domingo, 1 de septiembre de 2013

Lunes 23 de Septiembre de 2013


“LLAMADOS A SER LUZ DE LOS QUE BUSCAN  A DIOS”

PRIMERA LECTURA
ESDRAS 1,1-6

“Los que pertenezcan al señor, suban al templo”
El año primero de Ciro, rey de Persia, el Señor, para cumplir lo que había anunciado por boca de Jeremías, movió a Ciro, rey de Persia, a proclamar de palabra y por escrito en todo su reino: "Ciro, rey de Persia, decreta: "El Señor, Dios del cielo, me ha entregado todos los reinos de la tierra y me ha encargado construirle un templo en Jerusalén de Judá. Los que entre vosotros pertenezcan a ese pueblo, que su Dios los acompañe, y suban a Jerusalén de Judá para reconstruir el templo del Señor, Dios de Israel, el Dios que habita en Jerusalén. Y a todos los supervivientes, dondequiera que residan, la gente del lugar proporcionará plata, oro, hacienda y ganado, además de las ofrendas voluntarias para el templo del Dios de Jerusalén.""
Entonces, todos los que se sintieron movidos por Dios, cabezas de familia de Judá y Benjamín, sacerdotes y levitas, se pusieron en marcha y subieron a reedificar el templo de Jerusalén. Sus vecinos les proporcionaron de todo: plata, oro, hacienda, ganado y otros muchos regalos de las ofrendas voluntarias.  Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
Esta catástrofe quedó registrada en el alma del pueblo elegido, como lo podemos leer especialmente en el libro de las lamentaciones; ahí se recoge el sabor de muerte, el dolor y la impotencia que los judíos experimentaron cuando lo más precioso que tenían, su templo, fue destruido por las fuerzas enemigas.
Esta tragedia había sido anunciada anteriormente, con bastante plazo, por los profetas. Y los profetas hablaban de esta catástrofe no como algo inevitable, sino como el fruto al que irían a conducir las infidelidades del pueblo de Dios. Pero el pueblo no se convirtió y entonces, a mano de Nabucodonosor, la ciudad de Dios, la ciudad de Jerusalén, fue destruida. Este rey impío, era jefe del pueblo de los caldeos, y los llevó a Babilonia; el reino de los caldeos no fue eterno, y fue dominado por el pueblo persa.
Fue así como Ciro, rey de los persas, decidió que no tenía sentido guardar en Babilonia toda esa cantidad de gente judía. Y decide que salgan de Babilonia los judíos y que vuelvan a su tierra. Ciro no era un rey en realidad muy piadoso, pero fue un instrumento de Dios. Porque a través de esta decisión de Ciro, los años amargos del destierro terminaron y entonces los judíos pudieron volver a Jerusalén. Tenían un propósito: reconstruir el templo, y encontraron apoyo en las decisiones, en los decretos de Ciro.
Muchos años después, fue leído como la mano de Dios obrando a través de un hombre pagano. Pasado el tiempo, los escritores sagrados vieron en Ciro un instrumento de Dios; y por eso, el libro de Esdras, que hoy empezamos a leer, cuenta ese momento, en que Dios se vale de un hombre sin fe, un hombre pagano para hacerle un bien inmenso al pueblo de Dios.

OREMOS CON EL SALMO 125 Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
Recuerdo de la alegría que experimentó el pueblo al regresar del destierro e innovación de una nueva intervención divina en un nuevo peligro.
La liberación de Israel seguirá siendo presagio y figura de la redención obrada por Cristo y esta será prenda de la liberación definitiva en la consumación del Reino de Dios.  
R. / El Señor ha estado grande con nosotros.

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares. R.

Hasta los gentiles decían:
"El Señor ha estado grande con ellos."
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres. R.

Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares. R.

Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas. R.

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 8,16-18
El candil se pone en el candelero para que los que entran tengan luz
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "Nadie enciende un candil y lo tapa con una vasija o lo mete debajo de la cama; lo pone en el candelero para que los que entran tengan luz. Nada hay oculto que no llegue a descubrirse, nada secreto que no llegue a saberse o a hacerse público. A ver si me escucháis bien: al que tiene se le dará, al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener." Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
En estos tres versículos, el evangelista nos presenta un tema central para el discipulado, que Jesús viene desarrollando a lo largo del camino que ha emprendido: la luz. La luz y la experiencia de compartirla con otros son parte importante de la vida de comunidad que está formando Jesús. Una comunidad que, teniendo la luz no la comparte, no está animada por el espíritu de Jesús.

El versículo 16, entra de lleno en el tema, afirmando que la luz es una realidad que debe resplandecer para los demás. Esto es lo que busca Jesús con sus discípulos, que encuentren la luz del Reino, se la apropien y la compartan hasta los confines del mundo. Estamos llamados a ser hombres y mujeres de luz. El versículo siguiente afirma categóricamente, al mejor estilo de la sabiduría, que no hay nada encubierto que no vea la luz; que la fuerza del Reino tiene capacidad para disipar la oscuridad y para dejar al descubierto las realidades del anti-reino.

El texto se cierra con una advertencia: “Presten atención y oigan bien...”. En aparente contradicción se dice que al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene.

ORACIÓN
Tu nos invitas a ser vela que se pone en lo alto, para iluminar a aquellos que en medio de la oscuridad de un mundo que no quiere acercarse a ti,  buscan con sincero corazón al Dios de la vida y de la historia y anhelan tu paz, misericordia y cercanía. Ayúdanos a ser en verdad reflejo de tu acción, a quienes te hemos recibido en el corazón y anhelamos seguirte y servirte en el prójimo, según tú nos ubiques en el lugar que te parece para el bien de quienes lo necesitan. Amén.


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