domingo, 1 de mayo de 2011

Viernes 6 de mayo de 2011

“LA SABIDURÍA DE GAMALIEL”

PRIMERA LECTURA
HECHOS 5, 34-42


“SALIERON CONTENTOS DE HABER MERECIDO AQUEL ULTRAJE POR EL NOMBRE DE JESÚS”


Pero entre aquellas autoridades había un fariseo llamado Gamaliel, que era un maestro de la ley muy respetado por el pueblo. Este se puso de pie y mandó que por un momento sacaran de allí a los apóstoles. Luego dijo a las demás autoridades:
Israelitas, tengan cuidado con lo que van a hacer con estos hombres. Recuerden que hace algún tiempo se levantó Teudas, alegando ser un hombre importante, y unos cuatrocientos hombres lo siguieron. Pero a este lo mataron, y sus seguidores se dispersaron, y allí se acabó todo. Más tarde, en los días del censo, se levantó Judas, el de Galilea, y logró que algunos lo siguieran; pero también lo mataron, y todos sus seguidores se dispersaron. En este caso, yo les aconsejo que dejen a estos hombres y que no se metan con ellos. Porque si este asunto es cosa de los hombres, pasará; pero si es cosa de Dios, no podrán ustedes vencerlos. Tengan cuidado, no se vayan a encontrar luchando contra Dios.
Ellos le hicieron caso. Así que llamaron a los apóstoles, los azotaron y les prohibieron seguir hablando en el nombre de Jesús; después los soltaron. Los apóstoles salieron de la presencia de las autoridades muy contentos, porque Dios les había concedido el honor de sufrir injurias por causa del nombre de Jesús. Todos los días enseñaban y anunciaban la buena noticia de Jesús el Mesías, tanto en el templo como por las casas.

REFLEXIÓN
Gamaliel recoge de la memoria de los judíos varios ejemplos en los que hay un común denominador: a la muerte de un líder sigue la dispersión de sus seguidores. Y con juicio sensato estima este maestro de la ley que en esos hechos asoma un buen criterio para analizar lo que sucede con ese fenómeno que es nuevo para ellos: los seguidores del Jesús crucificado.
Afirma Gamaliel que, si todo es cosa de hombres, seguirá la regla de las cosas humanas: muerto el líder se dispersarán sus discípulos. Al fin y al cabo, se supone que nadie va detrás de un fracasado; nadie da la vida por quien ya ha muerto.
Aunque algunos podrían pensar que este criterio no es absoluto, porque hemos conocido obras simplemente humanas que duran muchos siglos, que han resistido miles de años sin diluirse. Mas hay que tener en cuenta el contexto en el que habla Gamaliel: no se refiere él a las religiones en general, sino a un momento y un lugar específicos, la primera comunidad cristiana, donde están involucradas y tienen en común la fe en Dios y en sus promesas.
Estos primeros años de vida de esta comunidad, tal como nos lo cuenta el libro de Hechos, fueron tiempos difíciles, pero así mismo tiempos de bendición, gracia y abundancia. Recordemos como los que ahora descritos en Hechos, confiesan con valentía y con espíritu temerario, la fe en Jesucristo, son los mismos cobardes que habían salido huyendo el día de la condena y muerte del Maestro de Galilea. Esta actitud es signo del poder de Dios que es capaz de transformar la debilidad en fortaleza y el temor en temeridad. Esta pequeña comunidad que desde su pequeñez e insignificancia empezó a proclamar sin temor el amor de Dios y la Buena noticia de la salvación en Jesucristo va a ser, como dice el salmo, signo y esperanza para todos: “ El Señor es mi luz y mi salvación ¿a quién temeré?.

SALMO RESPONSORIAL: 26
R: Una cosa pido al Señor: habitar en su casa

El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?. El Señor es la defensa de mi vida. ¿quién me hará temblar? R.

Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por todos los días de mi vida; gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo. R.

Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor. R.
LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 6, 1-15



“REPARTIÓ A LOS QUE ESTABAN SENTADOS TODO LO QUE QUISIERON”


Después de esto, Jesús se fue al otro lado del Lago de Galilea, que es el mismo Lago de Tiberias. Mucha gente lo seguía, porque habían visto las señales milagrosas que hacía sanando a los enfermos. Entonces Jesús subió a un monte, y se sentó con sus discípulos. Ya estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Cuando Jesús miró y vio la mucha gente que lo seguía, le dijo a Felipe:
--¿Dónde vamos a comprar pan para toda esta gente?
Pero lo dijo por ver qué contestaría Felipe, porque Jesús mismo sabía bien lo que había de hacer. Felipe le respondió:
--Ni siquiera el salario de doscientos días bastaría para comprar el pan suficiente para que cada uno recibiera un poco.
Entonces Andrés, que era otro de sus discípulos y hermano de Simón Pedro, le dijo:
-Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados; pero, ¿qué es esto para tanta gente?
Jesús respondió:
--Díganles a todos que se sienten.
Había mucha hierba en aquel lugar, y se sentaron. Eran unos cinco mil hombres. Jesús tomó en sus manos los panes y, después de dar gracias a Dios, los repartió entre los que estaban sentados. Hizo lo mismo con los pescados, dándoles todo lo que querían. Cuando ya estuvieron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos:
--Recojan los pedazos sobrantes, para que no se desperdicie nada.
Ellos los recogieron, y llenaron doce canastas con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada. La gente, al ver esta señal milagrosa hecha por Jesús, decía:
--De veras este es el profeta que había de venir al mundo.
Pero como Jesús se dio cuenta de que querían llevárselo a la fuerza para hacerlo rey, se retiró otra vez a lo alto del cerro, para estar solo.

REFLEXIÓN:
Unánimemente los evangelistas subrayan que después de que todos se saciaron del pan partido y compartido, llenaron varios canastos con lo que sobró. El planteamiento de Jesús, el signo que acaba de obrar, es sumamente claro: La sociedad del momento, las estructuras que la sustentan, son tan injustas y desiguales que muchísima gente padece hambre y otras mil necesidades; pues bien, el signo de los panes apunta a que haya para todos y llegue a sobrar. Ese es el motivo por el cual el pueblo piensa proclamarlo inmediatamente rey; mas eso no es lo que Jesús busca.
Sería conveniente analizar hasta qué punto el cristianismo actual está llamado a defender esta propuesta de Jesús como la salida efectiva y pronta a las continuas crisis económicas, pero sobre todo a los problemas de alimentación, techo y otras dificultades por las que atraviesa gran parte de la humanidad. Es hora ya de abandonar la interpretación tradicional espiritualista del pasaje de la multiplicación del pan. Aquí hay una propuesta de un ser humano nuevo y de una sociedad concreta hecha diferente, hecha de nuevo, con un concepto y visión nueva.


UNA FRASE PARA RECORDAR HOY :
La Pascua es la gran sonrisa de Dios, y quienes entran en esa sonrisa, aprenden también a ser discípulos temerarios, valientes, alegres, dispuestos a todo, a seguir a Jesús y su proyecto hasta el final.


ORACIÓN
Señor, tú eres nuestra única luz y salvación, a quien temeremos, Señor tú eres la única esperanza de nuestra vida, a quien más iremos. Señor que a pesar de los obstáculos, de las situaciones difíciles de la vida, de las persecuciones por hacer lo correcto, por decir la verdad, no nos desesperemos, no desfallezcamos, que aprendamos a esperar en ti, haznos hombres y mujeres valientes, constantes hasta llegar al final. Amén

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