“MI
CASA ES LUGAR DE ORACIÓN”
PRIMERA
LECTURA
APOCALIPSIS 10,8-11
“Tomé el libro y me lo comí”
Yo, Juan, oí cómo la voz del cielo que había escuchado antes se puso a hablarme de nuevo, diciendo: "Ve a coger el librito abierto de la mano del ángel que está de pie sobre el mar y la tierra." Me acerqué al ángel y le dije: "Dame el librito." Él me contestó: "Cógelo y cómetelo; al paladar será dulce como la miel, pero en el estómago sentirás ardor." Cogí el librito de mano del ángel y me lo comí; en la boca sabía dulce como la miel, pero, cuando me lo tragué, sentí ardor en el estómago. Entonces me dijeron: "Tienes que profetizar todavía contra muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Juan imagina su investidura como las de Ezequiel y de Jeremías. El libro que le
es entregado contiene las profecías del Antiguo Testamento y recibe como
misión revelar su sentido a la luz del
Nuevo. En efecto, la segunda parte del Apocalipsis puede ser considerada como
la explicación del contenido profético de este libro.
El hecho de que Juan tenga que digerir el pequeño libro de las
profecías del Antiguo Testamento para comprender la significación del tiempo
presente revela que él alimenta sus visiones sobre la realidad misteriosa de
los acontecimientos de la fe en Dios único, guía de la Historia. Dios es el autor
de la Historia y Él la marca reflejando en ella su unidad. Lo cual no significa
que haya introducido en ella una especie de fatalidad semejante a aquella con
la que carga la naturaleza. La Historia es el producto del encuentro de dos
libertades: la de Dios y la del hombre, pero Dios tiene unas perspectivas
acerca de este encuentro, sobre todo desde que Jesucristo pronunció el
"sí" de esta alianza. Los acontecimientos tampoco podrán poner en
tela de juicio la victoria adquirida por el Señor sobre el mal y sobre la
muerte. Juan se encuentra lleno de amargura después de haber tragado el libro,
pero el sabor es por fin un sabor de dulzura y de paz (Ap.21-22). A este
respecto, las Escrituras consuelan, efectivamente, no porque ellas descubrieran
de antemano la evolución de los acontecimientos previstos por Dios, sino porque
ayudan a revelar el sentido profundo de la presencia de Dios en los
acontecimientos que viven los hombres.
SALMO
RESPONSORIAL 118
R. Que dulce al
paladar es tu promesa.
Mi alegría es el
camino de tus preceptos,
más que todas las
riquezas. R.
Tus preceptos son
mi delicia,
tus decretos son
mis consejeros. R.
Más estimo yo los
preceptos de tu boca
que miles de
monedas de oro y plata. R.
¡Qué dulce al
paladar tu promesa:
más que miel en la
boca! R.
Tus preceptos son
mi herencia perpetua,
la alegría de mi
corazón. R.
Abro la boca y
respiro,
ansiando tus
mandamientos. R.
OREMOS CON EL SALMO
El Salmo 118 es el salmo más
largo de todos, hoy se toman algunos versos. Presenta las excelencias de la Ley de Dios,
entendida como la manifestación de la voluntad de Dios para el ser humano. Su
cumplimiento le asegura el bienestar y la dicha. La urgencia de cumplir siempre
la voluntad de Dios nace de la misma fe. Para nosotros se trata de “la ley
perfecta del amor” que se encuentra en el Evangelio y se encarna en el
seguimiento de Jesús.
LECTURA
DEL EVANGELIO
LUCAS 19, 45-48
“Se puso a echar a los mercaderes del templo”
En aquel tiempo entró Jesús en el templo y se puso
a echar a los vendedores, diciéndoles: "Escrito está: "Mi casa es
casa de oración"; pero vosotros la habéis convertido en una "cueva de
bandidos"". Todos los días enseñaba en el templo. Los sumos sacerdotes,
los letrados y los senadores del pueblo intentaban quitarlo de en medio; pero
se dieron cuenta de que no podían hacer nada, porque el pueblo entero estaba
pendiente de sus labios. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
En el pasaje para nuestra oración de
este día, Jesús expulsa a los mercaderes del templo. Según el relato Jesús
entró en el templo y comenzó a echar fuera a quienes vendían diversos productos
destinados al culto. El pueblo les complicó la situación a los sumos sacerdotes
a los letrados y a los jefes del pueblo que intentaban todos los días matar a
Jesús. Hacerlo no resulta tarea fácil porque todo el pueblo estaba pendiente de
sus palabras. Estar pendiente de las palabras de Jesús es descubrir con el
salmista que sus mandamientos son nuestra alegría y son también nuestros
consejos, es reconocer que sus promesas son más dulces que miel en la boca. Hoy
también muchos quieren matar a Jesús, buscan proyectar su vida personal y la de
naciones enteras al margen del Evangelio. Pero nosotros tenemos en nuestras
manos el arma secreta, la misma que empleó el pueblo “estar pendiente de sus
palabras”; ellas son “lámpara para nuestros pasos, luz en nuestro caminar”. Que
el Señor acreciente cada día más en nosotros el amor por la lectura y la
oración por su palabra, de manera que se convierta en fuente de inspiración de
todos nuestros pensamientos, de nuestras palabras y de nuestro actuar
cotidiano. Jesús sigue actuando y se hace presente allí donde en su nombre nos
reunimos para compartir y celebrar su Bendita Palabra.
ORACIÓN
Señor Tú
reclamas los derechos de Dios y la dignidad de los miembros de su pueblo y hoy nos llamas a comprometernos con tu causa, que se
refleja en el encuentro con el otro sin importar su condición social,
económica, cultural o religiosa. Que hoy nos unamos a tu propuesta de igualdad, justicia y equidad desde el verdadero encuentro contigo; te pedimos hoy dirige Señor nuestros pasos y que no perdamos el norte ante las
opciones que nos brinda el mundo. Amén.
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