“SER OBEDIENTES
ES SER PRACTICANTES DEL BIEN EN TODO LUGAR”
PRIMERA LECTURA
Efesios 6, 1-9
“No como quien sirve a
hombres, sino como esclavos de Cristo”
Hijos, obedeced a vuestros padres como el Señor
quiere, porque eso es justo. "Honra a tu padre y a tu madre" es el
primer mandamiento al que se añade una promesa: "Te irá bien y vivirás
largo tiempo en la tierra." Padres, vosotros no exasperéis a vuestros hijos;
criadlos educándolos y corrigiéndolos como haría el Señor.
Esclavos, obedeced a vuestros amos según la carne
con temor y temblor, de todo corazón, como a Cristo. No por las apariencias,
para quedar bien, sino como esclavos de Cristo que hacen lo que Dios quiere;
con toda el alma, de buena gana, como quien sirve al Señor y no a hombres.
Sabed que lo que uno haga de bueno, sea esclavo o libre, se lo pagará el Señor.
Amos, correspondedles dejándoos de amenazas; sabéis
que ellos y vosotros tenéis un amo en el cielo y que ése no es parcial con
nadie. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
El matrimonio y la familia cristiana edifican la
Iglesia; en efecto, dentro de la familia la persona humana no sólo es
engendrada y progresivamente introducida, mediante la educación, en la
comunidad humana, sino que mediante la regeneración por el bautismo y la
educación en la fe, es introducida también en la familia de Dios, que es la
Iglesia.
La familia humana, disgregada por el pecado, queda
reconstituida en su unidad por la fuerza redentora de la muerte y resurrección
de Cristo. El matrimonio cristiano, partícipe de la eficacia de salvación de este acontecimiento, constituye el lugar
natural dentro del cual se lleva a cabo la inserción de la persona humana en la
gran familia de la Iglesia.
El mandato de crecer y multiplicarse, dado al
principio al hombre y la mujer, alcanza de este modo su verdad y realización
plenas. La Iglesia encuentra así en la familia, nacida en su cuna, el lugar donde puede actuar la propia inserción
en las generaciones humanas, y éstas, a su vez, en la Iglesia.
Salmo responsorial: 144
R. / El Señor es fiel a sus palabras.
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R.
Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R.
El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan. R.
LECTURA DEL EVANGELIO
Lucas 13, 22-30
“Vendrán de oriente y
occidente y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios”
En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén,
recorría ciudades y aldeas enseñando. Uno le preguntó: "Señor, ¿serán
pocos los que se salven?" Jesús les dijo: "Esforzaos en entrar por la
puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el
amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a
la puerta diciendo: "Señor ábrenos" y él os replicará: "No sé
quiénes sois" Entonces comenzaréis a decir: "Hemos comido y bebido
contigo y tú has enseñado en nuestras plazas". Pero él os replicará:
"No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados". Entonces será el
llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a
todos los profetas en el Reino de Dios y vosotros os veáis echados fuera. Y
vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur y se sentarán a la mesa en
el Reino de Dios. Mirad: hay últimos que serán primeros y primeros que serán
últimos". Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
La puerta es un
poderoso símbolo de la vida humana, que Jesús utiliza constantemente para
enseñarnos sobre el discernimiento y la decisión. La puerta puede ser ancha y
grandiosa o angosta y difícil. En las ciudades antiguas ‘la puerta’ era uno de
los lugares más importantes en donde se ubicaba el mercado, los tribunales y
las salas de discusión. La puerta ancha era la entrada de mercaderes, reyes y
emisarios reales; la puerta angosta, era un pasaje de seguridad por el que
entraba el común de la gente. El seguidor de Jesús tiene el desafío de entrar
por la puerta difícil, la puerta de la gente que cuenta únicamente con el amor
de Dios para hacer realidad su voluntad. Debe decidir de qué se debe despojar
para entrar por esa puerta, ya que el exceso de equipaje o la misma cabalgadura
impedirían el acceso. – Como cristianos, debemos discernir las realidades que
nos impiden acceder a la propuesta de Jesús. El exceso de exigencias de la
cultura social dominante puede representar un gran estorbo. Las ambiciones de
poder, de riqueza o de prestigio pueden convertirse en camellos enormes que nos
coloquen fuera de onda y nos impidan entrar por la puerta de la gente sencilla.
ORACIÓN
Señor Tú ves lo que hay en nuestro corazón, solo así
puedes reconocer nuestra verdadera intención de seguirte y obedecerte para el
bien de quienes nos rodean, como también lo que necesitas trabajar en nosotros
como barro en tus manos para hacer el bien por convicción no por conveniencia.
Ayúdanos Señor haciéndonos seres nuevos
y gratos a tus ojos y a tu amor, que es lo único que debemos esperar. Amén
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