“EL VALOR
REDENTOR DEL SUFRIMIENTO”
PRIMERA LECTURA
Isaías 53, 10-11
“Cuando entregue su vida
como expiación, verá su descendencia, prolongará sus años”.
El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento,
y entregar su vida como expiación:
verá su descendencia, prologará sus años
Lo que el Señor quiere prosperará por su mano
Por los trabajos de su alma verá la luz,
el justo se saciará de conocimiento.
Mi siervo justificará a muchos,
porque cargó con los crímenes de ellos.
REFLEXIÓN
La lectura de hoy, tomada de la segunda parte
del libro de Isaías, nos habla de la misión del ‘siervo sufriente’, es decir,
de aquel redentor del Pueblo de Dios que ofrece su vida para ver el nacimiento
de una nueva posibilidad, de una nueva descendencia. Este poema nos habla más
de esperanza, de tenacidad y de lucha que de sufrimiento pasivo o resignación.
La misión del siervo del Señor no es ver su cuerpo destrozado, sino servir de
puente para las nuevas generaciones de creyentes que se han de inspirar en su
particular estilo de vida. Por esta razón la “nueva descendencia” no se
refiere, ni en el texto ni en la interpretación cristiana, a los descendientes
biológicos, sino a una nueva generación de personas comprometidas con la Causa
de Dios en favor de su pueblo, el pueblo pobre, dolorido y oprimido.
Salmo responsorial: 32
R. / Que tu
misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti. Que tu
misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
Que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R.
Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti. R.
SEGUNDA LECTURA
Hebreos 4, 14-16
“Acerquémonos con seguridad
aL trono de la gracia”
Hermanos: Mantengamos la confesión de la fe, ya que
tenemos un sumo sacerdote grande, que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de
Dios. No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras
debilidades, sino que ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos
en el pecado. Por eso, acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para
alcanzar misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente. Palabra
del Señor.
REFLEXIÓN
El escrito a los Hebreos nos insiste en un tema que
con frecuencia se nos refunde en la memoria: la mediación de Jesús para
comprender el designio de Dios. Si prescindimos de él, de lo que él hizo y de
lo que él significa para nosotros, estaremos vaciando nuestra fe, vaciando el
cristianismo. Mantengamos nuestro norte y nuestra esperanza en aquel que libre
de pecado, sacrifico su vida por
nosotros: Jesucristo.
LECTURA DEL EVANGELIO
Marcos 10, 35-45
El hijo del hombre ha venido para dar su vida en rescate por todos.
En aquel tiempo,
se acercaron a Jesús los hijos del Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:
"Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir." Les preguntó:-
"¿Qué queréis que haga por vosotros?" Contestaron: "Concédenos
sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda." Jesús
replico: "No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo
he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?"
Contestaron /: "Lo somos" "Jesús les dijo: "El cáliz que yo
voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a
bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí
concederlo; está ya reservado." Los otros diez, al oír aquello, se
indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, reuniéndolos, les dijo: "Sabéis
que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los
grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea
vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el
Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida
en rescate por todos." Palabra del
Señor.
REFLEXIÓN
En este evangelio nos Jesús nos habla sobre el que quiera ser el primero y el que
quiera ser grande. No dice Jesús: "El que quiera ser grande, que se
quite ese deseo", ni dice: "El que quiera ser el primero, que se
olvide". De entrada Cristo no condena el
deseo de ser importante ni habla mal de quien quiere tener el primer puesto, sino que
le da sentido a cuál es la verdadera
grandeza, y en dónde está el primer
lugar.
Nos
muestra, en dónde radica la verdadera "importancia”, cuál es el "primer puesto" al que
hay que aspirar, cual es la manera de ser el primero, de la esencia de la humildad cristiana.
Dice Jesús:
"El que quiera ser grande entre vosotros, debe ser servidor de los
demás; y el que quiera ser el primero entre vosotros, debe ser esclavo de
todos" (Mc 10,43-44). Luego, lo que Cristo pide es que el que quiera ser
el primero, que sea el servidor de todos. Cristo no está eliminando las
autoridades aquí, no está propugnando por una especie de igualitarismo, o por
una especie de comunitarismo, o de democracia, o de comunismo, nada de eso.
Jesús no desarma las autoridades, sino que le da su verdadero rostro. El
verdadero rostro de la autoridad es la autoridad del servicio, y el mayor de
los servicios es dar la vida por los otros, porque dar la vida es la mayor
señal de amor.
¿Queremos
recuperar la autoridad? ¿Queremos recuperar el sentido verdadero de la
autoridad, por ejemplo en la familia?. La
verdadera autoridad es el servicio y el verdadero servicio es dar la vida, y el
verdadero dar la vida es AMAR. El verdadero ser “el primero” es ser el primero
en el amor.
Y amamos,
cuando buscamos el bien de la otra persona. Que no sean
las ambiciones superfluas de poder, de tener, de querer ser, las que nos motiven en la vida, sino que a partir del amor, de la búsqueda eficaz del bien de la otra
persona, y a partir del deseo, nacido de Dios, del bien de la otra persona, y
de servicio, vivamos proyectándonos y
recuperemos la verdadera
autoridad.
Con ese
mensaje, con este sentimiento, contemplemos a Jesucristo. Nadie hay entre
nosotros que haya prestado un servicio más grande. Todos dependemos de su Palabra, de su amor, de su
alimento.
Él hoy y
siempre, sigue siendo el gran servidor de todos nosotros. Y por eso es hoy y
siempre, el Primero, el Glorioso y el Rey, a quien se merece honor y la
alabanza por los siglos.
ORACIÓN
Padre-Madre,
te damos gracias porque por la entrega del cuerpo, sangre y agua de tu
Hijo nos has propiciado liberación, perdón y nos has conducido como
discípulos(as) y servidores(ras) a tu Reino, en el cual servir, donarse y
entregarse es reinar; ayúdanos en esta semana a descubrir el misterio redentor
del sufrimiento y así ofrecer los nuestros por la liberación, la transformación
de este mundo. Amén
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