Santoral: Vicente de Paúl
“ANTE EL DESALIENTO, LA PALABRA
DE DIOS NOS ANIMA”
PRIMERA LECTURA
Ageo 2, -2,9
“Todavía
un poco más, y llenaré de gloria este templo”
El año
segundo del reinado de Darío, el día veintiuno del séptimo mes, vino la palabra
del Señor por medio del profeta Ageo: "Di a Zorobabel, hijo de Salatiel,
gobernador de Judea, y a Josué, hijo de Josadak, sumo sacerdote, y al resto del
pueblo: "¿Quién entre vosotros vive todavía, de los que vieron este templo
en su esplendor primitivo? ¿Y qué veis vosotros ahora? ¿No es como si no
existiese ante vuestros ojos? ¡Ánimo!, Zorobabel -oráculo del Señor-; ¡Ánimo!,
Josué, hijo de Josadak, sumo sacerdote; ¡Ánimo!, pueblo entero -oráculo del
Señor-, a la obra, que yo estoy con vosotros -oráculo del Señor de los
ejércitos-. La palabra pactada con vosotros cuando salíais de Egipto, y mi
espíritu habitan con vosotros: no temáis. Así dice el Señor de los ejércitos:
Todavía un poco más, y agitaré cielo y tierra, mar y continentes. Pondré en
movimiento los pueblos; vendrán las riquezas de todo el mundo, y llenaré de
gloria este templo -dice el Señor de los ejércitos-. Mía es la plata y mío es
el oro -dice el Señor de los ejércitos-. La gloria de este segundo templo será
mayor que la del primero -dice el Señor de los ejércitos-; y en este sitio daré
la paz -oráculo del Señor de los ejércitos-." Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
El profeta Ageo sigue animando a
su pueblo en la reconstrucción del Templo, recordándoles que Dios les ha estado
siempre cercano. Más aún les promete que el futuro todavía será mejor que el
pasado.
En nuestra vida, y en
especialmente en nuestra vida de discípulos, son muchos los proyectos
inconclusos, los trabajos frustrados y los sueños olvidados. La desafiante y
dura realidad que nos aborda en determinados momentos de la vida y los
pronósticos de tantos predicadores de calamidades, tienden a conducirnos por el
camino del sinsentido y de la pereza y a llenarnos de excusas para no poner
manos a la obra en la tarea de la evangelización y de la construcción de una
sociedad mejor. Por eso las palabras alentadoras del profeta resuenan con toda
su actualidad para nosotros hoy. La iglesia de Jesús tiene futuro, pues es su
Espíritu mismo el que la sigue inspirando y animando en el devenir de la
historia. Que nunca sea excusa para nuestra pereza, ni para darnos por
vencidos, la situación del mundo, por decadente que nos parezca. Cuanto más
ruinoso esté, más urgente y necesitado estará el mundo de nuestro trabajo.
OREMOS CON EL SALMO 42 Y ACERQUÉMONOS A SU CONTEXTO
El poeta lejos de Jerusalén expresa la nostalgia de
otros tiempos y el deseo de regresar a la ciudad para poder entrar la presencia de Dios.
Todo ser humano puede repetir con San Agustín: “Nos
hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en
ti”. El anhelo de ver a Dios solo será saciado en nuestra patria definitiva.
“OREMOS
CON EL SALMO 42 Y ACERQUÉMONOS A SU CONTEXTO
El poeta
lejos de Jerusalén expresa la nostalgia de otros tiempos y el deseo de regresar
a la ciudad para poder entrar la
presencia de Dios.
Todo ser humano puede
repetir con San Agustín: “Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está
inquieto hasta que descanse en ti”. El anhelo de ver a Dios solo será saciado
en nuestra patria definitiva.
R. / Espera en
Dios, que volverás a alabarlo: "Salud de mi rostro, Dios mío."
Hazme justicia, oh
Dios, defiende mi causa
contra gente sin
piedad,
sálvame del hombre
traidor y malvado. R.
Tú eres mi Dios y
protector,
¿por qué me
rechazas?,
¿por qué voy
andando sombrío,
hostigado por mi
enemigo? R.
Envía tu luz y tu
verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan
hasta tu monte santo,
hasta tu morada. R.
Que yo me acerque
al altar de Dios,
al Dios de mi
alegría;
que te dé gracias
al son de la cítara,
Dios, Dios mío. R.
LECTURA DEL
EVANGELIO
LUCAS 9,18-22
“Tú eres
el Mesías de Dios. El Hijo del hombre tiene que padecer mucho”
Una vez que Jesús
estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó: "¿Quién
dice la gente que soy yo?" Ellos contestaron: "Unos que Juan el
Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los
antiguos profetas." Él les preguntó: "Y vosotros, ¿quién decís que
soy yo?" Pedro tomó la palabra y dijo: "El Mesías de Dios." Él
les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió: "El Hijo del
hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos
sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día." Palabra
del Señor.
REFLEXIÓN
Ahora encontramos a
Jesús en una actitud especial, que se hará constante conforme se acercan a
Jerusalén: la intimidad con Dios. La oración profunda y contemplativa el
maestro Jesús la enseña a sus discípulos en la práctica. Sus seguidores fueron
testigos de la experiencia fuerte de oración de Jesús. Dios Padre era su
fuerza; hacer la voluntad del Padre su compromiso.
Después de que
Herodes deseara verlo, Jesús se retira a orar; los discípulos se acercan y él
aprovecha la oportunidad para preguntarles sobre su propia identidad; quiere
sondear cuánto han comprendido sus discípulos sobre él. El interrogante señala
en doble dirección: primero pregunta sobre qué piensa sobre él la multitud que
le sigue; la respuesta es la misma dada anteriormente a Herodes: unos dicen que
Juan Bautista, otros que Elías o un antiguo profeta.
Una vez escuchada
la respuesta, se dirige directamente a sus discípulos para saber su pensamiento
e impresiones sobre él. Pedro entonces toma la palabra en nombre del grupo y
responde con lo que la tradición ha llamado la “profesión de fe”: “Tú eres el
Mesías de Dios”, una frase elaborada, que ha llegado hasta nuestros días de
generación en generación.
ORACIÓN
Tu Palabra es como aceite sobre nuestras
heridas, es el agua en el desierto y el
calor en el invierno, es la voz que nos habla en la mañana. Es nuestro consejo cada
día y en las pruebas quien nos guía. Podríamos estar perdido(a) como naufrago
en el mar o como niño sin su hogar, y
aún perderlo todo hasta el aliento, pero sabemos que tu Palabra siempre nos
sostendrá. Gracias amado Dios. Amén
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