“EN ADVIENTO NOS PREPARAMOS PARA IR DE LA CASA DE BETANIA
A
LA CASA DE BELEN”.
En
meses anteriores en Día a Día con la palabra, disfrutamos de la casa, la mesa y
la Comunidad de Betania; en donde reflexionamos sobre el amor, la fraternidad,
la amistad sincera, el escuchar al otro y el ser escuchados; lugar a donde
quisiéramos llegar cada vez que estamos fatigados del camino y encontrar allí
una mano generosa, que mitigue nuestro cansancio, y decir como Pedro: “ Señor, ¡ qué bien se está aquí ¡ . Pero es necesario prepararnos para continuar
nuestro peregrinar, seguir hacia la “CASA DE BELEN”, que se divisa ya muy
cerca, pero antes de llegar allí, ( NAVIDAD), es preciso prepararnos durante un
período litúrgico, marcado por cuatro semanas, en las que centramos nuestra
mirada en la espera y venida del Mesías:
EL ADVIENTO.
Por
lo tanto nuestra espera debe ser gozosa en el Señor. En la Biblia, nuestra esperanza mencionada no
es equivalente a nuestro anhelo. La
esperanza en términos bíblicos, es la certeza de lo que Dios ha prometido e indudablemente
sucederá. Por eso como discípulos(as), debemos confiar plenamente en su promesa, la llegada de nuestro Salvador y esperarlo con alegría,
dispuestos a abrirle nuestros corazones, e invitarlo a que haga morada en
nuestras vidas. Es así, que no hay otra alternativa diferente a la de “estar
despiertos (as) y vigilantes”, ¡Velad!. No dice que velen otros, éste ¡Velad!, va
dirigido sin duda a cada uno y a cada una de nosotros. A veces
nos duermen, la rutina, el desánimo, el dar por hecho que ya no es edad para
cambiar, para ir al encuentro de
nuestro hermano, nuestro llamado aquí
y ahora es ¡despertar y velad!.
¡Ha
llegado el momento de despertarnos, de ponernos en búsqueda del que puede
cambiar el rumbo de nuestra historia y nos invita a que vivamos felices y
hagamos felices a otros!. ¡Qué alegría¡
después de un alto en el camino, de días de preparación, es tiempo de enderezar
nuestro rumbo y de hacer vida su Palabra, de fijar nuestra mirada, más allá de
nuestros afectos e intereses; hemos llegado a la “ CASA DE BELEN”, la que Dios
escogió para humanizarse en medio de la historia y de la vida de los pequeños y
sencillos .
LA
CASA DE BELEN, está de fiesta, ha llegado “NAVIDAD”. Queremos decirles: que
todos somos de ésta casa, de la casa de Dios, no somos extraños, ni forasteros;
en ésta familia a la que pertenecemos, somos bien recibidos, es grande y
estamos llamados (as) para que participemos de ella. Y desde ésta Casa te
invitamos para que “prendas las luces”, ´las luces de la esperanza, de la
solidaridad, del amor, de la paz…. para
aquellos que debido a sus problemas, quebrantos de salud y tal vez ausencia de
Dios en sus vidas las han perdido; es por eso que en Navidad se ha prendido una
nueva luz: “ LA LUZ DE JESÚS”, DÉJALA BRILLAR,
LA VERDADERA LUZ QUE ILUMINA NUESTRA VIDA”.
NAVIDAD:
hermosa ocasión para prender las luces del AMOR, amor a Dios, a mi mismo (a) y
amor a los demás.
NAVIDAD:
Hermosa ocasión para prender las luces de LA FRATERNIDAD Y SOLIDARIDAD al
estilo de Jesús, que pasó su vida haciendo el bien.
NAVIDAD:
Hermosa ocasión para prender las luces del PERDÓN, perdonando hasta setenta
veces siete. Es decir, siempre.
NAVIDAD:
hermosa ocasión para prender las luces de LA MISERICORDIA, escuchando el grito
del oprimido, del que sufre, del que se encuentra solo y abandonado, del que no
tiene trabajo, del que está privado de su libertad, del triste, del que no
tiene techo, del enfermo.
NAVIDAD:
Hermosa ocasión para prender las luces DEL ENTUSIASMO Y LA MOTIVACIÓN, para
dejar de lado la rutina, fijarnos nuevos sueños, proyectos y nuevas metas.
NAVIDAD:
Hermosa ocasión, para prender las luces de
LA ESCUCHA Y LA PACIENCIA, escuchar a Dios, a nosotros mismos y al otro. Ser pacientes consigo mismos y con los demás.
Que
la Casa de Belén se quede para siempre
en nuestra vida, en nuestra casa; que sea el motor que nos impulse en la
realización de nuestros sueños y proyectos, sin perder de vista el horizonte
que es Jesús y su Proyecto de Salvación.
Jesús
que acontece en nuestro corazón en ésta
Navidad, nos llene de su amor, alegría y mucha paz, para continuar
compartiendo en familia y con el hermano las maravillas del Dios humanado, del
Dios con nosotros.
Dios
los Bendiga ORACIÓN
AL COMENZAR EL DÍA
Gracias
Señor, por este último mes del año, por la posibilidad de encontrarme cada día
en tú presencia, levantando mis manos al “Rey de Reyes”, “Señor de Señores”, en
alabanza y gratitud por el don de la vida, que
me permite contemplar y disfrutar de todas las maravillas de tu
creación. Por el año que finaliza y en el cual te manifiestas con gran amor y
generosidad, cumpliendo tu promesa en mí y en los míos, en mí comunidad y en
quienes siguen Día a Día con la Palabra. “Tú tinaja no se verá vacía, a ti y a
los tuyos no les faltará harina ni aceite”. Si, mi buen Dios, no nos ha faltado
nada, ni nos faltará, porque Tú eres grande y misericordioso con cada uno (a)
de nosotros (as) y estamos alegres. Por eso cada día que me regalas y
especialmente en este tiempo en el que celebramos tu cumpleaños “Navidad” te pido
la presencia de tu Espíritu para permanecer despierta (o) y vigilante para
escuchar el mensaje que me regalas a través de tu Palabra y que lo pueda hacer
vida con gestos y hechos concretos. Amén.
Te
ofrezco mi corazón, para que vivas y reines en el. “bienvenido mi señor”, toma
el control de todo lo que soy, lo que tengo y lo que viva y que al emprender
cada jornada, seas Tú la luz que ilumine mi camino, la fortaleza, la alegría y
el amor que todo lo puede.
Señor
te doy gracias, por la vida de mi hermano y amigo Roberto Zamudio, quien ha
sido guía en mi camino y que gracias a él he aprendido a conocer y vivir más de
tu Palabra. Te pido amado señor, que extiendas tu mano poderosa sobre él y lo
bendigas y que a través de él sean bendecidas: su familia, comunidades y todas
las personas que Tú dispongas a lo largo de
su misión.
Te
amo mi señor y te doy gracias en nombre de mis hijos, mi familia, mi comunidad
y de quienes siguen Día a Día la palabra y que la “Casa de Belén”, tú “Casa
Señor Jesús”, nos muestre el camino de la solidaridad para vivir, hoy y siempre
como Tú lo quieres.
Gracias Señor
ORACIÓN
AL FINALIZAR EL DÍA
Señor
Amado, al finalizar el día y al acercarse la noche, te contemplo con ternura y
gozo mi Salvador, siento que me abrazas y que a través de ese abrazo me llenas
de alegría y paz para poder descansar,
sabiendo que Tú estás a mi lado cuidando mi sueño y el de todos los que amo. Sé
que reparas mis fuerzas para emprender el mañana en bendición y con tu
presencia me ayudas a ser luz para los míos, mi comunidad, amigos y a todos los
hermanos que día a día encuentro en mi camino. Así mismo Señor, quiero darte
gracias por todo lo aprendido y lo vivido a lo largo de este año; por el bien
que hice y que dejé de hacer, por los días felices y los momentos difíciles,
por mis sueños y proyectos hechos realidad y por aquellos serán según tu voluntad; por todo lo que
compartí con mis seres queridos, hermanos de comunidad, amigos y personas que
encontré a lo largo de este año.
Señor
regálame la serenidad interior, la disponibilidad que
como discípulo(a) y misionero (a), necesito para llevar tu mensaje de amor,
justicia y paz a donde me envíes. Te amo, mi salvador, confío en Ti y espero en
ti, porque sé que en todo estás derramando la unción poderosa de tú Espíritu Santo
que renueva, que transforma y que vivifica. Gracias Señor porque me escuchas. Amén.
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