domingo, 1 de septiembre de 2013

Martes 17 de Septiembre de 2013


“LOS EVANGELIZADORES DEBEN SER COHERENTES CON LO ANUNCIADO”

PRIMERA LECTURA
1TIMOTEO 3,1-13

“El obispo tiene que ser irreprochable; también los diáconos han de conservar la fe revelada con una conducta limpia”

Querido hermano: Está muy bien dicho que quien aspira a ser obispo no es poco lo que desea, porque el obispo tiene que ser irreprochable, fiel a su mujer, sensato, equilibrado, bien educado, hospitalario, hábil para enseñar, no dado al vino ni amigo de reyertas, comprensivo, no agresivo ni interesado. Tiene que gobernar bien su propia casa y hacerse obedecer de sus hijos con dignidad. Uno que no sabe gobernar su casa, ¿cómo va a cuidar de una Iglesia de Dios? Que no sea recién convertido, por si se le sube a la cabeza y lo condenan como al diablo. Se requiere, además, que tenga buena fama entre los de fuera, para evitar el descrédito y que lo atrape el diablo.
También los diáconos tienen que ser responsables, hombres de palabra, no aficionados a beber mucho ni a sacar dinero, conservando la fe revelada con una conciencia limpia. También éstos tienen que ser probados primero, y, cuando se vea que son irreprensibles, que empiecen su servicio. Las mujeres, lo mismo, sean respetables, no chismosas, sensatas y de fiar en todo. Los diáconos sean fieles a su mujer y gobiernen bien sus casas y sus hijos, porque los que se hayan distinguido en el servicio progresarán y tendrán libertad para exponer la fe en Cristo Jesús.  Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
En esa primera lectura está el aspecto institucional del ministerio, de lo que se trata es de gobernar la Casa de Dios, se trata de conservar la sana doctrina, se trata de ser respetables ante los que no creen, se trata de conservar la mesura, el equilibrio, por ejemplo, es muy diciente esa recomendación a los diáconos: "Que sean hombres de palabra, no acostumbrados a beber mucho".
No dice que no beban sino que tengan la medida. Realmente la Iglesia, en su dimensión institucional, tiene que conservar la medida, tiene que conservar el equilibrio; pero en su dimensión profética o carismática, tiene que ser excesiva, tiene que ser exagerada.
Pablo, llegado al final de su vida, sabe que mientras él va declinando hacia su propio ocaso, la obra de la evangelización apenas amanece en el mundo. Y por eso, porque le ha entregado la vida al Evangelio, ahora se ocupa en estas cartas de consolidar en sus discípulos más cercanos aquellos principios que de hecho han regido su propia vida. Es decir: al darnos el retrato de un pastor hasta cierto punto nos da el perfil de su propia alma y de su modo de entrega.
Brillan ante todo las virtudes de la prudencia, el dominio de sí y de lo propio, la capacidad de manejar diferentes situaciones con "los de fuera", y el mantenerse en humildad ante Dios y ante los demás.
Las dos lecturas de hoy nos ayudan a ver como dos caras de la Iglesia, porque la Iglesia misma es ministerial, la Iglesia misma es servicio.
En cierto sentido, hay que conservar la medida, conservar la mesura, conservar el equilibrio y la sensatez, pero en otros aspectos, hay que apostar por lo inédito, por lo inesperado, por lo extraordinario.
Es muy difícil encontrar estas dos dimensiones, casi contradictorias, armonizadas en una sola persona; y por eso podemos decir que hay santos que se caracterizan por su exceso, así como otros santos se caracterizan por su equilibrio.
La santidad tiene que tener firmeza, pero también audacia; la santidad no se improvisa, pero tampoco se construye. Es muy difícil para el corazón humano, realmente es imposible para el corazón humano, sin la ayuda del Espíritu Santo, encontrar como esa armonía entre estos dos aspectos.

OREMOS CON EL SALMO  100 Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
Declaración de un gobernante que se compromete ante Dios y ante el pueblo a actuar siempre con justicia y rectitud.
Estos propósitos deben compartirlos todos, pero con mayor urgencia los que tienen autoridad.
R. / Andaré con rectitud de corazón.

Voy a cantar la bondad y la justicia,
para ti es mi música, Señor;
voy a explicar el camino perfecto:
¿cuándo vendrás a mí? R.

Andaré con rectitud de corazón
dentro de mi casa;
no pondré mis ojos
en intenciones viles.
Aborrezco al que obra mal. R.

Al que en secreto difama a su prójimo
lo haré callar;
ojos engreídos, corazones arrogantes,
no los soportaré. R.

Pongo mis ojos en los que son leales,
ellos vivirán conmigo;
el que sigue un camino perfecto,
ése me servirá. R.

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 7,11-17
“¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!”
En aquel tiempo, iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, e iban con él sus discípulos y mucho gentío. Cuando se acercaba a la entrada de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba. Al verla el Señor, le dio lástima y le dijo: "No llores." Se acercó al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo: "¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!" El muerto se incorporó y empezó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre. Todos, sobrecogidos, daban gloria a Dios, diciendo: "Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo." La noticia del hecho se divulgó por toda la comarca y por Judea entera. Palabra del  Señor.
REFLEXIÓN
Una mirada al mapa de Palestina en tiempo de Jesús es de gran ayuda para una mejor comprensión de este capítulo 7 de Lucas, puesto que la ubicación geográfica de los acontecimientos nos aporta elementos importantes para su comprensión y posterior aplicación a nuestra realidad.

Ahora Lucas nos ubica en Naín, una población al sur de Cafarnaún. Jesús va con sus discípulos y con la gente que le sigue. Su destino final, Jerusalén.

A la entrada de la ciudad, se encuentran con un cortejo fúnebre. Se trata del entierro del hijo único de una viuda… La muerte del hijo único conlleva casi la muerte de la madre viuda, quien queda totalmente desamparada.

Ante la escena de tristeza y desconsuelo por la muerte del joven, Jesús sintió compasión, y dijo a la mujer un “no llores” en tono de consuelo y esperanza; se acercó al féretro, tocó al joven y le ordenó que se levantara.

Ante las palabras de Jesús, el muerto vuelve a la vida y es entregado a su madre. Con este gesto de misericordia Jesús no sólo devuelve la vida al joven, sino también a su madre, quien en su condición de viuda y sin hijo quedaba totalmente desprotegida.


De la misma manera hoy, por medio de la Iglesia, el Resucitado sigue aliviando a los que sufren y resucitando a los muertos. Su Palabra poderosa proclamada y vivida en comunidad. Los sacramentos que sanan y liberan, la oración cono fe, la solidaridad con los que sufren, son la clara manifestación de la presencia de Jesucristo en medio del mundo, que sigue actuando en la persona de cada bautizado.
Cuando actuamos con los demás como lo hizo Cristo, aliviando y repartiendo esperanza, también podrá oírse de la gente: “Dios ha visitado a su pueblo”. La caridad nos hace ser signos visibles de Cristo porque es el mejor lenguaje del evangelio, el lenguaje que todos entienden.

ORACIÓN
Durante este mes de celebración de la Biblia, nos vienes insistiendo en cómo deben ser nuestro evangelización, desde el ejemplo, que lo da la coherencia entre lo que anunciamos y hacemos. Por eso ayúdanos por favor a dejarnos conducir por tu gracia, para que como tu podamos devolver a las personas la alegría de hacerse Hijos(as) Dios, de ver lo positivo de la vida y de sufrir con gozo, porque estamos unidos(as) al dador de la vida, al misericordioso, justo y conocedor de nuestras necesidades. Amén


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