“SERVICIO Y TESTIMONIO EN LA COMUNIDAD”
PRIMERA LECTURA
SEGUNDA CARTA A LOS CORINTIOS 9,6-10
SEGUNDA CARTA A LOS CORINTIOS 9,6-10
“UN LLAMADO A LA GENEROSIDAD”
Acuérdense de esto: El que siembra poco, poco cosecha; el que siembra mucho, mucho cosecha. Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, y no de mala gana o a la fuerza, porque Dios ama al que da con alegría. Dios puede darles a ustedes con abundancia toda clase de bendiciones, para que tengan siempre todo lo necesario y además les sobre para ayudar en toda clase de buenas obras. La Escritura dice: "Ha dado abundantemente a los pobres, y su generosidad permanece para siempre." Dios, que da la semilla que se siembra y el alimento que se come, les dará a ustedes todo lo necesario para su siembra, y la hará crecer, y hará que la generosidad de ustedes produzca una gran cosecha.
REFLEXIÓN
Hoy somos invitados a la generosidad, la alegría y el servicio. Tres palabras, tres virtudes que están estrechamente relacionadas.
Es difícil encontrar la alegría cerca de los corazones egoístas; es difícil encontrar el servicio cerca de las personas que se abstienen de compartir, porque al fin y al cabo, el servicio no es otra cosa sino dar de nuestros talentos, dar de nuestro tiempo, dar de nuestros conocimientos o capacidades, dar de lo que somos. La puerta para una alegría verdadera está principalmente en el dar. Siempre habrá algo para dar, y existe más alegría y más bendición en dar que recibir, como decía San Francisco de Asís: "Que yo no busque ser consolado sino consolar; que yo no busque ser amado sino amar".
La persona que solo está esperando ser amada, será feliz muy poquitas veces, pero la persona que está dispuesta a amar, va a ser feliz verdaderamente porque va a encontrar muchísimas ocasiones de amar. Lo que trae la alegría a nuestra vida es el paso del amor, y el amor puede pasar de dos maneras: pasar llegando hacia nosotros, cuando alguien nos ama, o puede pasar saliendo de nosotros, cuando nosotros amamos.
Si quieres saber todo lo que tú posees, haz la prueba de dar; si quieres saber cómo es de bonita tu casa, invita gente y comparte; si quieres saber cómo preparas de delicioso los alimentos, dalos a otras personas; si quieres saber cuánto calor hay en tu pecho, empieza a abrazar a la gente. Si quieres saber cómo es de bonita tu sonrisa, busca a los tristes y regálaselas; si quieres saber cuántos milagros se esconden en tus manos, empieza a acariciar a los pobres y a bendecir a los enfermos, y empezarás a ver cosas maravillosas.
SALMO RESPONSORIAL: 111
R: Dichoso el que se apiada y presta.
LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 12, 24-26
“ES NECESARIO MORIR PARA VIVIR , Y PARA DAR VIDA A OTROS”
Les aseguro que si el grano de trigo al caer en tierra no muere, queda él solo; pero si muere, da abundante cosecha. El que ama su vida, la perderá; pero el que desprecia su vida en este mundo, la conservará para la vida eterna. Si alguno quiere servirme, que me siga; y donde yo esté, allí estará también el que me sirva. Si alguno me sirve, mi Padre lo honrará.
REFLEXION
El evangelio nos recuerda que no se produce vida ( fruto) sin dar la propia; amar es darse sin límites, hasta desaparecer si es necesario. Tener apego a la propia vida es destruirse. Sólo quien no teme morir puede entregarse hasta el fin, llevando su vida a su completo éxito. El hombre libre posee su vida, su presente, y en cada presente puede entregarse del todo: la entrega total en cada momento es el significado de “morir”. A este lo honrara el Padre, como a un hijo.
Podemos hacer muchas cosas o tener grandes posesiones, pero nunca debemos perder de vista que lo verdaderamente importante es construir el reino de Dios, es hacer el bien a los demás sin distinción, es compartir, es dar. Esa tiene que acabar siendo nuestra tarea más importante y nuestra auténtica riqueza.
ORACIÓN
Nos presentamos ante ti, Maestro y Señor dispuestos a recibir tus enseñanzas y dejarnos moldear por tu Espíritu. Santo. Ayúdanos Señor a comprender lo que verdaderamente significa amar y servir, que entendamos que muchas veces es necesario “morir”, ceder para vivir y que otros tengan vida en ti. Amén
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