LLAMADOS A VOLAR
“El Señor los encontró por el desierto, por tierras secas y azotadas por el viento; los envolvió en sus brazos, los instruyó y los cuidó como a la niña de sus ojos. Como águila que revolotea sobre el nido y anima a sus polluelos a volar, así el Señor extendió sus alas y, tomándolos, los llevó a cuestas. Deuteronomio 32,9-12
El águila real ayuda a su cría que con dificultad vuela a remontarse en las alturas, surca los cielos y súbitamente lo deja caer, al parecer el polluelo no tendrá oportunidad de volar. Pero al apreciar una escena como esta, nos podemos dar cuenta que el polluelo se ve obligado a mover sus alas y largarse a volar.
Tal vez esta actitud no sea comprensible y parezca muy drástica pero si la analizamos a fondo, es una actitud sabia de las águilas. Cuando sus polluelos ya están listos para volar, para salir del nido, comienzan a hacérselo incomodo para que salgan de él, para que conozcan lo que es volar, para que experimenten nuevas cosas.
Dios al igual que el águila, también en ocasiones actúa así con nosotros, hace de nuestros nidos lugares incómodos y nos insta a volar.
Nos habla en Deuteronomio también a nosotros, como lo hizo a su pueblo Israel: “El Señor los encontró por el desierto, por tierras secas y azotadas por el viento; los envolvió en sus brazos, los instruyó y los cuidó como a la niña de sus ojos. Como águila que revolotea sobre el nido y anima a sus polluelos a volar, así el Señor extendió sus alas y, tomándolos, los llevó a cuestas. "El Señor los guió, y nadie más; ¡ningún dios extraño tuvo que ayudarlo!
El Señor nos llama a atrevernos a volar, a pesar de las circunstancias difíciles y nos promete cuidarnos, pues somos la “niña de sus ojos”. El tiene especial cuidado de nosotros, nos protege, nos asistirá por siempre si decidimos estar bajo la sombra de sus alas. Como el águila, alienta, despierta y revolotea sobre sus polluelos, así también Dios está cerca de nosotros.
El Señor quiere que crezcamos en su Palabra, que alcancemos metas muy altas estando en su voluntad. “El da esfuerzo al cansado y multiplica las fuerzas al que no tiene ninguna. Los que esperan en Jesús tendrán nuevas fuerzas, levantaran alas como las águilas correrán y no se cansaran caminaran y no se fatigaran”. (Isaías 40, 29-31)
Atrevámonos a ver más allá, a ir más allá, a caminar en sus fuerzas… a volar con Él. Dios nos equipa con el poder de su palabra, con la fuerza de su Espíritu Santo, para que emprendamos vuelos más altos hacia cimas que para nosotros puedan parecer inalcanzables.
FRASE PARA RECORDAR ESTA SEMANA
“COMO LAS AGUILAS LO HACEN, VOLEMOS CON EL SEÑOR A SUS ALTURAS INSONDABLES”
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