lunes, 1 de octubre de 2012

Sábado 27 de Octubre de 2012


“LA CONVERSIÓN ES EL FRUTO QUE EL SEÑOR ESPERA PARA CONTAR CON NOSOTROS”

PRIMERA LECTURA
Efesios 4, 7-16

“Cristo es la cabeza; de él todo el cuerpo se procura el crecimiento”

Hermanos: A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo. Por eso dice la Escritura:

"Subió a lo alto llevando cautivos y dio dones a los hombres." El "subió" supone que había bajado a lo profundo de la tierra; y el que bajó es el mismo que subió por encima de todos los cielos para llenar el universo.

Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelizadores, a otros, pastores y maestros, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud. Para que ya no seamos niños sacudidos por las olas y llevados al retortero por todo viento de doctrina, en la trampa de los hombres, que con astucia conduce al error; sino que, realizando la verdad en el amor, hagamos crecer todas las cosas hacia él, que es la cabeza: Cristo, del cual todo el cuerpo, bien ajustado y unido a través de todo el complejo de junturas que lo nutren, actuando a la medida de cada parte, se procura el crecimiento del cuerpo, para construcción de sí mismo en el amor. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

En la comunidad cristiana cada miembro ha sido enriquecido con algún don especial para que trabajando coordinadamente logre la perfección del cuerpo de Cristo. Unidad no es sinónimo de uniformidad, por el contrario, la diversidad nos hace más ricos. San Pablo nos habla de la unidad que se manifiesta en la diversidad de carismas y ministerios destinados al servicio de la comunidad; cada quien ha sido instituido en un oficio, reconocido o humilde, pero esto no es para sentirse más importante o con más méritos, sino que todo converge para el crecimiento y perfección de la comunidad.
La Iglesia es como un cuerpo humano, la cabeza está en la parte superior y coordina todos los movimientos y funciones, así es Cristo, Él nos guía a todos nosotros que somos sus miembros; donde está El estamos nosotros y viceversa, porque ningún miembro se desincorpora del cuerpo para actuar por si solo así sea la cabeza también ella necesita de los hombros y de todo lo demás para mantenerse en su lugar. Nuestra diversidad de pensamientos y funciones no es obstáculo, sino un don de Dios para los demás.

Salmo responsorial: 121
R./ Vamos alegres a la casa del Señor.

¡Qué alegría cuando me dijeron:
"Vamos a la casa del Señor"!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor. R.

Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R.

LECTURA DEL EVANGELIO
Lucas 13, 1-9


“Si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera”

En aquella ocasión se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les contestó: "¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no. Y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera".

Y les dijo esta parábola: "Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?" Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortarás". Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

El evangelio que hoy leemos aclara una idea errónea que aún se mantiene entre nosotros: Cuando a alguien le sucede una tragedia lo calificamos como un castigo de Dios, pero las cosas pasan como consecuencia de la misma naturaleza de nuestros actos, no podemos echarle la culpa a Dios de una enfermedad ocasionada por un hábito nuestro; tampoco Dios es culpable del derrumbe de un edificio donde mueren varias personas, el error puede ser fortuito o de quienes no calcularon bien la estructura, como esto hay muchos ejemplos. Esto más bien nos invita a reflexionar y a cambiar aquello que puede causarnos algún daño.
El evangelista Lucas en ésta primera parte del texto nos hace una exhortación al arrepentimiento y por consiguiente a la reconciliación, mostrándonos que Jesús es compasivo y misericordioso, pero no inseguro, ni mucho menos alcahuete. De fondo, lo que Jesús propone es un cambio de mentalidad que lleve al ser humano a transformar la base de sus relaciones personales, interpersonales y comunitarias, haciendo las relaciones en resistencia no violentas, justas y generadoras de vida digna. En este sentido, la segunda parte del texto, la parábola de la higuera viene a dar la profundidad que necesita el discípulo de poder luchar contra las adversidades y conflictos que se presentan en el seguimiento, exigiéndole la tarea de poder dar frutos nacidos de la semilla del evangelio. Aunque dichos frutos requieren de tiempo y de condiciones apropiadas para madurar, todo tiene un límite. La productividad de la palabra de Dios se pondrá de manifiesto cuando demos abundantes frutos de solidaridad y fraternidad. Recordemos que la higuera es un símbolo muy usado en la Biblia, representa al pueblo de Israel y también a la ley antigua. Jesús con esta parábola está amonestando al pueblo que lo tuvo todo y aun así no dio frutos, es más, durante tres años les habló el mismo hijo de Dios y no lo escucharon, la paciencia de Dios se manifiesta dándoles aún otra oportunidad. De la misma manera Dios, El Señor, nos da el día de hoy a ti y a mí como una nueva oportunidad para que produzcamos frutos si no los hemos dado.

ORACIÓN
Señor Tú esperas que como seguidores(as) tuyos(as) permitamos una transformación radical en nuestra vida. Ayúdanos por favor a que así sea para que con nuestra experiencia colaboremos a otros a encontrar el camino de la verdad y la vida, que permita cambios desde el interior del ser  que se reflejen y se sumen al proceso de transformación de sociedades que se ahogan en la muerte que es una existencia sin ti. Amén 


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