lunes, 1 de agosto de 2011

Viernes 5 de agosto de 2011

“RECONOCER LA ACCIÓN DE DIOS EN LA VIDA”

PRIMERA LECTURA
DEUTERONOMIO 4,32-40


“AMÓ A TUS PADRES Y DESPUÉS ELIGIÓ SU DESCENDENCIA”


Moisés habló al pueblo, diciendo: "Pregunta, pregunta a los tiempos antiguos, que te han precedido, desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra: ¿hubo jamás, desde un extremo al otro del cielo, palabra tan grande como ésta?; ¿se oyó cosa semejante?; ¿hay algún pueblo que haya oído, como tú has oído, la voz del Dios vivo, hablando desde el fuego, y haya sobrevivido?; ¿algún dios intentó jamás venir a buscarse una nación entre las otras por medio de pruebas, signos, prodigios y guerra, con mano fuerte y brazo poderoso, por grandes terrores, como todo lo que el Señor, vuestro Dios, hizo con vosotros en Egipto, ante vuestros ojos?
Te lo han hecho ver para que reconozcas que el Señor es Dios, y no hay otro fuera de él. Desde el cielo hizo resonar su voz para enseñarte, en la tierra te mostró aquel gran fuego, y oíste sus palabras que salían del fuego. Porque amó a tus padres y después eligió a su descendencia, él en persona te sacó de Egipto con gran fuerza, para desposeer ante ti a pueblos más grandes y fuertes que tú, para traerte y darte sus tierras en heredad, cosa que hoy es un hecho. Reconoce, pues, hoy y medita en tu corazón, que el Señor es el único Dios, allá arriba en el cielo, y aquí abajo en la tierra; no hay otro. Guarda los preceptos y mandamientos que yo te prescribo hoy, para que seas feliz, tú y tus hijos después de ti, y prolongues tus días en el suelo que el Señor, tu Dios, te da para siempre."

REFLEXIÓN
A partir de hoy, y durante cinco días, leeremos algunos pasajes del libro de Deuteronomio ( la segunda ley), que contiene la despedida de Moisés, con el repaso que hace de los cuarenta años de marcha por el desierto y las normas (mandamientos) que recuerda a su pueblo. Ahora, cuando están a punto de entrar en Canaán, Moisés antes de morir, les deja como testamento la recomendación de que cumplan con la Alianza: escuchar al Dios que los amó y los eligió para ser su pueblo y que los sacó de la esclavitud de Egipto. Él es el “único Dios” (monoteísmo), que se ha revelado en la historia y exige de los suyos que guarden sus mandamientos.
Con mayor razón nosotros hoy debemos hacer memoria de las maravillas que Dios ha realizado y sigue realizando en nuestra vida, pues nos ha enviado a su Hijo para liberarnos a todos del pecado y de la muerte. Tenemos más razones para sentir admiración y gratitud hacia Dios para responder a su amor con el nuestro, intentando cumplir su voluntad en nuestras vidas.

SALMO RESPONSORIAL: 76
R: Recuerdo las proezas del Señor.

LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 16, 24-28

“¿DE QUE LE SIRVE AL HOMBRE GANAR EL MUNDO ENTERO, SI ARRUINA SU VIDA?”


Luego Jesús dijo a sus discípulos:
--Si alguno quiere ser discípulo mío, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz y sígame. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda la vida por causa mía, la encontrará. ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde la vida? ¿O cuánto podrá pagar el hombre por su vida? Porque el Hijo del hombre va a venir con la gloria de su Padre y con sus ángeles, y entonces recompensará a cada uno conforme a lo que haya hecho. Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán hasta que vean al Hijo del hombre venir a reinar.


REFLEXIÓN:
Seguir a Jesús no es huir de sí mismo, del mundo o de la vida. Seguir a Jesús es asumir la condición humana de una manera absolutamente nueva y radical. Negarse a sí mismo es abrazar con tal entusiasmo, alegría y decisión una causa que haga pasar a un segundo plano o haga desaparecer la angustia de ser y existir. Nadie puede olvidarse de sí mismo, si no es plenamente feliz con lo que hace, quiere y busca. Seguir a Jesús es asumir la alegría del día a día, las dificultades, los sinsabores y la plenitud del presente. Cargar con la cruz no se refiere a infligirse castigos, culpas o remordimientos propios o ajenos, sino a aceptar la condición humana limitada por la violencia, el sufrimiento, la inseguridad, el miedo y la incertidumbre. La cruz es la condición existencial del ser humano, que sólo puede ser redimida si se acepta y se soporta solidariamente. Es el reconocimiento del propio pecado cometido por acción, omisión o permisión. Estas dos exigencias confluyen en la condición básica para ser cristiano: Seguir a Jesús es asumir su causa y compartir su fe.

ORACIÓN
Cuantas y cuan grandes son tus maravillas, Señor. No sólo me creaste por amor, sino que cuidas de mí y me buscas con el mismo amor que me creaste. Me rindo ante Ti, y reconozco que sin ti no soy nada, y que contigo lo tengo todo, . Amén

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