domingo, 1 de noviembre de 2020

Martes 03 de Noviembre 2020

 San Martín de Porres

“LO QUE CUENTA ES EL AMOR A DIOS Y AL PRÓJIMO”

PRIMERA LECTURA

FILIPENSES 2, 5-11

“Se rebajó, por eso Dios lo levantó”

Hermanos: Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús.

Él, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre"; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.  Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

Hoy estamos ante un texto precioso entre todos: el gran himno a la humildad de Cristo, de la humillación, del abajamiento de Cristo, que san Pablo nos ofrece en su carta a los filipenses. Aquel que no rechazo al suplicio, a la muerte en la cruz. En Jesús, la humillación se vuelve humildad. Es el amor quien lo ha hecho posible. Estábamos acostumbrados a que de la humillación nazca resentimiento, venganza, odio. Mas ahora nos volvemos a la Cruz de Cristo, y encontramos una humillación sin odio, sin venganza y sin resentimiento. Nuestra mente se confunde: ¿qué hay ahí? ¿Quién es ese que, humillado, no odia ni promete vengarse? No tiene el rostro vacío de la locura ni hay en su faz la inexpresividad propia del insensible. Sufre, no huye a la insensibilidad o a la enajenación, y sin embargo, no odia. La Cruz de Cristo, o mejor: Cristo en la Cruz revienta nuestros esquemas, desafía nuestra inteligencia, nos obliga a pensar de nuevo nuestras certezas sobre lo que es obvio, lógico o esperable en el ser humano. Cristo en la Cruz, es en primer lugar una inmensa pregunta, una gigantesca pregunta: ¿por qué? ¿Por qué el destino del inocente ha de ser la humillación?

Hoy el evangelio que leeremos nos muestra que los invitados finales al banquete son los humillados, son los depreciados, son los abajados. No nos podemos quedar en la admiración del misterio de la humillación sin mirar la evangelización, el anuncio de la Buena Nueva a aquellos que son como Cristo, a todos los que no suelen importar, todos los pobres, todos los excluidos, todos esos que no suelen interesarnos. Y por eso tenemos una buena noticia,  la buena noticia no es otra que el mismo Cristo.Ellos  y todos nosotros importantes para Dios, Él ha tomado nuestras vidas, ha tomado nuestra existencia, ha tomado nuestro dolor y construye con nosotros esperanza. Que Dios el Señor transforme nuestras vidas, nos abre la mente, cambie tantos criterios nuestros y que nos abra al desafío incomparable de la Cruz y del Evangelio.  

SALMO RESPONSORIAL: 21

R. / El Señor es mi alabanza en la gran asamblea.

 Cumpliré mis votos delante de sus fieles.

Los desvalidos comerán hasta saciarse,

alabarán al Señor los que lo buscan:

viva su corazón por siempre. R.

Lo recordarán y volverán al Señor

hasta de los confines del orbe;

en su presencia se postrarán

las familias de los pueblos.

Porque del Señor es el reino,

él gobierna a los pueblos.

Ante él se postrarán las cenizas de la tumba. R.

 

Mi descendencia le servirá,

hablarán del Señor a la generación futura,

contarán su justicia al pueblo que ha de nacer:

todo lo que hizo el Señor. R.

 OREMOS CON EL SALMO

En medio de una gran aflicción, el salmista, perseguido injustamente expresa su confianza en la ayuda del Señor. Este salmo lo aplica el Nuevo Testamento a Cristo en su pasión. Casi todo él puede leerse en esa perspectiva. Sin embargo, la esperanza de no morir queda transformada por la realidad de la nueva vida de Cristo resucitado. El discípulo de Cristo debe tomar la cruz y seguirlo.

 LECTURA DEL EVANGELIO

LUCAS 14, 15-24

 “Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me llene la casa

En aquel tiempo, uno de los comensales dijo a Jesús: "¡Dichoso el que coma en el banquete del Reino de Dios!" Jesús le contestó: "Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; a la hora del banquete mandó un criado a avisar a los convidados: "Venid, que ya está preparado." Pero ellos se excusaron uno tras otro. El primero le dijo: "He comprado un campo y tengo que ir a verlo. Dispénsame, por favor." Otro dijo: "He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor." Otro dijo: "Me acabo de casar y, naturalmente, no puedo ir." El criado volvió a contárselo al amo.

Entonces el dueño de casa, indignado, le dijo al criado: "Sal corriendo a las plazas y calles de la ciudad y tráete a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos." El criado dijo: "Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio." Entonces el amo le dijo: "Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me llene la casa." Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete."  Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

Jesús compartió la mesa y la amistad, con publicanos, pecadores y prostitutas, como símbolo de la misericordia de Dios. En nuestra parábola de hoy, los primeros invitados (el latifundista que “compra” tierras, el ganadero que “compra yuntas de bueyes”, y el que se acaba de casar) representan a la elite que han hecho de las exigencias radicales del evangelio, un “evangelio de la prosperidad”. Recordemos que solo el 3% de la población en tiempos de Jesús controlaban tierras y ganados. Las bodas entre la elite servían para conservar sus privilegios y seguir controlando la economía. Para Jesús, la economía debe ser para todas las personas y no solo para unos cuantos, por eso trae a la memoria el banquete escatológico como signo del que reino ha llegado aquí y ahora. Esta parábola sigue manifestando el amor incondicional de Dios con sus pobres y marginados: con la madre soltera, migrante, indígenas, los desposeídos, los gays, Dios no excluye a nadie  y en el banquete de Dios siempre “sobra lugar”. 

  ORACIÓN

Señor ayúdanos a desprendernos de todo, a sentirnos necesitados(as) de Ti,  porque no en vano viniste a enseñarnos el verdadero sentido de la liberación que es reconciliarse con el Padre  Creador y seguir tu ejemplo de dar la vida para encontrar la paz en tu proyecto comunitario de fraternidad, de  igualdad, inclusión  y  justicia. Eso es en gran medida lo que esperas de tus discípulos(as) ayúdanos a lograrlo. Amén.

“Estamos invitados(as) a renunciar a toda expresión de poder dominante y convertirnos en signo de poder de servicio y humildad”

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