domingo, 1 de mayo de 2011

Miércoles 25 de mayo de 2011

“COMUNIDADES DE DIÁLOGO”



PRIMERA LECTURA
HECHOS DE LOS APÓSTOLES 15,1-6



“SE DECIDIÓ QUE SUBIERAN A JERUSALÉN A CONSULTAR CON LOS APÓSTOLES"

Por aquel tiempo, algunos que habían ido de Judea a Antioquía comenzaron a enseñar a los hermanos que no podían salvarse si no se sometían al rito de la circuncisión, conforme a la práctica establecida por Moisés. Pablo y Bernabé tuvieron una fuerte discusión con ellos, y por fin Pablo, Bernabé y algunos otros fueron nombrados para ir a Jerusalén a tratar este asunto con los apóstoles y ancianos de la iglesia de aquella ciudad.
Enviados, pues, por los de la iglesia de Antioquía, al pasar por las regiones de Fenicia y Samaria contaron cómo los no judíos habían dejado sus antiguas creencias para seguir a Dios. Y todos los hermanos se alegraron mucho con estas noticias.
Cuando Pablo y Bernabé llegaron a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia y por los apóstoles y ancianos, y contaron todo lo que Dios había hecho con ellos. Pero algunos fariseos que habían creído, se levantaron y dijeron:
--Es necesario circuncidar a los creyentes que no son judíos, y mandarles que cumplan la ley de Moisés.
Se reunieron entonces los apóstoles y los ancianos para estudiar este asunto.



REFLEXIÓN
En este texto de los Hechos de los Apóstoles encontramos los orígenes de la primera gran controversia que hubo de padecer, vivir y superar el cristianismo naciente.
Las condiciones estaban dadas: hemos oído cómo aquellos hombres y mujeres se habían dispersado con ocasión de la persecución en Jerusalén, de modo que cada vez entraban en contacto con situaciones nuevas que nunca les hubieran alcanzado al abrigo del judaísmo conservador que se practicaba en la Ciudad Santa.
Tuvieron así que encontrarse con sus hermanos judíos de la dispersión y ver cómo estos recibían de modos diversos, favorables o rabiosamente opuestos, la maravillosa y a la vez paradójica noticia de la redención en Cristo. Era pues cosa de tiempo para que se presentara lo que hemos visto hoy: judíos convertidos al cristianismo que quieren imponer la circuncisión, y por consiguiente la práctica de la ley de Moisés, a los cristianos que vienen del paganismo.



SALMO RESPONSORIAL: 121
R./ Vamos alegres a la casa del Señor

LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 15,1-8



“EL QUE PERMANECE EN MI Y YO EN ÉL, ÉSE DA FRUTO ABUNDANTE”



"Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el que la cultiva. Si una de mis ramas no da uvas, la corta; pero si da uvas, la poda y la limpia, para que dé más. Ustedes ya están limpios por las palabras que les he dicho. Sigan unidos a mí, como yo sigo unido a ustedes. Una rama no puede dar uvas de sí misma, si no está unida a la vid; de igual manera, ustedes no pueden dar fruto, si no permanecen unidos a mí.
"Yo soy la vid, y ustedes son las ramas. El que permanece unido a mí, y yo unido a él, da mucho fruto; pues sin mí no pueden ustedes hacer nada. El que no permanece unido a mí, será echado fuera y se secará como las ramas que se recogen y se queman en el fuego.
"Si ustedes permanecen unidos a mí, y si permanecen fieles a mis enseñanzas, pidan lo que quieran y se les dará. En esto se muestra la gloria de mi Padre, en que den mucho fruto y lleguen así a ser verdaderos discípulos míos.

REFLEXIÓN
En contraste con las discusiones suscitadas en el seno de las comunidades primitivas sobre si era necesario o no mantener las costumbres recibidas del judaísmo y otros aspectos que les reforzaran su nueva identidad cristiana (primera lectura), el evangelio nos dice que basta sólo una cosa: Mantenerse unidos a Jesús, y para ello emplea Juan la figura de la planta de la uva, de la vid. Jesús es esa planta, o el tronco más exactamente, y sus discípulos son las ramas; quien quiera dar fruto no puede desprenderse del tronco, porque, separados de él, no es posible hacer nada.
Estas palabras las dirige Jesús a sus discípulos después de que les ha lavado los pies y después de que les ha dado la certeza de no perderse si lo toman a él como único camino, como la verdad misma que confiere la vida, y después de que les ha otorgado el don de la paz. No quedan, pues, los discípulos como barcas a la deriva; tienen elementos más que suficientes para poner en práctica lo que hará que brille siempre en ellos esa presencia actuante del Maestro.



PARA REFLEXIONAR:



1. ¿Practicar la Ley de Moisés salva?
2. ¿La llegada de la gracia qué lugar deja a la ley?




ORACIÓN
Señor hoy te pido que abras mis oídos para escuchar tu Palabra, que abras mi mente para meditarla y que me des la gracia de disponer mi corazón para poder actuar de acuerdo a ella. Señor quiero que Tú permanezcas en mí y que yo pueda permanecer siempre en Ti para poder dar el fruto abundante que Tú esperas de mí. Amén.

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