domingo, 1 de noviembre de 2020

Jueves 19 de Noviembre 2020

 

 

“EL LLANTO DE JESÚS”


PRIMERA LECTURA

APOCALIPSIS 5, 1-10

 

“El Cordero fue degollado y nos compró con su sangre” 


Yo, Juan, a la derecha del que estaba sentado en el trono vi un rollo escrito por dentro y por fuera, y sellado con siete sellos. Y vi a un ángel poderoso, gritando a grandes voces: "¿Quién es digno de abrir el rollo y soltar sus sellos?" Y nadie, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el rollo y ver su contenido. Yo lloraba mucho, porque no se encontró a nadie digno de abrir el rollo y de ver su contenido.

Pero uno de los ancianos me dijo: "No llores más. Sábete que ha vencido el león de la tribu de Judá, el vástago de David, y que puede abrir el rollo y sus siete sellos" Entonces vi delante del trono, rodeado por los seres vivientes y los ancianos, a un Cordero en pie; se notaba que lo habían degollado, y tenía siete cuernos y siete ojos-son los siete espíritus que Dios ha enviado a toda la tierra-. El Cordero se acercó, y el que estaba sentado en el trono le dio el libro con la mano derecha.

Cuando tomó el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron ante él; tenían cítaras y copas de oro llenas de perfume-son las oraciones de los santos-. Y entonaron un cántico nuevo: "Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste degollado y con tu sangre compraste para Dios hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes, y reinan sobre la tierra." Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

Con una imagen de dimensiones épicas la primera lectura nos deja ver un aspecto profundo de la victoria de Cristo: sólo él puede "leer" la historia del designio de Dios para el mundo. Dicho con otras palabras, no podemos encontrar sentido final para el universo ni para nuestra propia vida sin Cristo. Para muchas personas la vida es como un libro sellado. Para muchas, lo mismo que en el texto que hemos oído hoy, no hay más remedio que el llanto: todo parece sellado, arcano, lejano, incomprensible. Cuando el dolor, la tragedia o lo irremediable nos visitan tendemos a pensar que nada queda sino la tristeza de un destino que se nos escapa.

Pero, así como sucedió en aquella lectura, es motivo de inmenso gozo ver que Cristo tiene algo que decir cuando todos callan y sabe iluminar aún en medio de la más espesa noche. Su secreto está a la vista: Él es aquel que viene lavado en su propia Sangre, en la que se resumen todas nuestras preguntas y reproches a la vida. Ya Él ha cruzado el angustioso río del dolor y fue más grande que los torrentes del caos y de la muerte. ¡Ha vencido, y nosotros venceremos con Él!. ¡Aleluya!

 

SALMO RESPONSORIAL 149

R./ Haz hecho de nosotros para nuestro Dios un reino de servidores

 

Cantad al Señor un cántico nuevo,

resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;

que se alegre Israel por su Creador,

los hijos de Sión por su Rey. R.

 

Alabad su nombre con danzas,

cantadle con tambores y cítaras;

porque el Señor ama a su pueblo

y adorna con la victoria a los humildes. R.

 

Que los fieles festejen su gloria

y canten jubilosos en filas:

con vítores a Dios en la boca;

es un honor para todos sus fieles. R.

 

OREMOS CON EL SALMO

Este es un canto de alabanza al Dios de las victorias. La verdadera victoria de Dios es la victoria sobre el mal y sobre la muerte realizada en Cristo.

 

LECTURA DEL EVANGELIO

LUCAS 19,41-44

 

“No reconociste la visita de Dios”

 

Cuando llegó cerca de Jerusalén, al ver la ciudad, Jesús lloró por ella, diciendo: "¡Si en este día tú también entendieras lo que puede darte paz! Pero ahora eso te está escondido y no puedes verlo. Pues van a venir para ti días malos, en que tus enemigos harán un muro a tu alrededor, y te rodearán y atacarán por todos lados, y te destruirán por completo. Matarán a tus habitantes, y no dejarán en ti ni una piedra sobre otra, porque no reconociste el momento en que Dios vino a visitarte. Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

Hay diversas razones para llorar, pero el llanto de Jesús revela el misterio más grande de Dios, es decir, su amor por la humanidad. Hay un motivo del dolor y del llanto de Jesús. El siente dolor por la desgracia que le espera a la ciudad santa de Dios, por el rechazo, porque no ha sido capaz de reconocer lo que conduce a la paz. Jesús sufre a causa del corazón humano cerrado a la acción misericordiosa de Dios. Jesús llora cuando nos convertimos en instrumentos de guerra, de odio y violencia, de injusticia y de insolidaridad, en lugar de ser instrumentos de paz y misericordia.

 

Jesús contempla hoy la situación de muchos de nuestros países latinoamericanos y del mundo entero y con tristeza exclama: ”ojala también reconocieran hoy lo que conduce a la verdadera paz. Pero eso ahora está oculto a sus ojos” y cómo no va a estar oculto si nadie quiere dar su brazo a torcer, si cada uno busca sus intereses particulares si no reconoce que los demás también tienen derechos. ¿Cómo no va a estar lejana la paz si nuestro corazón está cargado de odio y de rencor, y ante la más mínima ofensa que nos hagan ya deseamos que el otro “esté ardiendo en llamas?”. Aprovechemos hoy la oportunidad que  Dios nos da para ser agentes de paz, de reconciliación y de perdón en nuestras familias, comunidades y sociedad.

 

ORACIÓN

Tu sacrificio no ha sido en vano, porque muchos somos quienes desde, nuestra necesidad, y limitaciones, hemos reconocido y asimilado la grandeza de que hubieras entregado tu vida por nosotros,  nos liberas, nos sanas e invitas a vivir en constante comunión contigo; encontrando así la paz interior que nos sostiene para seguir caminado por este mundo difícil. Gracias Señor por tu amor, tu entrega y misericordia para con nosotros.  Amén.

 

“La  dureza de corazón de los seres humanos rechaza al que trae la paz”

 

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