“BAJO
LA GUÍA DEL ESPÍRITU DE JESÚS”
Hoy acaba un año, y es preciso que demos gracias a Dios por
la vida que sigue siendo posible a pesar de las múltiples adversidades. Que sea
la bendición de Dios la que colme hoy y siempre nuestro ser, nuestras familias
y comunidades; que, hecho el balance de fin de año, seamos capaces de ver el
paso de Dios por nuestra historia.
PRIMERA LECTURA
Estáis ungidos por el
Santo, y todos vosotros lo conocéis
Hijos
míos, es el momento final. Habéis oído que iba a venir un Anticristo; pues
bien, muchos anticristos han aparecido, por lo cual nos damos cuenta que es el
momento final. Salieron de entre nosotros, pero no eran de los nuestros. Si
hubiesen sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. Pero sucedió
así para poner de manifiesto que no todos son de los nuestros. En cuanto a
vosotros, estáis ungidos por el Santo, y todos vosotros lo conocéis. Os he
escrito, no porque desconozcáis la verdad, sino porque la conocéis, y porque
ninguna mentira viene de la verdad. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
San Juan nos habla de la presencia de muchos
"anticristos," pero sus palabras no son un grito de pánico sino un
mensaje de esperanza porque lo que quiere es recordarnos la fuerza de la unción
que hemos recibido junto con nuestra fe.
Así como Isaías, Juan Bautista y María nos acompañaron
durante el Adviento, así también, durante estos días fugaces de Navidad, que
forman parte de la octava de Navidad, tenemos como guía, a Juan, que ha sido
comparado con el águila por la altura de su reflexión y por su capacidad de
acercarse a la luz.
SALMO 95
R./Alégrese el cielo,
goce la tierra.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre,
proclamad día tras día su victoria. R.
Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque. R.
Delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad. R.
LECTURA DEL
EVANGELIO
JUAN 1,1-18
La Palabra se hizo
carne
En el
principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra
era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la
Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la
Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la
tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que
se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para
que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La
Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el
mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció.
Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les
da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de
sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.
REFLEXIÓN
Estos
días anteriores hemos reflexionado sobre el nacimiento de Jesús. Hoy nos volvemos
a centrar en el acontecimiento de la Encarnación, desde un lenguaje poético y
muy
teológico, pero no por ello incomprensible. Con estos textos volvemos a
celebrar,
agradeciendo
a Dios, desde la oración y la meditación, el que nos haya enviado a su Hijo, nacido
de mujer, para poner su tienda entre nosotros. “La Palabra se hizo carne y
habitó entre nosotros”. Por esta razón, los seres humanos hemos alcanzado
un lugar privilegiado en los planes de Dios, porque Dios nos eligió como morada
de su Palabra. – Estamos a las puertas de un nuevo año, hacemos reflexiones,
revisiones y planes, ponemos en el Señor de la Historia nuestras vidas y la
vivencia de grupos y comunidades. Pongamos también en él nuestra esperanza y el
mundo en que vivimos. El nacimiento de Jesús es el nacimiento de la paz, así lo
presentó el ángel a los pastores y así lo dice el Apóstol: “Él es nuestra
paz”. Nuestro deseo de corazón es que finalices en paz este año 2013, que
ya se acaba, y que comencemos el 2014 con la paz que nos trae Jesús. ¡Feliz
Navidad y próspero Año Nuevo!
ORACIÓN
Señor Jesús, tu lo eres todo, lo conoces todo, lo penetras y contienes
todo. Tú, que existes desde siempre y para siempre, has que recordemos que fuimos
creados para ti, para servirte y para adorarte. Que podamos seguirte encontrando
contigo en la intimidad de nuestra alma y descubrir que nos has amado desde
siempre y por toda la eternidad. Te alabamos, te bendecimos y te damos gracias
por todo este caminar bíblico en este año que hoy termina. Gracias por día a día,
amarnos y bendecirnos tanto. Te amamos y desde ya acogemos en gratitud el nuevo
año que colocamos entre tus manos. Amén.
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