lunes, 1 de octubre de 2012

Miércoles 17 de Octubre de 2012


“LA JUSTICIA Y EL AMOR ESTÁN POR ENCIMA DE LEGALISMOS QUE CARGAN”

PRIMERA LECTURA
Gálatas 5, 18-25


“Los que son de Cristo han crucificado su carne con sus pasiones”

Hermanos: Si os guía el Espíritu, no estáis bajo el dominio de la ley. Las obras de la carne están patentes: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, enemistades, contiendas, envidias, rencores, rivalidades, partidismo, sectarismo, discordias, borracheras, orgías y cosas por el estilo. Y os prevengo, como ya os previne, que los que así obran no heredarán el reino de Dios. En cambio, el fruto del Espíritu es: amor, alegría, paz, comprensión, servicialidad, bondad, lealtad, amabilidad, dominio de sí. Contra esto no va la ley.
Y los que son de Cristo Jesús han crucificado su carne con sus pasiones y sus deseos. Si vivimos por el Espíritu, marchemos tras el Espíritu.  Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
 Pablo considera la persona como un campo de batalla donde dos fuerzas opuestas libran un combate, ellas, son: la fuerza del instinto y la fuerza del Espíritu. El instinto mata la libertad y lleva a la esclavitud de los vicios que enumera esta primera lectura. El Espíritu, por el contrario, produce solo frutos de amor. Al hacernos discípulos de Cristo, optamos por la nueva ley interior del amor que brota de la acción del Espíritu.
Los frutos del Espíritu Santo nacen en nosotros espontáneamente, en contraposición de la dictadura del pecado, que desde el interior quiere hacernos actuar, obligándonos al cumplimiento de las normas, presionándonos a actuar más por los criterios de la recompensa y del castigo. Los dones están dados para que los acojamos, pero siempre en libertad, hoy nos corresponde decidir si obedecemos a los instintos o al Espíritu.

Salmo responsorial: 1
R. / El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida.

Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R.

Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R.

No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R.

LECTURA DEL EVANGELIO

Lucas 11, 42-46
“¡Ay de vosotros, fariseos! ¡Ay de vosotros, juristas!”

En aquel tiempo dijo el Señor: "¡Ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la hierbabuena, de la ruda y de toda clase de legumbres, mientras pasáis por alto el derecho y el amor de Dios! Esto habría que practicar, sin descuidar aquello. ¡Ay de vosotros, fariseos, que os encantan los asientos de honor en las sinagogas y las reverencias por la calle! ¡Ay de vosotros, que sois como tumbas sin señal, que la gente pisa sin saberlo!" Un jurista intervino y le dijo: "Maestro, diciendo eso nos ofendes también a nosotros". Jesús replicó: "¡Ay de vosotros también, juristas que abrumáis a la gente con cargas insoportables, mientras vosotros no las tocáis ni con un dedo!" Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

En el evangelio de hoy, nos presenta la discusión de Jesús con los fariseos y los letrados. Los primeros versos, se podría decir que hacen referencia a lo que hoy llamamos la “justicia social”. El cumplimiento de la ley en cosas mínimas, o incluso en otras más grandes, no justifica de ningún modo nuestra obligación con el prójimo que pide nuestra ayuda y clama para que se haga justicia. Ser sepulcro significa convertirse en foco de contaminación, en eso se convierte toda persona que cree que no necesita de Dios ni de los demás, que cierra las puertas de su vida, aunque por fuera parezca muy buena y pura.
Los doctores de la ley fariseos se ufanaban de ser los guardianes de la fe, pero en realidad solo eran tiranos que imponían pesadas cargas con las cuales ni ellos mismos podían. Estas palabras no están dichas para un grupo del pasado, sino que nos lleva a reflexionar sobre nuestra conducta diaria. A veces buscamos la felicidad en el reconocimiento que otros hagan de nuestras obras, juzgamos con gran facilidad los pequeños errores de otros y no miramos nuestra gran falta de integridad de vida. Por tanto la comunidad cristiana, cuestionada por el mensaje de Jesús hoy, está llamada a reflexionar y cuestionar sus más profundas motivaciones y actitudes, preguntándose si hay signos de prepotencia, hipocresía, vanidad, egoísmo, interés y posiciones absolutas.

ORACIÓN
Señor cuando sentimos que no podemos ante tanto deber ser que el mundo nos presenta y que nos hace flaquear en el ser personas de justicia y amor, ayúdanos con la fuerza de tu Espíritu a mantenernos fuertes y seguros para obrar más que en leyes sin sentido, en tu proyecto de vida. Que aunque no sea fácil, nos capacites y animes en humildad, sencillez y sabiduría. Amén.

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