domingo, 1 de septiembre de 2013

Jueves 12 de Septiembre de 2013

“EL AMOR HACE POSIBLE EL PERDÓN SOBRENATURAL”

PRIMERA LECTURA
COLOSENSES 3,12-17

“Por encima de todo, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada”

Hermanos: Como elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada. Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo. Y sed agradecidos. La palabra de Cristo habite en vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; corregíos mutuamente. Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados. Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Sin duda es alto el nivel de vida y virtud que Pablo espera de los cristianos, según aprendemos de la primera lectura. Quiere que seamos "compasivos, magnánimos, humildes, afables y pacientes". Y lo primero que nos llama la atención es cómo en todas ellas brilla más la dimensión de recibir y de acoger que la de emprender o sobresalir.

Según eso, lo grande de ser cristiano está decisivamente en la capacidad de construir en otros y con otros. Es fuerte el contraste con los arquetipos y puntos de referencias que ofrece este mundo. Pablo nos quiere "compasivos" ante la debilidad o dolor de los demás; el mundo a menudo nos manda ser egoístas y tener cuidado sólo de nuestras metas y nuestro propio confort. Pablo nos quiere "magnánimos", es decir, de alma grande y horizontes amplios; el mundo pretende que nos concentremos en unas metas y que seamos mezquinos en nuestro manejo de los resentimientos y roces con los demás, como condición para construir nuestro pequeño imperio. Pablo nos pide "humildad" y el mundo nos reclama autosuficiencia, vanidad, egolatría, apetito de honores y una vida centrada en nosotros mismos y nuestros intereses. Pablo, en fin, quiere que vivamos en la "afabilidad" y la "paciencia", pero ¿quién más en el mundo estaría interesado en ello? El mundo parece pertenecer a los impacientes, a los implacables, a los inescrupulosos y a los "duros".

Ahora bien, ¿por qué un cristiano debería estar dispuesto a practicar, fomentar y predicar este género de virtudes "blandas"? ¿Qué razones tiene para apartarse del río común del comportamiento humano, sobre todo si lo miramos en nuestra sociedad occidental? Las razones las da el mismo Pablo: "Dios los ha elegido a ustedes, los ha consagrado a él y les ha dado su amor". Antes de pedir nada en nombre de Dios, el apóstol recuerda cuánto nos ha "dado" Dios. Esto también quiere decir que, sin la conciencia de esa elección divina, y de haber sido consagrados por él, y sobre todo, sin la conciencia bien despierta de haber sido AMADOS por él, es imposible practicar lo que aquí se pide.

Por eso la parte, digamos "moral", de la vida en Cristo no puede separarse de otras partes, en particular, de los elementos de predicación y de celebración. Por eso san Pablo nos dice, en el mismo pasaje de hoy: "Que la Palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza"; y también: "con el corazón lleno de gratitud alaben a Dios con salmos, himnos y cánticos espirituales". Con otras palabras: una Iglesia colmada de la abundancia de la Palabra y rebosante de la acción del Espíritu que ora en nosotros es una Iglesia que vive la vida de Cristo. ¿Podía ser de otro modo?

OREMOS CON EL SALMO 150 Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
Invitación universal a la alabanza con acompañamiento de música y de danza.
El salterio concluye con una invitación a la alabanza a Dios. La oración no se reduce a pedir dones, sino que tiene que ser sobre todo reconocimiento del amor y del poder divino.

R. / Todo ser que alienta alabe al Señor.
Alabad al Señor en su templo,
alabadlo en su fuerte firmamento.
Alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza. R.

Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras,
alabadlo con tambores y danzas,
alabadlo con trompas y flautas. R.

Alabadlo con platillos sonoros,
alabadlo con platillos vibrantes.
Todo ser que alienta alabe al Señor. R.

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 6,27-38
“Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo”
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "A los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores lo hacen. Y si prestáis sólo cuando esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo. ¡No! Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; tendréis un gran premio y seréis hijos del Altísimo, que es bueno con los malvados y desagradecidos.
Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros."  Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Estamos ante una reinterpretación positiva del principio de retribución. Desde el código de Hammurabi y luego en las leyes del Antiguo Testamento se prescribía la venganza como ley. Esta ley se expresa en el famoso dicho “ojo por ojo, diente por diente”. Esta idea acerca del derecho penal, nos resulta extraña, pero era una práctica habitual en la antigüedad. Jesús reacciona ante este principio. No hay mérito en responder a los demás como ellos nos tratan. El cristiano debe ir más allá. Debe relacionarse con sus prójimos a ejemplo del Padre del cielo: de forma compasiva. Dios es un Padre compasivo que acoge a todos sus hijos. Esa es la manera como debe comportarse el seguidor de Jesús. Así que el ofrecer la otra mejilla no es expresión de sumisión, sino de reconocimiento. Cuando alguien decide vengarse no reconoce al otro como igual, como persona, sino que niega su condición. Sólo al reconocerlo entramos en otro nivel de relaciones. – En muchas de nuestras comunidades vemos situaciones de venganza, de egoísmo, de actuar por intereses. Ése no es el querer de Dios. Sólo cuando reconozcamos como hermanos a todos nuestros prójimos tendremos una sociedad mejor.



ORACIÓN
Señor si hemos permitido que tu amor se derrame y permanezca en nuestros corazones, podremos llegar a ser personas que amen de verdad, aún a sus enemigos. Oh Dios que difícil comprender y llevar a los de este mundo a comprender estos principios del Reino. Por esto tus discípulos(as) te rogamos para que tu Espíritu Santo se mantenga activo en nuestro interior y nos capacite para toda obra buena, para amar sin límites y demostrarlo. Amén.  



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