Santo Juan de la Cruz
“SORDOS
AL MENSAJE DE LOS ENVIADOS DE DIOS”
LECTURA DEL EVANGELIO
PRIMERA LECTURA
ECLESIÁSTICO 48,1-4.9-11
Elías volverá
Surgió Elías, un profeta como un
fuego, cuyas palabras eran horno encendido. Les quitó el sustento del pan, con
su celo los diezmó; con el oráculo divino sujetó el cielo e hizo bajar tres
veces el fuego. ¡Qué terrible eras, Elías!; ¿quién se te compara en gloria? Un
torbellino te arrebató a la altura; tropeles de fuego, hacia el cielo. Está
escrito que te reservan para el momento de aplacar la ira antes de que estalle,
para reconciliar a padres con hijos, para restablecer las tribus de Israel.
Dichoso quien te vea antes de morir, y más dichoso tú que vives. Palabra de
Dios.
REFLEXIÓN
La Biblia asocia más de una vez a Elías con el fuego (1 Re 18,25; 2 Re
1,10.12). Su palabra purifica, trae ardor de fe y provoca incendios que
propagan el celo por la causa de Dios. Quizá tal es la esencia de este profeta:
el celo, es decir, el amor que reclama sus derechos.
Este mismo ardor brilla en Juan
Bautista. Como Elías, también Juan fue perseguido por quienes tenían el poder.
Su palabra no pudo ser detenida por amenazas, y aun muerto es elocuente en su
coherencia, su vigor, su amor inquebrantable.
Es posible que a nosotros un amor así
nos parezca exagerado. Preferimos tal vez una fe sin fanatismos, sin excesos,
sin mucho compromiso. El problema de un actuar en la fe así es que fácilmente
se vuelve cómplice de los intereses de los poderosos de este mundo. Una fe
acostumbrada a no sufrir es una fe acostumbrada a negociar, a evitarse
problemas, a venderse por el precio de una aparente calma. Por eso, de tanto en
tanto necesitamos profetas de fuego, para seguir su ejemplo.
SALMO RESPONSORIAL: 79
R./Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.
Pastor de Israel, escucha,
tú que te sientas sobre querubines, resplandece;
despierta tu poder y ven a salvarnos. R.
Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa. R.
Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tú fortaleciste.
No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre. R.
OREMOS
CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS A SU
CONTEXTO
Lamentación y queja referida a las
calamidades del reino del norte. Se utiliza la alegoría de la vid.
La imagen de la vid es utilizada también
en el Nuevo Testamento para referirse al pueblo de Dios. También nosotros
repetir: “La luz de tu mirada nos dará la salvación”
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 17,10-13
Elías ya ha venido, y no lo reconocieron
Cuando bajaban de la montaña, los
discípulos preguntaron a Jesús: "¿Por qué dicen los escribas que primero
tiene que venir Elías?" Él les contestó: "Elías vendrá y lo renovará
todo. Pero os digo que Elías ya ha venido, y no lo reconocieron, sino que lo
trataron a su antojo. Así también el Hijo del hombre va a padecer a manos de
ellos." Entonces entendieron los discípulos que se refería a Juan, el
Bautista. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
La dominación del Imperio Romano y las posiciones de los diversos
grupos religiosos y sociales frente a esa dominación estaban desintegrando la
vida comunitaria y familiar del pueblo judío; por eso era urgente la presencia
del Mesías, por eso se espera que Elías vuelva y reconstruya la comunidad “reconduciendo
el corazón de los padres hacia los hijos y el corazón de los hijos hacia los
padres”. Juan el Bautista se pone a esa tarea, pero su crítica “atentaba”
contra el sistema de dominio (romano y judío). Él presentaba un proyecto de
reforma de la convivencia humana ( Lc 3,7-14), realizando así la misión de
Elías, y por eso lo asesinan. Y Juan no sólo será precursor de Jesús porque lo
anuncia y muestra ya presente, sino también de su destino y de su muerte
violenta. Jesús continuará la obra de Juan: construir la comunidad. El nos
revelará a Dios como Padre, y nos definirá a nosotros como hermanos. Jesús
pondrá en el mismo nivel el amor a Dios y el amor al prójimo, Él resumirá así
la Ley y los profetas y dará nuevos valores y normas a la convivencia. Por eso
correrá el mismo destino de Juan.
ORACIÓN
Señor Jesús, tu eres nuestro Pastor, Maestro, Señor y Salvador; tú
eres nuestra eterna alegría. No tenemos palabras, no sabemos cómo
agradecerte tu amor misericordioso, que nos colma de tanta
felicidad. Te alabamos y te bendecimos, de nuevo, hoy te clamamos, ven Señor,
susurra tus palabras de amor y bendición a nuestra vida, palabras que renuevan
y transforman. Ven, Señor, regálanos el fuego de tu Espíritu que calienta y
todo lo consume y revela la verdad que viene de ti. Amén.
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