lunes, 1 de agosto de 2011

Lunes, 29 de agosto de 2011

“EL VALOR DEL PROFETA”

Al celebrar hoy el martirio de san Juan Bautista, tenemos en la primera lectura el texto sobre la vocación de Jeremías, donde se prescinde de las visiones y se lee la parte del diálogo vocacional entre el profeta y Yavhé.

PRIMERA LECTURA
JEREMÍAS 1,17-19


“DILES QUE YO TE MANDO. NO TENGAS MIEDO”


Y tú, ármate de valor; ve y diles todo lo que yo te mande. No les tengas miedo, porque de otra manera yo te haré temblar delante de ellos. Yo te pongo hoy como ciudad fortificada, como columna de hierro, como muralla de bronce, para que te enfrentes a todo el país de Judá: a sus reyes, jefes y sacerdotes, y al pueblo en general. Ellos te harán la guerra, pero no te vencerán porque yo estaré contigo para protegerte. Yo, el Señor, doy mi palabra."

REFLEXIÓN
Empieza Yahvé afirmando que es él quien escoge a su profeta: “Antes de formarte en el vientre te escogí, antes de salir el seno materno te consagré”. El profeta pone entonces sus dificultades, y es confortado y confirmado por Dios, que le promete su asistencia continuada, a pesar de anunciarle ataques y dificultades. El Señor aparece como quien quiere comunicar a su pueblo y a todas las naciones su voluntad y sus planes de salvación. El profeta es presentado como el instrumento, la boca de este Dios. Pero, al mismo tiempo, como una persona plenamente humana, llena de debilidad y de miedos y que necesita sentir la fuerza y la ayuda de Dios en su persona.

SALMO RESPONSORIAL: 70
R./ Mi boca contará tu salvación.

LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 6,17-29


“MUERTE DE JUAN EL BAUTISTA”


Es que, por causa de Herodías, Herodes había mandado arrestar a Juan, y lo había hecho encadenar en la cárcel. Herodías era esposa de Filipo, hermano de Herodes, pero Herodes se había casado con ella. Y Juan había dicho a Herodes: "No debes tener como tuya a la mujer de tu hermano."
Herodías odiaba por eso a Juan, y quería matarlo; pero no podía, porque Herodes le tenía miedo, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo protegía. Y aunque al oírlo se quedaba sin saber qué hacer, Herodes escuchaba a Juan de buena gana. Pero Herodías vio llegar su oportunidad cuando Herodes, en su cumpleaños, dio un banquete a sus jefes y comandantes y a las personas importantes de Galilea. La hija de Herodías entró en el lugar del banquete y bailó, y el baile gustó tanto a Herodes y a los que estaban cenando con él, que el rey dijo a la muchacha:
--Pídeme lo que quieras, y te lo daré.
Y le juró una y otra vez que le daría cualquier cosa que pidiera, aunque fuera la mitad del país que él gobernaba. Ella salió, y le preguntó a su madre:
--¿Qué pediré?
Le contestó:
--Pídele la cabeza de Juan el Bautista.
La muchacha entró de prisa donde estaba el rey, y le dijo:
--Quiero que ahora mismo me des en un plato la cabeza de Juan el Bautista.
El rey se puso muy triste; pero como había hecho un juramento en presencia de sus invitados, no quiso negarle lo que le pedía. Así que mandó en seguida a un soldado con la orden de llevarle la cabeza de Juan. Fue el soldado a la cárcel, le cortó la cabeza a Juan y se la llevó en un plato. Se la dio a la muchacha, y ella se la entregó a su madre.
Cuando los seguidores de Juan lo supieron, recogieron el cuerpo y se lo llevaron a enterrar.


REFLEXIÓN
La muerte de Juan Bautista está enmarcada en el evangelio de Marcos entre el envío misionero y el regreso de los discípulos. Mientras la comunidad que acompaña a Jesús asume tareas de evangelización directa y se prepara para proseguir la misión de Jesús, los poderosos derrochan en veleidades y destrozan a un profeta del pueblo. Unos construyen, mientras los otros destruyen. Unos, desde su pobreza y precariedad siembran buenas noticias; mientras otros, desde su riqueza y poder, esparcen muerte y malas noticias. Un profeta muere injusta y vilmente, víctima de los juegos de poder y de las intrigas. Juan Bautista muere por denunciar todos los atropellos y fechorías de los gobernantes descendientes de Herodes. Pero su muerte no se pierde en el vacío y en el sinsentido, como sí ocurrió con la muerte de los descendientes de Herodes. La muerte del Bautista es semilla de vida. Aunque él no lo sepa, ya Jesús ha retomado el mensaje de Juan y lo ha llevado a nuevos límites. La Buena Nueva pasa del río y del desierto a la periferia urbana y a todos los campos de Galilea, mensaje que se sigue extendiendo y permanece.


ORACIÓN
Señor, que podamos seguir siendo fieles a tu llamado, nos llamas a ser profetas, a anunciar y denunciar cuando sea necesario, una vez más te pedimos nos fortalezcas para hacerlo, a ser portadores de tu amor, de tu justicia, de equidad, de solidaridad, a ser constructores de tu Reino. Amén.

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