domingo, 1 de mayo de 2011

Martes 24 de mayo de 2011

“DIOS NOS DA LA FE Y LA PAZ”



PRIMERA LECTURA
HECHOS 14, 18-27

“CONTARON A LA IGLESIA LO QUE DIOS HABÍA HECHO POR MEDIO DE ELLOS”


En esto llegaron unos judíos de Antioquía y de Iconio, que hicieron cambiar de parecer a la gente; entonces apedrearon a Pablo y, creyendo que lo habían matado, lo arrastraron fuera del pueblo. Pero cuando los creyentes se juntaron alrededor de Pablo, él se levantó y entró otra vez en el pueblo; y al día siguiente salió con Bernabé para Derbe.
Después de anunciar la buena noticia en Derbe, donde ganaron muchos creyentes, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía. En estos lugares animaron a los creyentes, y recomendándoles que siguieran firmes en la fe, les dijeron que para entrar en el reino de Dios hay que sufrir muchas aflicciones. También nombraron ancianos en cada iglesia, y después de orar y ayunar los encomendaron al Señor, en quien habían creído.
Pablo y Bernabé vuelven a Antioquía de Siria
Pasando por la región de Pisidia, llegaron a la de Panfilia. Anunciaron el mensaje en Perge, y luego fueron a Atalía; allí se embarcaron para Antioquía, la ciudad donde los habían ó encomendado al amor de Dios para el trabajo que ahora habían terminado. Cuando llegaron a Antioquía, reunieron a los de la iglesia y les contaron todas las cosas que Dios había hecho con ellos, y cómo el Señor había abierto la puerta a los no judíos, para que también ellos pudieran creer. Y Pablo y Bernabé se quedaron allí mucho tiempo con los creyentes.

REFLEXIÓN

El ejercicio de la misión no es ajeno a una de las realidades más humanas: el sufrimiento. La misión es exitosa pero tiene obstáculos que vienen, en esta mirada lucana, de los judíos quienes se niegan a creer. Pero Pablo entiende de que se trata: “Hay que pasar de todo”. Sí, para los judíos los sufrimientos eran signos del fin de los tiempos, por ello el apóstol tiene claro que para alcanzar la salud tiene que sufrir.

Las comunidades además se van estructurando. Nombran presbíteros, dirigentes de las comunidades para que las guíen y las enseñen. Estos ministerios son entendidos en íntima relación con el Espíritu, por ello se hace oración y ayuno previamente. La comunidad se construye en el compartir lo que Dios va haciendo en medio de ellos a través de ellos.

SALMO RESPONSORIAL: 144
R: Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado

LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 14, 27-31


“MI PAZ LES DOY”


"Les dejo la paz. Les doy mi paz, pero no se la doy como la dan los que son del mundo. No se angustien ni tengan miedo. Ya me oyeron decir que me voy y que vendré para estar otra vez con ustedes. Si de veras me amaran, se habrían alegrado al saber que voy al Padre, porque él es más que yo. Les digo esto de antemano para que, cuando suceda, entonces crean.
"Ya no hablaré mucho con ustedes, porque viene el que manda en este mundo. Aunque no tiene ningún poder sobre mí, así tiene que ser, para que el mundo sepa que yo amo al Padre y que hago lo que él me ha mandado.

REFLEXIÓN:
Además de la unidad que deben mantener los discípulos, además del amor en que deben vivir, reciben también el don de la paz: “La paz les dejo, les doy mi paz”; pero no una paz cualquiera, como la que da el mundo. ¿Qué diferencia puede haber?
Una cosa es la convivencia pacífica, los pactos de no agresión, la ausencia de armas y de guerras; esto será lo que Juan entiende como la paz del “mundo”; una paz concertada sobre un papel, sobre frágiles acuerdos que de un momento a otro terminan en guerras, tan típicas y comunes entre los “dueños” y “señores” de este mundo. Por supuesto que eso no es lo que quiere dejar Jesús a sus discípulos. ¿Entonces, dónde está la diferencia?
No se trata de conformar una comunidad de “ángeles” -que eso tampoco es lo que propone Jesús-, se trata sí de ir más allá de la forma como el mundo vive ese complejo sistema de relaciones. Jesús propuso ya el amor como la vía más segura y práctica para poder construir el mundo que tanto necesitamos y que es, en definitiva, lo que da sentido a nuestra identidad humana.


ORACIÓN
Señor, danos de tu paz, no de la paz que da el mundo, sino de tu verdadera Paz, queremos vivir en tu plenitud, queremos vivir en tu amor, que tu llenes nuestra vida siempre. Amén

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