lunes, 1 de agosto de 2011

2011 AÑO DE RESTITUCIÓN, RESTAURACIÓN Y RECOMPENSA

A DIOS LE GUSTAN LO FINALES FELICES

¡El Señor llevará a feliz término su acción en mi favor! Señor, tu amor es eterno; ¡no dejes incompleto lo que has emprendido! Salmo 137(138) 8


A quien no le gusta los finales felices, cuantas películas vemos con finales que nos desconciertan, cuántos libros leemos con finales inesperados, historias de amor, historias de vidas heroicas, comienzos maravillosos, romances idílicos, historias de nuestra misma vida que tienen comienzos inolvidables pero con finales que no esperábamos, que terminan y nos dejan sabores amargos, y tal vez muchas lágrimas. Nuestras historias no siempre tienen el final que esperábamos, y nos preguntamos ¿Qué nos pasó? ¿Qué hicimos mal? ¿Qué nos faltó? ¿Porqué se acabó?.


¿Cuántas veces también dejamos nuestras historias a mitad de rodaje, nuestras construcciones en “obra negra”, nuestros proyectos a medio empezar, cuántos de los que empiezan la maratones terminan hasta el final, cuántos de los que empiezan una cátedra o un estudio a pesar de los obstáculos, de la falta de tiempo, de las exigencias, la terminan?.
Pero el Señor quiere que hagamos una pare hoy y que tomemos la palabra del salmista : “¡El Señor llevará a feliz término su acción en nuestro favor! Señor, tu amor es eterno; ¡no dejes incompleto lo que has emprendido!”. Salmo 138,8. Él quiere llevar a cabo los planes que tiene para nuestra vida, llevar a feliz término su acción en nosotros y quiere seguir perfeccionado aquello que empezó en nosotros. Pues bien, el trabajo ha comenzado…. y Él quiere seguir poniendo la buena semilla en nosotros. Con Él, el trabajo no quedará estancado, no quedará a mitad de camino el sembrado, ni quedará a medias la construcción, con Él todo llegará a feliz término.


El Señor también quiere que nos reconciliemos con nuestro pasado y que vivamos un presente renovado, con un rostro diferente, sanando todas nuestras heridas, quitando todas nuestras frustraciones, refrescando nuestro interior, quiere se viento fresco para nuestra vida, quiere seguir obrando en nosotros, garantizándonos un futuro lleno de esperanza y quiere terminar la obra que una vez empezó en nosotros.


Y aunque no queramos pensar en los finales, nuestros finales son inevitables, pidámosle hoy al Señor y muy especialmente oremos en esta semana, porque Dios este siempre con nosotros, que nos dé fortaleza hasta el final, para que nuestro final y el de los nuestros, el de nuestra familia, nuestros padres, nuestros hijos, nuestros amigos, etc, todos los que nos rodean, sea un final en alegría y en paz. Pidámosle al Señor y clamémosle por un buen final para nosotros y todos los nuestros.

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