domingo, 1 de diciembre de 2013

Sábado 14 de Diciembre de 2013


Santo  Juan de la Cruz

“SORDOS AL MENSAJE DE LOS ENVIADOS DE DIOS”


LECTURA DEL EVANGELIO
PRIMERA LECTURA
ECLESIÁSTICO 48,1-4.9-11

Elías volverá
Surgió Elías, un profeta como un fuego, cuyas palabras eran horno encendido. Les quitó el sustento del pan, con su celo los diezmó; con el oráculo divino sujetó el cielo e hizo bajar tres veces el fuego. ¡Qué terrible eras, Elías!; ¿quién se te compara en gloria? Un torbellino te arrebató a la altura; tropeles de fuego, hacia el cielo. Está escrito que te reservan para el momento de aplacar la ira antes de que estalle, para reconciliar a padres con hijos, para restablecer las tribus de Israel. Dichoso quien te vea antes de morir, y más dichoso tú que vives. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
La Biblia asocia más de una vez a Elías con el fuego (1 Re 18,25; 2 Re 1,10.12). Su palabra purifica, trae ardor de fe y provoca incendios que propagan el celo por la causa de Dios. Quizá tal es la esencia de este profeta: el celo, es decir, el amor que reclama sus derechos.
Este mismo ardor brilla en Juan Bautista. Como Elías, también Juan fue perseguido por quienes tenían el poder. Su palabra no pudo ser detenida por amenazas, y aun muerto es elocuente en su coherencia, su vigor, su amor inquebrantable.
Es posible que a nosotros un amor así nos parezca exagerado. Preferimos tal vez una fe sin fanatismos, sin excesos, sin mucho compromiso. El problema de un actuar en la fe así es que fácilmente se vuelve cómplice de los intereses de los poderosos de este mundo. Una fe acostumbrada a no sufrir es una fe acostumbrada a negociar, a evitarse problemas, a venderse por el precio de una aparente calma. Por eso, de tanto en tanto necesitamos profetas de fuego, para seguir su ejemplo.
SALMO RESPONSORIAL: 79
R./Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.
Pastor de Israel, escucha,
tú que te sientas sobre querubines, resplandece;
despierta tu poder y ven a salvarnos. R.

Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa. R.

Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tú fortaleciste.
No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO

Lamentación y queja referida a las calamidades del reino del norte. Se utiliza la alegoría de la vid.
La imagen de la vid es utilizada también en el Nuevo Testamento para referirse al pueblo de Dios. También nosotros repetir: “La luz de tu mirada nos dará la salvación”  
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 17,10-13
Elías ya ha venido, y no lo reconocieron
Cuando bajaban de la montaña, los discípulos preguntaron a Jesús: "¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?" Él les contestó: "Elías vendrá y lo renovará todo. Pero os digo que Elías ya ha venido, y no lo reconocieron, sino que lo trataron a su antojo. Así también el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos." Entonces entendieron los discípulos que se refería a Juan, el Bautista. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
La dominación del Imperio Romano y las posiciones de los diversos grupos religiosos y sociales frente a esa dominación estaban desintegrando la vida comunitaria y familiar del pueblo judío; por eso era urgente la presencia del Mesías, por eso se espera que Elías vuelva y reconstruya la comunidad “reconduciendo el corazón de los padres hacia los hijos y el corazón de los hijos hacia los padres”. Juan el Bautista se pone a esa tarea, pero su crítica “atentaba” contra el sistema de dominio (romano y judío). Él presentaba un proyecto de reforma de la convivencia humana ( Lc 3,7-14), realizando así la misión de Elías, y por eso lo asesinan. Y Juan no sólo será precursor de Jesús porque lo anuncia y muestra ya presente, sino también de su destino y de su muerte violenta. Jesús continuará la obra de Juan: construir la comunidad. El nos revelará a Dios como Padre, y nos definirá a nosotros como hermanos. Jesús pondrá en el mismo nivel el amor a Dios y el amor al prójimo, Él resumirá así la Ley y los profetas y dará nuevos valores y normas a la convivencia. Por eso correrá el mismo destino de Juan.

ORACIÓN

Señor Jesús, tu eres nuestro Pastor, Maestro, Señor y Salvador; tú eres nuestra eterna alegría. No tenemos palabras, no sabemos cómo agradecerte   tu  amor misericordioso, que nos colma de tanta felicidad. Te alabamos y te bendecimos, de nuevo, hoy te clamamos, ven Señor, susurra tus palabras de amor y bendición a nuestra vida, palabras que renuevan y transforman. Ven, Señor, regálanos el fuego de tu Espíritu que calienta y todo lo consume y revela la verdad que viene de ti. Amén.       

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