lunes, 1 de agosto de 2011

Martes, 30 de agosto de 2011

“EL REINO DE DIOS ES LA PERSONA MISMA DE JESÚS”

PRIMERA LECTURA
PRIMERA DE TESALONICENSES 5,1-6.9-11

En cuanto a las fechas y los tiempos, hermanos, no necesitan que les escribamos. Ustedes saben muy bien que el día del regreso del Señor llegará cuando menos se lo espere, como un ladrón que llega de noche. Cuando la gente diga: "Todo está en paz y tranquilo", entonces vendrá de repente sobre ellos la destrucción, como le vienen los dolores de parto a una mujer que está encinta; y no podrán escapar. Pero ustedes, hermanos, no están en la oscuridad, para que el día del regreso del Señor los sorprenda como un ladrón. Todos ustedes son de la luz y del día. No somos de la noche ni de la oscuridad; por eso no debemos dormir como los otros, sino mantenernos despiertos y en nuestro sano juicio. Porque Dios no nos destinó a recibir el castigo, sino a alcanzar la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo. Jesucristo murió por nosotros, para que, ya sea que sigamos despiertos o que nos durmamos con el sueño de la muerte, vivamos juntamente con él. Por eso, anímense y fortalézcanse unos a otros, tal como ya lo están haciendo.

REFLEXIÓN
Terminamos hoy la lectura de la carta de Pablo a los Tesalonicenses, con un tema que se ve que preocupaba a aquella comunidad y en general a todas las de Grecia: la venida última de Cristo y la resurrección de los muertos.
Cuando Pablo escribe esta carta todavía no han aparecido por escrito los evangelios, pero él ya anticipa la recomendación que Jesús hará varias veces referente al futuro: “el día del Señor llegará como un ladrón en la noche”, o “como los dolores de parto a la mujer encinta” y por eso no podemos vivir distraídos y en la oscuridad. Estas palabras de Pablo no quieren producir en nosotros angustia, pues Dios nos tiene destinados, no al castigo, “sino a obtener la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo”.
De la misma manera a todos nos hace bien pensar en el futuro. Pablo nos invita a vivir en vigilancia, con una cierta tensión, aprovechando el tiempo, como “hijos de la luz” sin dejarnos adormecer por las cosas del camino.
´
SALMO RESPONSORIAL: 26
R./ Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 4,31-37



“SÉ QUIEN ERES, EL SANTO DE DIOS”




Jesús fue a Cafarnaúm, un pueblo de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Y la gente se admiraba de cómo les enseñaba, porque hablaba con plena autoridad.
En la sinagoga había un hombre que tenía un demonio o espíritu impuro, el cual gritó con fuerza:
Déjanos! ¿Por qué te metes con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo te conozco, y sé que eres el Santo de Dios.
Jesús reprendió a aquel demonio, diciéndole:
--¡Cállate y deja a este hombre!
Entonces el demonio arrojó al hombre al suelo delante de todos, y salió de él sin hacerle ningún daño. Todos se asustaron, y se decían unos a otros:
--¿Qué palabras son estas? Con toda autoridad y poder este hombre ordena a los espíritus impuros que salgan, ¡y ellos salen!
Y se hablaba de Jesús por todos los lugares de la región.


REFLEXIÓN
El ‘año de gracia’ que Jesús acaba de anunciar se inaugura con la liberación de una persona abatida por un espíritu inmundo. En ese tiempo, esta impureza, estaba relacionada con la incapacidad de mantenerse apto para el culto, es decir, por la imposibilidad de adoptar todas las prescripciones rituales que habilitaban a una persona para participar del culto. Esa incapacidad llevaba a la persona a comportarse de manera violenta, agrediéndose a sí mismo y a los demás. Agrediéndolos con palabras obscenas y comportamiento vergonzoso. La familia sufría, la comunidad se sentía ofendida, pero más aún sufría la persona aquejada por esta grave situación. La acción de Jesús, entonces, libera a la persona de esta atadura, de esa humillación que se causa a sí misma. La acción de Jesús es efectiva por el poder y la autoridad que le confieren su unción espiritual (Lc 4,16-22) y su consagración al evangelio. Jesús no libera a esta persona con ritos, sino con la misericordia y con la verdad. Jesús le ayuda a descubrir y tomar conciencia de su propio rostro humano, bello, hermoso, pulcro, de su vida tan valiosa e importante.

ORACIÓN
Muchas veces te he pedido sanación para mi, Señor. Hoy, quiero pedirte que me utilices para que otros hermanos puedan ser sanados por Ti, en su alma, en su mente, en su cuerpo. No te lo pido como algo para mí, sino parpa todos aquellos que buscan y no encuentran una palabra o un gesto que les permita levantarse de sus dificultades. Amén.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Mensaje o Intercesión por: