domingo, 1 de mayo de 2011

Martes, 10 de mayo de 2011

“¿TIENE SENTIDO SER MÁRTIR EN LA ACTUALIDAD?”


PRIMERA LECTURA
HECHOS DE LOS APÓSTOLES 7,51-8,1ª


“SEÑOR JESÚS RECIBE MI ESPÍRITU”


"Pero ustedes --siguió diciendo Esteban-- siempre han sido tercos, y tienen oídos y corazón paganos. Siempre están en contra del Espíritu Santo. Son iguales que sus antepasados. ¿A cuál de los profetas no maltrataron los antepasados de ustedes? Ellos mataron a quienes habían hablado de la venida de aquel que es justo, y ahora que este justo ya ha venido, ustedes lo traicionaron y lo mataron. Ustedes, que recibieron la ley por medio de ángeles, no la obedecen."
Muerte de Esteban
Cuando oyeron estas cosas, se enfurecieron y rechinaron los dientes contra Esteban. Pero él, lleno del Espíritu Santo, miró al cielo y vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios. Entonces dijo:
--¡Miren! Veo los cielos abiertos, y al Hijo del hombre a la derecha de Dios.
Pero ellos se taparon los oídos, y dando fuertes gritos se lanzaron todos contra él. Lo sacaron de la ciudad y lo apedrearon; los que hacían de testigos contra él dejaron sus ropas al cuidado de un joven llamado Saulo.
Mientras lo apedreaban, Esteban oró, diciendo: "Señor Jesús, recibe mi espíritu." Luego se puso de rodillas y gritó con voz fuerte: "¡Señor, no les tomes en cuenta este pecado!"
Habiendo dicho esto, murió. Y Saulo estaba allí, dando su aprobación a la muerte de Esteban.

REFLEXIÓN
Esteban, el primero de la inmensa legión de los mártires cristianos, mostró en su sabiduría y en su virtud de quién era discípulo; pero sobre todo lo manifestó con su modo de dar la vida. Así como Jesús, también este seguidor de Jesús ruega por sus propios verdugos; y lo mismo que su Maestro, Esteban entrega su espíritu al Creador.

La semejanza no termina ahí. En los evangelios vimos cómo en Jesucristo se hallaban a la vez una increíble fortaleza y una entrañable misericordia. La compasión no lo hace débil frente al error; la claridad de su denuncia no lo hace feroz ni vengativo con sus mismos adversarios. Así es también Esteban: claro y a la vez intercesor de quienes le traicionan y calumnian. El motivo es simple: a imagen de Cristo, está tan lleno de verdad como de amor.
En el momento de la máxima humillación, Esteban contempla la máxima glorificación. En este hecho hay una enseñanza para nosotros. Esteban no es un maniático ni un fanático; es alguien que ha entendido que el Crucificado es el mismo Resucitado, y que por consiguiente: abrazar la Cruz de Cristo es ser abrazado por la gloria de Cristo.

La visión de Esteban, por otra parte, no se limita al Señor. Él ve "los cielos abiertos". La imagen de los cielos "cerrados" aparece más de una vez en el Antiguo Testamento. El Deuteronomio amenaza en este sentido por desobediencia a Dios: "Cuidaos, no sea que se engañe vuestro corazón y os desviéis y sirváis a otros dioses, y los adoréis. No sea que la ira del Señor se encienda contra vosotros, y cierre los cielos y no haya lluvia y la tierra no produzca su fruto, y pronto perezcáis en la buena tierra que el Señor os da" (Dt 11,16-17).

Y de hecho, Elías, el gran profeta, obtuvo fama principalmente por haber cerrado los cielos, en castigo a la apostasía generalizada de Israel, pues así leemos: "Entonces Elías tesbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a Ajab: Vive el Señor, Dios de Israel, delante de quien estoy, que ciertamente no habrá rocío ni lluvia en estos años, sino por la palabra de mi boca" (1 Re 17,1).

Ahora con Cristo Glorioso los cielos se han abierto. Los bienes de lo alto están prestos a descender, especialmente el bien por excelencia, el don por antonomasia, que es el Espíritu Santo.

SALMO RESPONSORIAL: 30
R./ A tus manos Señor, encomiendo mi espíritu.

LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 6, 30-35

Le preguntaron entonces:

--¿Qué señal puedes darnos, para que al verla te creamos? ¿Cuáles son tus obras? 31 Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: 'Les dio a comer pan del cielo.'

Jesús les contestó:

--Les aseguro que no fue Moisés quien les dio a ustedes el pan del cielo, sino que mi Padre es quien les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan que Dios da es el que ha bajado del cielo y da vida al mundo.

Ellos le pidieron:

--Señor, danos siempre ese pan.

Y Jesús les dijo:

--Yo soy el pan que da vida. El que viene a mí, nunca tendrá hambre; y el que cree en mí, nunca tendrá sed.

REFLEXIÓN
La gente que iba detrás de Jesús quería ver cosas extraordinarias para poder creer. Según estas personas, nadie había logrado obrar algo tan maravilloso como lo logró Moisés en el desierto, cuando alimentó al pueblo con maná. Sin embargo, y a pesar de ser algo tan extraordinario según su mentalidad, sus antepasados murieron; es decir que ¿acaso lo verdaderamente maravilloso y extraordinario no sería que el maná los hubiera vuelto inmortales?

Pues Jesús corrige el error de sus opositores; no fue Moisés, fue el Padre quien les dio el pan del cielo; sin embargo, no era ése el pan definitivo; por eso “murieron”, el que sí da la vida en verdad es el mismo Jesús. El auditorio no entendió muy bien qué era lo que quería decirles Jesús, pues ellos siguieron con la idea de un milagro que los hiciera inmortales. Por eso, muy a la ligera, le piden: “Señor, danos siempre de ese pan”. Y ése es el momento propicio para Jesús, para revelarse como el pan verdadero: “Yo soy el pan de vida”; pan que no hay que consumirlo como el alimento mágico en el que piensan los oyentes de Jesús, sino un pan que hay que asimilarlo viviéndolo e imitándolo.

ORACIÓN
Padre Santo, te pido que bendigas y guardes a tu iglesia peregrina en el mundo de toda soberbia, egoísmo. Y falta de humildad, ayúdanos a crecer en tu amor, a reconciliarnos contigo y con nuestros hermanos, para así poder ser verdaderamente sacramentos e instrumentos de salvación y de tu amor. Amén.

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