino; aumenta nuestras fuerzas, pero sobre todo, nuestra fe”.   

ORACIÓN

Señor ayúdanos a reflejar que te pertenecemos, que estamos a tu servicio, amando, dando y entregando con desinterés y gratuidad, y que solo estamos cumpliendo lo que nos has encomendado como tus discípulos(as). Muchos(as) necesitamos de esta gracia, aumenta nuestras fuerzas  y que hagamos y vayamos más allá de la misión que nos has encomendado. Amén 

 

“Dedícate  más a escuchar que a hablar, a admirar que ser admirado(a), a servir más que a ser servido(a)”

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